jay, enmudecido y aún sin poder moverse, ocupó ese corto instante a solas para pensar en todo lo que había ocurrido en un minuto o menos. okay, había llegado súper bien, le iba a decir a la mujer que venía por su bestia pero no la encontraba, y de pronto ella lo había confundido con el novio de jake. eso significaba que jake era gay, ¿cierto?, a menos de que justo hubiese una chica trabajando allí llamada jake y eso lo dudaba mucho. y si jake era gay, ¿tenía novio? porque no creía que la mujer lo hubiese confundido con aquel si es que jake no tuviese. ese simple pensamiento le dio un vuelvo amargo a su estómago y una mueca se instaló en su rostro. si era verdad que jake tenía novio, jay no se metería en la relación por mucho que le encante este castaño y quisiera besarle el rostro y morderle las mejillas mientras le sujetaba la bonita cintura, acariciaba sus cabellos y le susurraba cosas que hacían sonrojar esos cachetes apretables y...

jay se había distraído, sacudió la cabeza, no se metería en una relación ajena

de la misma puerta donde había entrado aquella señora, salió acompañada de jake y casualmente su hermano, ambos tomados de la mano, cuando la mujer le apuntó a si mismo y sus ojos se cruzaron con los de jake, este estaba tan sonrojado y avergonzado que le dio ternura. el rubio sonrió tontamente, saludando con una mano y escuchando el chillido de ni-ki con su nombre, y como su bestia empujaba a unos compañeritos suyos mientras cruzaba el salón y abrazar la delgada pierna de jay tan pronto la tuvo a su alcance

— hey bestia, ¿cómo la pasaste hoy?

preguntó, acariciando el cabello de ni-ki mientras sentía la pequeña naricita refregarse en su pantalón, ni-ki balbuceó un par de cosas completamente feliz, antes de apoyar su barbilla en su muslo y mirarle con una sonrisa abierta hacia arriba, jay le devolvió la sonrisa, y sintiendo una sombra a frente a él, se topó con un avergonzado jake que se tapaba el rostro, y la señora riendo a su lado

— jay... — susurró

— hola, novio — no sabe de dónde sacó la valentía para decir eso, pero al ver como jake apretaba sus labios y sus mejillas rojas a más no poder, y luego volvía a ocultarse detrás de sus manos con la estruendosa risa de la mujer detrás suyo

— ¡lo siento mucho, jovencito! — habló luego la señora, codeando a jake — es que este señorito en la mañana hablaba de un chico exactamente igual a ti con riki, y he pensado que era su novio, ¿a que si, jake?

eso le tomó por sorpresa, tanto que no pudo reprimir una risa nerviosa mientras veía a la mujer alejarse de ellos y como jake temblaba de vergüenza al verse expuesto de tal manera

— perdón, jay... no quería incomodarte — le dijo jake luego de un par de segundos, bajando las manos de su enrojecido rostro y mirando con ojitos de cachorro al sonriente jay que sostenía la manita de un inquieto ni-ki

– mmh... te perdono solamente si me das tu número de teléfono — negoció con una sonrisa socarrona, ¿de donde estaba sacando tanta valentía? lo más probable es que cuando jake desapareciera de su vista, se tiraría al suelo a llorar y a gritar de lo nervioso que estuvo todo ese momento, pero ver la cara de jake a punto de llorar de la vergüenza era demasiado tierno y bonito como para pasar la oportunidad de molestarle un poco, y de paso coquetearle

sacó su teléfono del bolsillo de su chaqueta, desbloqueándolo y colocando el teclado numérico y lo extendió algo temeroso por dentro, si jake le rechazaba toda la barrera de chico cool y confiado que estaba mostrando se iría por el caño y no era para absolutamente nada la idea. jake le miró, a través de esos rulos bonitos y las mejillas sonrojadas, esos ojitos brillantes escaneando su sonrisa y seguramente sus intenciones, hasta que tímido tomó con una de sus manos el teléfono de jay, notando como estos temblaban solo un poquito. los orbes bonitos de jake bajaron hasta el teclado, y luego volvieron a él por un segundo, antes de comenzar a anotar suavemente los pares de números, jay notó la duda en jake sobre si apretar el añadir a contactos, pero finalmente no lo hizo y se lo devolvió a jay mordiéndose el labio

— de verdad lo siento, jay, no quería incomodarte... — volvió a hablar, formando inconscientemente un puchero luego de eso, aquellos labios rosas y bonitos que habían cautivado a jay desde el primero momento extendidos suavemente solo le daban el impulso de tomar ese rostro entre sus manos y juntarlos con los suyos en un beso suave

pero claro, antes de que pudiese hacerlo, sintió un fuerte tirón del lado donde sostenía a ni-ki, y frunciendo el ceño, bajó la vista hasta su hermano, extrañándose al verlo tirado de estómago en el suelo pero sin soltar su mano, su bracito extendido. miró de reojo al castaño, quien soltó una risita al ver al pequeño así.

— ni-ki, ¿que haces? — preguntó jay, zarandeando suavemente ese pequeño y delgado bracito, obtuvo una queja de parte de la bestia y esos piesecitos patalearon suavemente. jay volvió a zarandear el bracito de su hermano, y este alzó la cabeza con un mohín y una expresión que muy seguramente tuvo que haber sido de enojo, pero que solo le dio risa por lo ridículo que podía ser su hermano menor

— ¡me quiero ir! y tú te la pasas baboso por jake hyung — exclamó, sacándole la lengua, jay apretó los labios, y no quiso mirar de vuelta al de orejitas

— muy bien, nos vamos — su voz volvió a salir más aguda de lo normal, se despidió torpemente de jake -como siempre- y jaló a ni-ki hasta el auto tan rápido como sus largas piernas podían, recibiendo quejas de la bestia detrás suyo que por sus cortos pasitos casi arrastraba sus pequeñitas rodillas contra el cemento

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— ni-ki — habló jay 4 horas después, esa misma tarde, mientras ni-ki veía televisión un rato luego de haber cenado, el pequeño estaba con un pijamita de pollito mientras veía los picapiedras y apretaba entre esos pequeños deditos un peluche de pollito que tenía. el niño le miró, con esos grandes ojos que a veces le daban miedo a jay, y se fue a sentar al lado de su hermano — ¿qué estabas hablando con jake sobre mi hoy?

el niño arrugó la nariz, negó con la cabeza y apretujó el peluche contra su pecho, — no puedo decirte, es un jakesecretito — murmuró, volviendo la vista hacia la televisión

¿un "jakesecretito"? jay sonrió ante lo tierno que sonaba eso, pero aún así quería saber

rodó los ojos, — te compro un helado — sobornó, y enseguida ni-ki giró la vista nuevamente hacia él, tan ilusionada y esas largas pestañas que tenía batiendo furiosamente

— ¿de verdad, hyung? ¿de tres copos? — jay asintió, apretando sus labios y sabiendo que su madre lo iba a regañar feo porque ni-ki no podía comer tanta azúcar de una, pero vamos, ¡que el chico que le tenía los sesos jodidos había hablado de él! ni siquiera sabía de qué, tal vez que era un idiota y un bueno para nada con un humor de perros

ni-ki se acomodó, dejando de prestarle atención a la televisión y fijando su vista en su hermano mayor

— jake hyung me preguntó cosas sobre ti, hyung

jay alzó una ceja — ¿ah si? — ni-ki le asintió efusivamente — ¿qué cosas, bestia?

ni-ki pensó un par de segundos, capaz recordando la conversación, antes de abrir su boquita en un pequeño circulo y apretar la sudadera de su hermano con sus manos

— me preguntó la música que te gustaba, color favorito, helado favorito, también qué haces mucho, ¡lo que estudias!, si tenías novia, por qué te teñias como maiz... — jay arrugó la frente al procesar las últimas dos cosas

— repite lo último — le pidió

— que por qué te teñias cómo maiz , y no sé, yo le dije que porque te gustaban mucho y querías lucir como uno

— eso no, ni-ki — jay rió, imaginaba a su hermano diciéndole eso al castaño, ya este riéndose por la estúpida razón que no era para nada cierta — lo de la novia

ni-ki volvió a mirarlo pensativo, hasta que asintió al recordar

— si si, me preguntó, y le dije que no porque una vez le dijiste a mami que te iban más los palos y no tanto los agujeros cuando te preguntó por eso mismo... aún no lo entiendo, hyung, ¿por qué te van los palos?

jay definitivamente quería matar a su hermanito y enterrarlo 7 metros bajo tierra, y de paso él mismo tambien

乘 kindergarten boyWhere stories live. Discover now