—¿Y por que no te gusta?, ¿es incómoda?

Negué

—¿Los cinturones te lastiman?

Volví a negar

—Entonces no le veo el problema, ¿o acaso te da miedo estar ahí tu solita corazón? O es que es demaciado alta para ti

No podía creer lo fácil que me había hecho cambiar de opinión destrullo algo de mi orgullo y eso dolió. Negué por tercera vez esta vez Roja de la vergüenza y tanto el como Felipe se veían satisfechos.

—Bueno entonces ya vamos a comer si no se va a hacer más tarde y tenemos una rutina planeada para ti— decia Felipe de nuevo dejando un toque en la punta de mi nariz con su dedo. Dejó frente a mi un plato de plástico con diseño infantil con una especie de papilla color verde al ver esto negué rápidamente. —vamos princesa papi lo preparó con mucho cariño para ti— volvió a hablar Felipe mientras me ponía un babero.

—¿Qué es?—dije apuntando a esa cosa color verde que parecía tener pedacitos de brócoli arriba.

—Es crema de brocoli— respondio mientras acercaba una silla a mi y tomaba una cuchara de plástico que iba a juego con el plato. Tomó una cucharada y la acercó a mi boca

—P-puedo comer sola— dije mirando mal a esa cosa verde.

— Vamos nena, dejame hacer esto, ¿si?— decia Felipe en tono suplicante. No quería ponerme difícil así que lenta y dudosamente abri la boca. Felipe aprovechó y rápidamente metió aquella cuchara con la crema. No queria admitirlo pero estaba muy buena y creo que Felipe lo noto ya que lo pregunto con una gran sonrisa satisfactoria. —¿Esta buena corazón?—.
Asenti sintiendo mis mejillas calientes, seguramente estaba sonrojada.

Después de un rato, finalmente había terminado de comer, Felipe me limpio la boca con un pequeño trapito húmedo y fue a dejar el plato al fregadero cuando volvió trajo con el un vasito entrenador con lo que parecía jugó, lo dejó en la charola de la sillita y me indicó que tomara por lo menos dos sorbos mientras se sentaba con Daniel a comer por lo que veía ellos comían pescado con verduras salteadas, si no fuera por que la crema me había gustado y por que estaba llena hubiera protestado pero solo me resigne a tomarme el jugó.

Pasaron unos diez minutos y porfin aquellos dos habían terminado pero no debi cantar victoria tan rápidamente ya que me dijeron que esperará un poco más en lo que recogían la cocina, yo era una persona muy paciente y no me aburría muy seguido pero sin duda ya queria salir de aquella sillita alta.
Después de un par de minutos por fin Daniel me saco de ahí y me colocó en su cadera, yo casi por instinto recargue mi cabeza en su hombro. Estaba muy comoda y relajada hasta que senti como apretaba mi trasero suavemente.

—¿Q-que estas haciendo?—

—Revisandote, ¿no has hecho del baño corazón?—.

—¡¿Q-que?! Q-quiero decir, n-no tengo que usarlo aún verdad— conteste nerviosa

— Por supuesto que si Pao, dijimos que hoy probariamos de todo, ya si de verdad no estas cómoda con esto— dijo dando palmadas en el pañal— te daremos tiempo para que te acostumbres, ¿pero como sabrás si no te gusta si no lo has probado? Baje mi mirada, solo asenti sonrojada y escondiendo mi cara en su cuello, no queria hacer mis necesidades en aquel pañal pero era verdad lo que decia Daniel, ¿como sabría que no me gusta si no lo intento?

—Bueno ya termine de limpiar la barra y la sillita de Pao, así que... ¿que quieres hacer ahora princesa?— apareció Felipe uniéndose a la conversación y gracias al cielo cambiando de tema

—¿Podemos ver una película?— sugerí tímidamente

—Claro que si mi cielo vamos— Respondió Daniel.
Caminamos hacia la Sala, y cuando digo caminamos me refiero a los chicos caminando y yo en los brazos de Daniel ya que no me queria bajar, bueno tampoco es que yo quisiera bajarme.
Daniel se sentó en el sofá y a mi me acomodo en su regazo, mientras que Felipe se sentaba a un lado nuestro recargando su cabeza en el hombro de Daniel. —Bueno nena ¿que quieres ver? — pregunto Felipe poniendo Netflix en la tele. —Mmm, No se, podemos ver esa— dije apuntando a una que decía Ponyo y el secreto de la sirenita.

una little inusual Where stories live. Discover now