Capitulo 1. ¡Fijate!

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Pulsa aquí para empezar a e-¡¡¡Por favor ve!!! ¡Por favor! ¡Por fa!- decía Madeleine con insistencia.

Estábamos en el techo de su camioneta gris, viendo a los chicos jugar, no era idea mía estar ahí...no me interesaba en lo absoluto buscar a un neandertal con las hormonas al cien por ciento...amaba mi soltería y mi libertad de hacer lo que se me placiera, pero en cambio Madeleine se derretía por esos simios.

-¡No!... ¡no lo haré!- dije mirándola con rabia.

-¡vamos nunca te eh pedido nada así antes!- dijo haciendo su carita de perro.

Madeleine era mi mejor amiga en todo el universo...nos conocíamos desde niñas...éramos un poco diferentes pero había algo que nos unía...su cabello era de un negro brillante, sus cejas eran delgadas y bien delineadas, sus pestañas eras inmensas, sus ojos eran de un hermoso color miel y su físico era normal ni muy regordeta ni muy anorexia.

-¡Solo vas pasas por donde ellos sin mirarlos y me compras una botella de agua! ¡Por favor me estoy asando!...-dijo haciendo dramas como siempre.

-Si te estas asando... ¿Por qué no vas tu?- dije mirándola con el ceño fruncido.

-Porque... ¿me estoy asando?- dijo mirándome con el ceño fruncido.

-Esta bien...-dije girando mis ojos y bajando del auto.

Comencé a caminar hacia la maquina expendedora que estaba al otro lado de la cancha de fútbol...no había nadie mas que Madeleine y yo, además de los neandertales...iba renegando durante el camino, cuando la opción de rodear llego a mi mente...sonreí para mi misma y comencé a rodear la cancha...el camino seria un poco mas largo pero con tal de mantener distancia con esos neandertales...esta bien.

Seguía mi camino en silencio hasta que un golpe en mi cabeza me saco de mis pensamiento, mire con ira hacia abajo y ahí había un maldito balón, comencé a escuchar una risa a mi lado derecho donde estaban los neandertales, me gire con ira, tome el balón y camine hacia el imbécil que se reía.

-¡¿Te parece divertido?!- dije entre dientes con una ira indescriptible.

-Si...y mucho-dijo riéndose.

-Mira neandertal...nadie te repito para que tu lento pensamiento campe N A D I E...se burla de mi..-

-Dulzura para tu información no soy un neandertal...¿sabes quien soy?...-

-No me importa quien seas...y me equivoque, un neandertal es mas inteligente que tu...-dije sonriendo falsamente.

-Tu yo mi auto ahora- dijo el chico acercándose ami tomando mi cintura pegándome a el y sonriendo pervertida mente.

-En tus sueños...idiota-dije empujándolo con fuerza.

-Se que quieres, primor- dijo sonriendo.

-sabes que...me largo...no perderé mi tiempo con imbéciles como tu- dije girándome y caminando hacia la maquina expendedora.

-¡Lindo trasero!- grito el chico tras de mi.

-¡Vete al diablo!- dije girando solo si cabeza y enseñándole el dedo de en medio.

Oía su risa el tipo era un gran imbécil, lo peor es que tenia que volver a pasar por ahí para volver a la camioneta, las cosas que hace uno por los amigos. Compre la botella de agua helada, respire hondo y me dispuse a cruzar la cancha.

-¡Mueve lo!...-grito el imbécil.

Rodee los ojos y continué con mi camino, no podía creer lo estúpido que podía llegar a ser ese chico, pero jamas me imagine que terminaría siendo mi todo...cruce toda la cancha sin problema, llegue a la camioneta y Madeline estaba tirada en el techo haciéndose la muerta por el sol...

-Bueno...si Madeline se diseco, me beberé esta agua helada en su honor y me largare de aquí...-dije riendo al final al ver su reacción de golpe.

-¡NO!¡Dámela!- dijo arrebatándome la botella de las manos y habiéndosela como desesperada.

Subimos al auto, madeline lo encendió y nos fuimos de esa maldita cancha, la música se adueño del silencio, aun que no lo había pues Madeline y yo no parábamos de hablar, el camino fue un poco largo pues el trafico nos atrapo, miraba por la ventana tratando de que Madeline se enterara lo que paso con el neandertal pero ella me conocía mejor que nadie y con una sola mirada sabia si ocultaba algo.

-Lindo trasero...-dijo aguantándose la risa.

-¿Que?...- me sobresalte un poco.

-Mueve lo...-dijo carcajeándose.

-¿Lo oíste?...-dije mirando el suelo avergonzada.

-Creo que hasta mi abuela lo escucho...-dijo riendo tan fuerte que hasta se secaba las lagrimas de la risa.

-Es un idiota...-dije cruzándome de brazos

-Pero tiene un cuerpo...para el infarto- dijo riendo.

-Nunca cambias...-dije sonriendo le.

El trafico paso y seguimos hablando de tonterías como siempre, Madeline era tan divertida y alocada, no podía pedir mas para una mejor amiga, mejor dicho una hermana, nos conocíamos desde la primaria, nuestras familias se conocían de pies a cabeza, incluso a los padres de Madeline los llamaba mama y papa pues según madeline me habían adoptado al igual que mis padres a ella. Bailábamos al sonido de la música del auto, cantábamos las letras de memoria a todo pulmón y no evitábamos reír sin control alguno.

-¿Qué te parece si hacemos pijamada en tu casa?

-Claro, mi mamá estará de acuerdo...le encantan tus visitas- dije riendo.scribir

Apostamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora