22: Escape poco exitoso

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 — Wow— jadeó Harry mientras yo hacia una mueca viéndome las manos manchadas en la sangre de mi amigo.

— Perdió mucha sangre, aun no esta bien—  negué. 

— ¿Que paso?— él vio a Hermione—. Creí que volveríamos a Grimmauld Place.

— Fuimos, si fuimos... pero Yaxley me tenía del brazo y vio donde estabamos... no-no podíamos quedarnos— ella siguió al borde las lágrimas, yo estaba segura de que quería llorar también pero no podía porque estaba tal vez un poquito en shock de ver asi a Ron—. Y nos traje aqui pero... ahora Ron sufrió despartición.

— Pero entonces, ¿dónde está? Espera un momento... No querrás decir que está en Grimmauld Place, ¿no? No puede entrar allí, ¿verdad?

Los ojos de ella brillaron con lágrimas no derramadas mientras asentía.

— Harry, creo que puede, yo... lo obligué a soltarme con una Maldición de Repulsión, pero ya le había metido dentro de la protección del encantamiento Fidelius. Desde que Dumbledore murió, hemos sido Guardianes Secretos, así que le desvelé el secreto, ¿verdad?

Agarre mi varita murmurando un "Aguamenti" limpiándome la sangre de las manos con el chorro de agua que salía de mi varita. Sentía que tenia la cabeza hecha puré y apenas estaba procesando lo que había sucedido. Si ahora Yaxley podía entrar en la casa, de ningún modo podíamos regresar al único lugar seguro que teníamos.

Hice una mueca, era lo mas cercano a un hogar desde ahora, mi preocupación recayó en Kreacher pero como yo era su Ama no tenía que obedecer a ninguno de los mortifagos que llegaran. Asi que fácilmente podría irse a las cocinas de Hogwarts o a otro lugar seguro, o incluso se escondiera en algún lugar secreto de la casa que conocía tan bien.

— ¡Lo siento, lo siento tanto!— mi amiga gimió y yo la vi con lo que trate que fuera una sonrisa.

— No te eches la culpa, no es culpa de nadie excepto los mortifagos. Has hecho un excelente trabajo—  le hablé con suavidad.

Harry metió la mano en su bolsillo y sacó la prótesis de un ojo que se movía por si solo, que solo pude reconocer como el ojo de Ojoloco. Fruncí el ceño, comenzando a preguntar;

— ¿De donde demonios... 

— Umbridge lo colocó en la puerta de su oficina, para espiar a la gente. No podía dejarlo allí... pero así fue como supieron que había intrusos.

— Bueno creo que yo igual debo sacar mi botín de guerra...—  levante mi túnica, sacando la pesada daga de oro que estaba incrustada en rubíes rojos y diamantes que le robe a Lefay.

— ¿Que...

— Es de Morgana, era de su hermana en realidad, solo imagino que la robó de la Isla de Avalon—  respondí—. De entre un montón de otras cosas asumo. 

De entre el susurró del viento que avanzo, Ron gimió y abrió los ojos. Todavía estaba gris y su cara brillaba por el sudor, sonreí un poco y le di un sonoro beso en la frente.

— ¿Cómo te sientes? —susurró Hermione.

— Fatal —dijo Ron con voz ronca, haciendo una mueca de dolor al sentir el brazo dolorido—. ¿Dónde estamos?

—En el bosque donde celebraron la Copa Mundial de Quidditch —dijo Hermione—. Quería algún sitio apartado, oculto, y este fue..

—... el primer lugar en el que pensaste —terminó Harry por ella.

Vi mejor a mi alrededor, recordando la ultima vez que habiamos estado aquí. Como los mortifagos habían avanzado produciendo el terror en masa, corriendo, la gente empujandose unos a otros, la marca tenebrosa en el cielo, la elfina Winkie, como toda la emoción del partido se fue, por Morgana, parecía como si hubiera sido hace eones. 

Laila Scamander Y Las Reliquias De La MuerteWhere stories live. Discover now