Pleased to meet you

138 14 8
                                    

— ¡Mira! — Alex arrastró a Eleanor lejos del grupo y le enseñó el folleto. — Aquí dice que estamos cerca del bosque de Ashdown. Podríamos ir luego de almorzar.

— ¡Hey! Estaba escuchando al guía contar datos interesantes sobre cómo levantaron esta maravilla hace unos tres o cuatro siglos atrás — se quejó ella.

— Lamento haber interrumpido tu conexión espiritual con este sitio — soltó Alex, enfurruñado. Eleanor le dio un golpe con el codo en las costillas con una mueca de desagrado.

— No hagas esas bromas — le advirtió y volvió al grupo.

— El no... ¡Yo no quería que sonara así! — protestó el muchacho, dándose cuenta de su poco tino con las palabras y su amiga.

Ella le había dejado claro, tras un tiempo conociéndose, que no le gustaba la espiritualidad ni lo paranormal. Él había entendido que realmente le espantaban esas cosas y, aunque a él le encantaban, procuraba no hacer chistes de ese tipo con ella, pues había notado que aquellas cosas la ponían muy intranquila, aunque él considerara que algunas veces era una exageración.

Luego de maldecirse un par de veces volvió al grupo y se quedó al lado de Eleanor con la boca sellada, dedicándose a escuchar los datos que tanto le gustaban a ella sobre construcción, diseño y otras cosas.

+ + + 

Una vez que terminaron con el interior —evitando el segundo rellano, pues los nuevos dueños tenían ciertas reglas— salieron al jardín; un hermoso y enorme jardín muy bien cuidado hasta la fecha.

— Estos son los arreglos que hizo ese tipo — Eleanor señaló con el dedo hacia ciertos lugares mientras susurraba al oído de Alex.

— ¿El que mató a Jones? — dijo él.

Otro codazo.

— Eso es lo que dicen — se lamentó el pobre. — De todos modos, el arreglo no está tan bonito, si me preguntas.

— Es lo que podían hacer los jardineros en los 60' ¿No? — observó su amiga.

— Bueno vamos, nos estamos quedando atrás y hace mucho calor aquí — pidió Alex y la jaló de un brazo para que volvieran a unirse al grupo, el cual ya caminaba hacia la piscina.

Al llegar al espacio reservado para relajarse y disfrutar de los días del calor en la piscina, Alex quedó impresionado. Si no le interesaba para nada cómo se construían las casas, le encantaban los diseños de las piscinas en las casas antiguas; era como si le estuvieran llamando para que hiciera un clavado y se sumergiera en las aguas más profundas.

Eleanor, por su parte, miró primero lo que rodeaba el lugar: unas dos sillas para recostarse y un toldo bajo el cual ponerse a la sombra. Todo estaba bastante bien ubicado para ser funcional al área y las plantas hacían lucir el lugar como un sitio idílico.

Su maravilla acabó cuando miró hacia el fondo de la piscina y, en vez de un celeste que reflejaba el sol de aquella mañana, vio a una persona.

— Hay alguien en el agua — dijo, no muy alto, sin poder creerlo aún como para despertar del estupor en el que se sumergió. Alex y un par de personas próximas a ella la escucharon y la miraron con extrañeza.

— ¿Qué quieres dec...? — preguntó Alex, atentamente.

— ¡Hay alguien en el agua! — gritó, apuntando hacia el lugar exacto en donde estaba el cuerpo de un hombre que no se movía. — ¡Hagan algo! ¿Cómo cayó? ¿Cuándo?

Y, en el momento en el que la joven comenzó a dar señales de hiperventilar y entrar en una crisis, Alex tuvo que intervenir y tomarla entre sus brazos.

Sympathy for the devil || Brian JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora