Capítulo 1: Tyler

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Caminé hacia ella y la sorprendí por detrás mientras bebía directamente de la botella.

—Mamá siempre me regañaba por hacer eso —bromée.

—¡Tyler!, ¡Dios mío! —me abrazó inmediatamente.

—¿Cómo está Nick?

—Bien, mucho mejor que hace unas semanas —sonrió amargamente.

—Te he echado de menos, Josephine.

Estuvimos abrazados unos minutos hasta que Rosie se puso entre nosotros y yo la cogí en brazos. Estaba helada de frío, pero tenía fiebre. Jo dijo que era por el accidente de su hermano, que la preocupación la había puesto enferma y que el médico no le había encontrado nada. Aún así, se tomó su jarabe para la fiebre y la recosté de nuevo en su cama.

—¿Te quedarás a dormir aquí, tío Tyler? —la pregunta me cogió por sorpresa, pero la verdad es que en casa de mi madre estaría solo y todavía no era seguro que tuviera agua caliente y luz.

—No lo sé, tendrás que preguntárselo a tu madre.

—¿Mamá, puede quedarse a dormir?

—Claro, que duerma en la cama de Nick. Yo voy a ducharme y a cenar, buenas noches —le dio un beso a Rosie y otro a mí.

Los pies me colgaban de la cama, pero había dormido en camas peores, pero nunca en mejor compañía. Miré de nuevo a mi sobrina y me dormí soñando con Val.

A la mañana siguiente la fiebre de Rosie había casi desaparecido, Steve había vuelto de trabajar y Jo había preparado el desayuno. Mientras desayunábamos, no pude evitar pensar en el extraño sueño que había tenido: Val iba a casarse igual que Thomasin, la protagonista del libro. Y yo, igual que Diggory, la estaba ayudando a casarse.

Entonces Jo notó que algo me pasaba e intentó animarme diciéndome que si quería, podía acompañarla a ver a Nick al hospital.

Claro que quería, me moría de ganas.

Me monté en el coche con mi hermana y ella aprovechó la soledad del momento para preguntarme qué me ocurría. Quería mentirle y tenía las excusas perfectas: el volver de la guerra me ha cambiado, echo de menos a mis compañeros, me siento agobiado por el cambio, estoy preocupado por Nick, echo de menos a mamá... Pero no se me ocurrió mentirle, no a Jo. Ella me conocía bastante bien cómo para saber si decía la verdad o no.

—Tengo curiosidad por saber qué ha sido de Val —la expresión de su cara cambió.

—Claro, Val. Debería de haber supuesto que era eso lo que te tenía así.

—¿Y bien?, ¿qué es de ella?

—No lo sé.

—¿Cómo que no lo sabes?

—En serio, ella dejó de venir a casa a visitarnos. Vino al funeral de mamá y desapareció. Me enteré poco después de que había volado a Canadá.

—¿Canadá?

—Sí, por lo visto le surgió un trabajo allí como reportera.

Vaya, me esperaba oír cualquier cosa menos que había dejado el país para irse a Canadá. Entonces se me ocurrió que si había cumplido su sueño de ser reportera, tal vez su nombre saldría en Internet y podría ver el programa donde trabajaba por televisión.

Entramos a la habitación de Nick y él ya estaba despierto, tomando el desayuno. Con unas vendas que le cubrían desde el hombro hasta la muñeca, se recuperaba de una fractura en el hombro derecho donde recibió el golpe. La cadera y la rodilla también habían sufrido golpes, pero afortunadamente su cabeza solo una contusión leve.

La última vez que le vi tenía cuatro años y medio, Jo había quedado embarazada muy joven y se había negado a darlo en adopción teniendo una buena relación con Steve, un trabajo y a mamá. Y cuando terminó sus estudios, ya estaba embarazada de Rosie.

—¿Tío Tyler? —el pequeño no se esperaba que fuese yo, al contrario que a Rosie, nadie le había dicho que yo volvía.

—Hola campeón, ¿como lo llevas?

—Bien, anoche me dolía la pierna pero el doctor dice que estaré bien en unos meses.

—Eso es una buena noticia, ¿no? —asintió.

—Tío Tyler, ¿en la guerra mataste a muchos soldados?

—¡Nick! —Jo le corrigió, pero a mí no me importó contestar.

—Sí, a muchos. Yo mismo estuve a punto de morir cuando nos atacaron en nuestro propio campamento a las afueras de Bagdad.

—¿Nos echaste de menos?

—Todos los días.

Crucé una mirada de complicidad con Jo y salí de la habitación al cabo de una hora y media hablando con Nick sobre la guerra, mis compañeros y su colegio.

Después subí al coche y le pedí a Jo que me dejara en mi casa a fin de poder coger mi maleta de ropa y cambiarme. Ella esperó fuera y volví a montarme cuando salí. No sé porqué pero la idea de compartir casa con mi hermana, Steve y Rosie, me gustaba cada vez más.

Al volver a casa de Jo, corrí hacia su ordenador de mesa donde trabajaba.

Valérie Compton, tecleé.

Me aparecieron varios resultados, pero el que llamó mi atención fue el del canal del programa donde ella trabajaba. En él aparecía una imagen suya con el pelo corto y quizá era cosa de la televisión o de las ropas que llevaba, pero su cuerpo no parecía el mismo, era como si hubiera engordado varios kilos. Aún así, era atractiva. Su madre era india y su padre francés, así que había heredado la belleza india de su madre y unos ojos claros, casi verdes, de su padre.

Seguí mirando por la web y me encontré con que próximamente entrevistarían a Val en otro programa de televisión. La entrevista tendría lugar en un par de días y el objeto de ésta era confirmar la relación de Val con un jugador de baloncesto, el cuál podría ser el padre del hijo que estaba esperando.

Entonces el mundo se me cayó encima.

CanelaWhere stories live. Discover now