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La iluminación, los colores, la pose, todo...dejo atónito a Gonzalo, sin poder despegar su vista del joven de ojos avellanas, tan solo se encuentra en un lugar vacío donde solo puede apreciar tal belleza exótica. En el mundo real podemos contemplar a Andrés ya de pie, despolvoreando su vestuario, levanto su cabeza poniéndose recto, miro a los jóvenes con una mueca de disgusto, sabe perfectamente quienes son.

-De todas las personas que me pude haber encontrado, tuvieron que ser vosotros...- Dijo con tonada hostil entrecerrando sus ojos para una mirada más agresiva, Ramón expuso una mueca con repugnancia retrocediendo un poco, la mirada penetrante de Andrés lo hacía sentirse incómodo.

El joven de cabello shiraz oscuro solo se encuentra aturdido por la estética del contrario, el cual sintió la inquebrantable mirada de Gonzalo y observándolo con desconfianza.

-¿Y a ti que?¿El choque te dejo más imbécil de lo que estabas?- habló sin dejar esa tonada agresiva, pero no obtuvo ni una reacción de Gonzalo, Andrés tan solo emitió un pequeño «tsh...».

Tomo su casco. Antes de ponérselo con su mano llevo su cabello hacia atrás, haciendo un movimiento de cabeza la cuál llevo a que nuevamente viese a Gonzalo, percatándose que aún lo ve.

-Dile a tu amiguito que deje de verme así- fijo el casco en su cabeza para así esconder su belleza, levantó su bicicleta y se subió en ella. -Tengo que irme, no pierdo tiempo con idiotas- Manifestó acompañadas de unas risas descaradas, molestando más al albino.

Sin más Andrés se fue, perdiéndose de la vista de Gonzalo. Ramón colocó una de sus manos en su cadera y miró con desagradó como se iba.

-Como lo odio...siempre con esa vibra de niño de papi- Hizo rodar sus ojos, miró a su compañero el cual tiene la mirada perdida. -¡Ey tu!- Chasqueo sus dedos llamando la atención de Gonzalo.

-¿Eh?...¿Qué pasa?- salió de su trance, miro a su alrededor en buscá de aquel de ojos avellanas.

-No pierdas tu tiempo, ya se fue, ven...vámonos- habló el albino acto seguido subió al asiento delantero del auto, Gonzalo quedó con la vista pérdida por unos segundos para ya después copiar el mismo acto que su amigo, el auto dio marcha y el jóven de cabellera shiraz condujo hasta la preparatoria.

«...»

Gonzalo permanece en su clase de artes, con la función de dibujar a una jóven la cuál se encuentra enfrente de todos los alumnos: una jóven de piel morena, ojos verdes, abundante cabello azabache y luciendo una bata blanca; en una pose muy simple de ilustrar.
Todos con la inspiración y trazando con pasión, todos menos nuestro protagonista. Los trazos eran incorrectos o muy rectos, el boceto no salía de lo esperado, la joven de ojos verdes noto la tensión de Gonzalo, observando como tomaba el borrador y lo estrellaba con la hoja, borrando una y otra vez. No podía dejar de pensar en el menor de ojos avellanas, conteniendo las ganas de plasmar su belleza en una hoja, pero tenía que dibujar a ya nombrada jóven...de esta forma consiguió estresarse, acaparando la atención no solo de la mujer sino de su profesor. La hora finalizo, los estudiantes se marcharon, cada uno de ellos entregó su obra recibiendo la aprobación de su profesor, Gonzalo es el último, con temblor y vergüenza por no haber terminado. El señor tomo la hoja de las manos del joven, al ver su ilustración quedo callado, Gonzalo es uno de sus mejores estudiantes, nunca antes tuvo problemas con dibujar. Su rostro cambio drásticamente a uno indefinible, lentamente miró al jóven, le devolvió su hoja sin decir nada Gonzalo la tomó y apartó su vista.

-Gonzalo, sé que a veces no tenemos inspiraciones y eso nos impide realizar nuestros trabajos, pero no dejes que eso te desanime- habló con voz dulce colocando una de sus manos en el hombro del menor. -Te he observado en la clase, vi como tachabas unas y otra vez tu hoja, como la borrabas. Si hay algo que te molesta o te sucede algo, sabes que puedes contar conmigo- le otorgo una sonrisa amigable, Gonzalo solo asintió y tomó sus cosas para salir lo más rápido posible.
Planeo ir al salón de ensayo para así ponerse a formular un diseño del jóven de ojos avellanas, aquella postura de cuando el menor se izo su cabello con el casto en manos es simplemente inolvidable, como un chicle que se adhiere a tu zapato. Como el sol había golpeado el rostro del menor y hacía relucir sus ojos, los detalles faciales, aquellos labios entre abiertos y su mirada que petrificaba...simplemente perfecto.

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⏰ Última actualización: Feb 05, 2022 ⏰

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Amor deportivo © ˢᵖᵃʳᵗᵒʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora