Honestamente no me pareció tan malo que solo tuviera que observar mientras las otras hacía ejercicio, Mina estuvo atenta todo el tiempo, no me hablaba pero sabía que no me podía mover hasta que todas hubieran terminado.

Una vez que la última chica acabó volvimos a la formación, todas se veían completamente agotadas, me hubiera sentido mal si no pensara que así habría terminado yo. Suspiré esperando a que Mina hablara.

-¡Atención!- todas lo hicimos- Pueden agradecerle a la Soldado Yoo por esta enriquecedora sesión de trabajo físico, espero que mañana no se vuelva a repetir- miró su reloj, debían ser aproximadamente las 6 de la tarde- pueden ir a comer y después a ducharse, estaré pasando dentro de 3 horas por el camarote- me dio una última mirada antes de irse.

Nos dirigimos en silencio hasta el comedor, todas se alejaron de mí sin darme ni siquiera una mirada. La comida no era tan mala como esperaba, es más, era bastante deliciosa. Una vez acabé decidí dirigirme al camarote donde habían varias chicas organizando sus cosas para tomar una ducha.

Caminé tranquilamente hasta mi cama cuando sentí unas manos que me agarraron por los hombros y me estrellaron con fuerza contra la pared, perdí el aire por unos segundos antes de observar a la autora de mi dolor.

-Cabo primero, Chou- dije con una sonrisa a pesar del dolor- ¿puedo hacer algo por usted?- me respondió con un golpe en la boca del estómago que me hizo doblar.

-Escúchame bien Yoo, no sé de donde carajos saliste y porque estás aquí, pero si crees que puedes hacer pagar a los demás por tu miserable vida estas muy equivocada- me volvió a enderezar golpeando nuevamente mi espalda contra la pared, solté un gemido por el dolor- vuelves a hacer que nos castiguen y te juro que la próxima vez no vas a poder levantarte.

Me soltó para salir de la habitación con las demás chicas, que no hace falta decir, no hicieron nada para detener el asalto. Al parecer todas compartían la misma opinión. Intenté contener mis lágrimas de la frustración. No podía creer que me habían golpeado por eso, no era como si no hicieran ejercicio nunca.

Caminé lentamente hacia mi cama, me dolía bastante el abdomen. De repente me sentí increíble molesta con mis padres, con Mina, con Kim, con Chou, joder ¿dijo que tenía una vida miserable? Le voy a enseñar lo que es ser miserable. Decidida salí hacia el baño con mis cosas para dame una ducha, había sido un día horrible.

Las duchas eran del tipo en el que puede ver a las demás bañándose si eres lo suficiente indecorosa para fijarte, cabinas que cubrían nada más lo necesario y dejaban al descubierto de los hombros para arriba. Decidí que no quería más problemas hoy así que me bañe en silencio e ignorando todo a mí alrededor. Cuando llegué al camarote, todas estaban vestidas con los pijamas que daba la academia, horribles por cierto, se quedaron heladas cuando me vieron entrar con mi vestido rosa pálido.

-¿Qué carajos traes puesto?- preguntó Chou.

-Es un Louis Vuitton, ¿te gusta?- le sonreí amablemente.

-No te pregunte la estúpida marca Yoo- parecía a punto de explotar- cámbiate ahora mismo.

-¿Estúpida marca?- la miré indignada- ¿acaso no sabes que este vestido vale más que todo lo que tienes en tu inmundo baúl?

-Yoo, te juro que si no te pones el pijama ahora mismo...- se vio interrumpida cuando la puerta se abrió.

Me giré para encontrarme a Mina mirándome con una ceja levantada, bajo su mirada hacia su reloj y luego paso su mirada por toda la habitación. Tuve la inteligencia de caminar hasta mi puesto al lado de mi cama sintiendo la penetrante mirada de la pelinegra en mi espalda. Puse mis cosas sobre el baúl y me paré en la posición requerida decidiendo no mirarla.

-Soldado Yoo- me sorprendió que no usara su tono demandante- supongo que usted es el tipo de persona que no le importa lo que le pase a los demás a su alrededor, porque si fuera así tendría la vestimenta apropiada- gire mi cabeza para mirarla, había fuego en sus ojos.

-Supones bien- me encogí de hombros- y no veo que de inapropiado tiene un Louis Vuitton, aunque supongo que los militares no saben mucho de marcas de ropa- solté con sarcasmo, mi paciencia había explotado, esta gente pensaba que uno llega a un lugar sabiendo exactamente qué hacer, nadie se había tomado la molestia de explicarme bien las cosas y estaba demasiado irritada porque todos me reclamaran por cosas que se supone debería saber pero no sabía.

-Cabo primero, Chou.

-Sí, mi Sargento- podía notar que tenía los puños fuertemente apretados en la espalda, tragué duro.

-Pensé que le había explicado bien a la Soldado Yoo las normas del camarote...- no la dejé continuar con su estúpido jueguito de echarle la culpa a los demás solo para que me odiaran.

-A ver- ¿paciencia? ¿Sentido común? ¿Qué mierda es eso?, caminé lentamente hasta quedar al frente de Mina- ¿podrías dejar de hacer eso?, es irritante y considero también, bastante inmaduro.

-¿A qué se refiere, Soldado?- su tono era tan frio que mi piel se erizó, podía ver que estaba muy  pero muy enojada.

-¿Y dónde quedó el Yoo?, bah, eso no importa- tomé un respiro- todas ustedes piensan que porque estoy aquí sé exactamente que hacer o que decir. Déjame decirte que están equivocadas y si piensas que uno aprende en un par de horas todo lo que se debe saber sobre sus ridículas normas de comportamiento y de su molesta forma de hablar eres una...- me callé antes de maldecir, volví a respirar fuertemente- No estoy aquí por mi decisión, así que haznos un favor a todas y dígale a la Coronel que no me quiere aquí.

Ella me miró por lo que parecieron horas, pero me negaba a apartar la mirada. Mina entrecerró los ojos y suspiró fuertemente como si estuviera calmando su ira.

-Sé que no está aquí porque quiere, Soldado. La Coronel me dijo que iba a intentar que la sacara, pero déjame decirte que eso no va a pasar. Ahora es parte de mi pelotón y mi escuadrón, va a tener que atenerte a todas las normas por las buenas o por las malas, usted decide, eso no me importa- Me rodeo para caminar por la habitación, ninguna de las demás presentes se había movido.

-Te sugiero- otra vez con esas estúpidas sugerencias, se las pueden meter por el...- que te aprendas lo básico para mañana, porque gracias a ti van a tener nuevamente entrenamiento extra- camino hasta la puerta y se giró hacia nosotras- ¡Atención!, mañana tendrán clases de combate extra, y si la Soldado Yoo no ha aprendido a contestar apropiadamente seré yo contra la que ustedes se enfrenten- dicho esto salió de la habitación dejándonos en un incómodo silencio.

Antes de que pudiera siquiera dar dos pasos sentí un fuerte golpe en la cara que me tiró al suelo, levanté la cabeza mareada buscando a mi atacante, vaya sorpresa Chou.

-Te lo advertí Yoo- se sentó en mi abdomen y me empezó a repartir golpes que intenté parar como pude- ahora me vas a escuchar y te vas a meter en tu hueca cabeza la forma correcta de contestar y las normas de comportamiento en el camarote- otro golpe más que me dio en el mentón desorientándome momentáneamente.

-Jódete- solté mientras escupía la sangre que había empezado a salir por mi labio partido, me negaba a dejarme doblegar por estas brutas.

-Cabo primero Chou, deje que me encargue de ella- Kim había parado la lluvia de golpes, le agradecí mentalmente.

-Toda tuya- se levantó dejándome adolorida, humillada y molesta en el suelo- suerte, la vas a necesitar.

No recuerdo mucho más después de eso, caí en un oscuro y pesado sueño del cual seguramente no me iba a levantar.

Mi Sargento. (Jeongmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora