Única parte.

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Su-hyeok tuvo una idea. Una terrible idea en la que nadie quiso participar, a excepción de Cheong-san que termino arrastrandose solo hacia su propia muerte.

Al principio, Cheong-san casi hasta se convenció de que funcionaria, dentro de todo, después de varios acontecimientos que involucraban zombies suicidas que se lanzaban desde la ventana y que no volvian a entrar porque eran lo suficientemente estúpidos, Su-hyeok pensó que sería buena idea atraer a sus compañeros ya muertos hacia la ventana.

Funciono con los primeros cinco zombies, pero luego todo se salio de control.

Siendo lo más silenciosos posibles, salieron del salón de musica y en un pasillo sorprendentemente vacío, colgaron una cuerda con una campana junto a la ventana para atraer a los zombies. Se subieron a la ventana que estaba a un lado y se sostuvieron de la pared, ya familiarizados con colgar de ésta. Su-hyeok reconsidero pedirle una cita en ese mismo lugar varias veces.

Cuando todos se atoraron en la ventana uno encima de otro, ellos casi no tenían escapatoria ya que seguían llegando más y más zombies.

Cheong-san no lo dijo en ese momento, pero lo estaba insultando mentalmente. Algo le decía a Su-hyeok que lo estaba haciendo.

Cuando pudieron escapar, lo hicieron con una horda de zombies detrás, pero pudieron esconderse a salvo. En una diminuta, apretada y jodidamente incómoda habitación de limpieza.

—¿Y la moraleja aquí es?— cuestiono Cheong-san, entredientes.

—¿Los cuartos con suministros de limpieza son incómodos?— respondió Su-hyeok, algo incomodo ante la penetrante mirada que le perforara el cráneo en cualquier momento.

—¡No! Que eres un estúpido y tus planes son una mierda.— Cheong-san le dio un pequeño golpe en el hombro, aprovechando que se estaba sosteniendo de estos.

Su-hyeok bajo la mirada hacia el cuerpo contrario, ignorando todas y cada una de las quejas ajenas, más concentrando en como su camisa se levantaba, mostrando algo de su abdomen.

En ese mismo momento noto lo cerca que estaban y eso solo lo tentaba. Su-hyeok trago saliva cuando la boca comenzó a hacersele agua.

—¡Su-hyeok, te estoy hablando!— exclamó Cheong-san, volviendo a golpearlo.

Cheong-san quiso alejarse un poco de la puerta en cuanto escucharon a varios zombies chocar contra ella, pero solo consiguió pegarse mas a Su-hyeok.

— Ésta bien, no pueden entrar.— quiso tranquilizarlo con una sonrisa cálida y una suave caricia en su cintura que decidió tomar cuando se le acerco.

—Y nosotros tampoco podemos salir, idiota.— mascullo Cheong-san, apoyando su cabeza en su pecho, rendido.

—Al menos estamos juntos.— Su-hyeok soltó una risita nervioso, intentando verle el lado positivo a todo eso por más que no lo hubiera.

Cheong-san no dijo nada por cinco largos y tortuosos minutos, probablemente pensando en una forma de poder salir de ahí y regresar con los demás.

Su-hyeok por su parte estaba más concentrado en el calor del cuerpo ajeno contra el suyo y tal vez en su trasero del cual tenia una perfecta vista desde esa posición.

Ahora mismo no le importaba mucho los zombies afuera, probablemente el fin del mundo o que sus amigos estuvieran en problemas, solo quería estar con el mismo hombre que estaba apoyado encima suyo.

Nunca tuvo tantas ganas de besarlo, tocarlo y hacer el amor como ese mismo momento, tal vez era por el estrés acumulado y todo lo demás en los últimos dos días, sea cual sea la razón no importaba, porque comenzaba a sentirse caliente y no creía que fuera buena idea tener sexo en ese momento, menos con su novio tan enojado.

Armario.Where stories live. Discover now