Capítulo 2

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Mi rebelde conducta en Historia ameritaba una hora en la oficina del señor Finnecky, así que me quedé hablando con su linda secretaria, la señorita Ellie Keely. Resultó ser que su novio no había recordado su mesiversario y ella estaba sumamente enojada.

-Me buscaré otro que esté más bueno.

Así que, esa fue mi gran hora de Español; mi trasero aplastado contra las sillas acolchonadas y escuchar la chillona voz de Ellie quejándose de Brant. Pobre tipo, me dio lástima.

Cuando por fin terminó mi castigo era la hora del almuerzo, me iba a ir directo a la cafetería cuando vi a la rubia de Charlie parloteando con Gwen acerca de que era absurdo que no legalizaran el matrimonio homosexual.

-Los cristianos y toda la Iglesia pone el grito en el cielo a los gays, pero si leyeran su estúpida Biblia completa, se darían cuenta que se habla mucho peor del divorcio.

Dijo mientras me acercaba por atrás de ella. Gwen alzó sus ojos cafés y me divisó. Puso los ojos en blanco, lo que hizo que Charlie diera media vuelta y me viera, ella sonrió en mi dirección para después volver a Gwen y darle un beso en la mejilla, después se marchó a su taquilla. Y Gwen volteó para abrir la suya.

-Tienes una excelente puntería - me apoyé en el casillero continuo-. ¿Te lo han dicho?

Gwen respondió sin honrarme con su mirada.

-Simplemente lanzó mejor que tú- hizo quién sabe qué en su taquilla y después la cerró-. Con permiso.

Le cerré el paso. Ella se enojó.

Déjenme decirles que si de por sí la Gwen neutral es linda, la Gwen enojada es adorable.

-Quita tu maldita existencia de mi puto camino, McVey.

Trató de pasarme, pero vamos, soy Hasso McVey y nadie me pasa.

-No voy a quitar mi hermosa existencia de tu camino.

Gwen dio una vuelta en su lugar desesperada, estaba hecha una furia y yo me estaba divirtiendo con esto. Al final fue un poco más rápida que yo, pero sólo un poco, ya que cuando se estaba marchando la atrapé con un intento de abrazo. Recibí varios golpes en el estómago.

Entonces Gwen miró a su alrededor y fue consiente de que todos los ojos estaban en nosotros dos.

-Hassiel -dijo un poco más pegada a mí-. Hassiel, todos nos están mirando.

Reí, no podía creer que estaba nerviosa.

-Lo sé, te dejaré ir si me dejas sentarme en la cafetería contigo y seguir con esta fascinante charla.

No se lo pensó dos veces.

-Trato.

La solté de mala gana, pero le agarré la muñeca.

-Te veo en cinco, elige una linda mesa para ambos.

Y le volví a dar un guiño.

Y ella puso los ojos en blanco.

Gwen estaba sentada en una de las mesas del centro con una charola que contenía un jugo de naranja con un sándwich y una manzana roja. Sonreí. La mayoría de los estudiantes habían observado nuestro pequeño espectáculo previo al almuerzo, así que primero la miraban a ella y después a mí; me acerqué a su mesa y me senté a un lado de ella empujándola con mis caderas. Ni se inmutó. Se metió un mechón de cabello castaño detrás de su oreja y fue cuando me di cuenta que traía audífonos.

Bien, ahora, tomen aire. Porque estoy apunto de contarles algo loco.

Ella seguía con la mirada fija en su charola y le hacía el feo al pobre emparedado, así que me armé de valor y dije que cualquier golpe sería bienvenido por lo que estaba a punto de hacer.

Tomé el auricular de su oreja izquierda y le di un beso en su mejilla.

Gwen me miró indignada.

-¿Acabas de quitarme un audífono?

Empecé a reír.

-¡Eres increíble! -me puse el auricular en mi oreja derecha-.Te doy un beso y no te enojas, pero te quito un auricular y se empieza la tercera guerra mundial.

Hizo una mala cara y volvió a mirar a su charola, tomó la manzana y comenzó a mordisquearla. En sus audífonos sonaba One Last Time, una letra sencilla, así que comencé a cantarla y sentí las miradas de todos en la cafetería, pero la única persona que quería que me mirara no lo hacía, así que canté aún más alto. Gwen casi se atraganta al oír mis aullidos.

-¡Por el amor de Dios, cállate Hasso!

Sonreí. Era la primera vez que me llamaba Hasso, pero no paré de cantar.

-Baby I don't care if you got her in your heart...

Esperé pacientemente a que ella continuará, pero no lo hizo. Así que repetí la línea unas cuatro veces más hasta que ella se hartó y la completó.

-All I really care is you wake up in my arms.

Seguí con la canción, aunque ahora sonaba Doing it y eso era un problema ya que confundía las letras, pero Gwen amablemente le puso pausa para que pudiera terminar de cantar. Y cuando lo hice ella tenía una sonrisa en su cara, pero no era una sonrisa coqueta, era su verdadera sonrisa la cual era demasiado grande para su rostro; y yo le di mi sonrisa verdadera.

Y esa fue la primera sonrisa que compartimos.

Aviones de papel.Where stories live. Discover now