Aunque no parezca hemos pasado toda la mañana aquí, ya son casi la una de la tarde y es hora de almorzar así que la madre de mi amigo nos ofrece a todos ir a restaurante que hay cerca.

Jayden acepta por cortesía y yo hago lo mismo después de mi mejor amigo me insistiera en medio de todos.

—Vale —digo evitando que cumpla su locura de arrodillarse en el piso como lo dijo—, iré —el sonríe complacido antes de colgarse de mi hombro hasta que llegamos a la salida.

—Iré en taxi —le aviso a mi amigo besando su mejilla—, nos vemos allá.

El rubio me mira con el ceño fruncido, pero lo ignoro antes de tomar un taxi y subir rápidamente indicándole el lugar al que iremos.

No tardo en llegar y ellos ya están esperando en la entrada, entramos al lugar mientras mi amigo habla sobre cosas que no entiendo junto a Jayden y todos nos ubicamos en una mesa que al parecer ya estaba reservada.

Todos pedimos nuestra comida y la charla es cómoda, me sorprende saber que no solo estamos hablando de negocios. La madre de mi amigo me pregunta sobre mi vida y como me ha estado yendo.

—¿No has hablado con tus padres? —a ella la dejo preguntar lo que quiera porque realmente me apoyó mucho y no considero incómodo que quiera saber un poco más de mi vida estos últimos meses o años.

—En realidad no, hace poco tuve una cena con ellos, pero no salió como esperaba, ya sabe, su mente cerrada es muy aterradora.

—¡Sus padres hicieron comentarios incomodos sobre cómo iba vestida! —reacciona mi amigo molesto, yo lo miro mientras habla.

Nosotros tres nos centramos en una conversación mientras Jayden y el padre de mi amigo en otra. Aunque en realidad puedo ver de reojo como el rubio tiene los ojos puestos en donde estamos hablando y parece un vecino chismoso.

—También le preguntó por Oliver ¿Lo puedes creer? Ese idiota al que solo le quiero romper en mil y un pedazo la maldita... —la oreja de mi amigo es halada y él se queja.

—Sin groserías —lo riñe su madre.

—Ya soy muy adulto mamá, libertad de expresión —dice entornando los ojos.

Yo solo rio un poco mientras niego divertida.

—Es verdad, me preguntaron por él y en realidad fue la cena más incómoda de mi vida —me encojo de hombros frunciendo un poco los labios.

—¿Y por qué sigues yendo cariño?

—Si no lo hago, son capaces de presentarse donde vivo y mucho peor, donde trabajo, no quiero inconvenientes ni situaciones aún más incomodas, prefiero asistir a sus cenas llevarme un par de comentarios asquerosos y fuera de lugar, regresar a casa y seguir con mi vida.

—No deberías aceptar eso, sea la situación que sea —la voz del rubio hace que gire mi rostro rápidamente, él me mira con su gesto de siempre.

—A veces es lo mejor, para a futuro no tener inconvenientes con mi vida —digo simplemente.

Él no dice nada más y sigue centrado en la conversación con el Black mayor.

—Yo creo que tiene razón, no deberías dejar que te traten así —dice Agus.

—Lo mismo pienso —concuerda su madre.

Mis mejillas se calientan al ver que todos piensan lo mismo y yo soy la tonta que deja que sus padres la traten mal solo para no tener problemas.

Los platos de comida llegan y todos comenzamos a probar nuestros platos.

• • • • • •

Regresamos a la oficina y cada uno se puso en lo suyo en su oficina, estoy organizando su horario, como si fuera un niño, pero sé que es mi trabajo así que intento no ponerme de mal humor.

En realidad, intento pensar otra cosa y no sé cómo carajos, pero mis pensamientos terminan derivándose a la noche con Jayden.

Mi rostro se calienta al recordarlo, pero no puedo evitar sentir una leve corriente de excitación al recordar sus labios por todo mi cuerpo y...

Dios mío necesito que me bañen en agua bendita.

Y para colmo el rubio problemático, chismoso, idiota e insoportable entra a mi oficina.

—Buenas... —veo mi reloj que marca las seis de la tarde— tardes ¿Qué desea? —pregunto mirándolo.

—Quería saber si para mañana tengo alguna reunión.

Reviso rápidamente el documento donde adjunté todos los eventos de esta semana y niego.

—No, para mañana no tiene ninguna reunión.

—Bien...

Se queda parado en frente de mi escritorio y mis ojos pasan desde su rostro hacia su camisa que tiene tres botones desabrochados dejando a la vista una parte de su pecho.

Respiro intentando que mis mejillas no se calienten al ver que me mira con una ceja levantada.

Joder ¿En qué momento me convertí en una adolescente que se sonroja por todo?

Mantengo mi gesto serio.

—¿Algo más? —pregunto intentando escapar de la situación, levantándome de mi asiento y caminando hacia la puerta del ascensor.

—Si.

—¿Qué? —pregunto cuando se acerca a toda velocidad a mí y me acorrala en la pared.

¿Qué se supone que hace y por qué no me muevo?

—Creo que quiero follarla señorita Heather. 

Quizás algún díaWhere stories live. Discover now