22- No todo es color rosa [1997]

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Lisseth Scamander:

Una de las cosas que jamás me perdoné durante mis 12 años en Azkaban, fue que no pude ver a Alice.
Alice Longbottom, Fortescue de soltera... Mi antigua compañera de habitación.

Quien hubiera pensado que de aquel grupo de 4 chicas... Sólo quedaban 2.

—Hola, querida.

Luego de varias misiones de la orden, decidí darme un tiempo para ir a visitarla a San Mungo.

Me dolía verla así.

Ya no habían rastros de aquella chica tímida que le encantaba hablar cuando tomaba confianza, de aquella quien me soportaba los berrinches, de aquella niña que me daba chocolates cada vez que me enojaba.

Alice y Frank Longbottom compartían una habitación, cada uno tenía camas diferentes, pero seguían estando juntos.

Mientras Sirius terminaba algunos papeleos antes de ver a su amigo, tomé asiento junto a la cama de mi amiga.

—Te traje chocolates —Dije acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja—.

Ella tenía la mirada perdida.

Sabía que no me reconocía.

—Mi pequeña Alice... Soy yo... Liss... Lisseth Scamander —Solté una lágrima—, fuimos compañeras en Hogwarts, ambas pertenecemos a Gryffindor...

Nuestros ojos hicieron contacto, y recordé que cada mañana de clases, después de haber llorado toda la noche, ella acomodaba mis cosas y me ayudaba en las clases.

Tal vez no podría hacer lo mismo, pero estaba dispuesta a apoyarla.

—Eran tus favoritos —Le tendí la caja mientras abría un chocolate—. Tu amabas esta marca Muggle, porque fue el primer regalo que te dió Frank.

Sonreí ante aquel recuerdo.

Ella abría la envoltura, y noté que guardó la funda en un gabinete.

—Neville... —Susurró por primera vez—.

—Tu niño es todo un Longbottom —Sonreí—, debes estar muy orgullosa de él.

Sentí a Canuto entrar al otro lado de la habitación, trayendo consigo a Frank, quién se sentó al lado de su esposa.

—Ha habido mejoría en los últimos años —Comentó una enfermera—. Por ocasiones, suelen recordar a su familia.

—Eso es bueno, chicos —Habló mi esposo tratando de darles ánimo—. Tal vez... Luego... Cuando se recuperen, retomemos nuestras viejas costumbres.

Frank frunció el ceño en señal de confusión.

—Querido amigo —Sonrió—, recuerdo que mientras todos dormían, nosotros nos escabullimos con las chicas y... ¡Auch!

—Cierra la boca, Sirius.

Golpee a mi esposo con fuerza, evitando dar detalles frente a la enfermera.

—Puedo... ¿Puedo peinarte?

Me sorprendí cuando Alice habló.
Ella solía hacerlo siempre.

—Por supuesto —Levanté mi mirada—, sería un gran honor que lo volvieras a hacer.

La castaña me invitó a tomar asiento junto a ella y empezó a tararear una canción, mientras peinaba mi cabello.

El resultado fue una hermosa trenza, y cuando me ví al espejo aguanté todas las ganas del mundo para salir corriendo a llorar.

Era el peinado que le hacía únicamente a Lily.

𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘 𝑨𝒏𝒅 𝑴𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔✨𝑺𝒊𝒓𝒊𝒖𝒔 𝑩𝒍𝒂𝒄𝒌✨Where stories live. Discover now