25| Nunca subestimes a un Feller

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—Dinero. Fuiste a darles dinero —corregí.

Hizo un ademán con su mano.

—Sinónimos.

No pude irme con la consciencia tranquila. Sabía que algo me ocultaba y quedarme aquí sentado rogándole a que me lo diga iba a terminar en la nada. Señaló la puerta y sonreí.

—Tengo cosas que hacer. Tu madre te espera con el desayuno.

—Tienes razón —dije mirando mi reloj —. Mejor le pregunto a mi madre. Seguro ella me dice la verdad de lo que hablaron con Astrid.

Me levanté al mismo tiempo que él. Sus pupilas dilatadas me gritaban con furia. El sudor apareció en su frente mostrándome que estaba ganando esto. Le echó un vistazo a la puerta y apoyó sus manos en el escritorio.

—¿Ocurre algo? —pregunté con sarcasmo.

—Si eres inteligente, cerrarás tu boca y harás vista gorda de lo que pasó —susurró.

Justo lo que deseaba escuchar.

Ser un Feller no solo requería ser una buena imagen y saber de negocios. Ser un Feller también significaba actuar como uno, saber dónde atacar y cuándo. Era lo único que agradecía a mis padres.

—No tienes que subestimarme, papá —pronuncié su rol como una burla. . Pasé mi dedo por el contorno de su escritorio, siguiendo el camino hasta llegar a su lado. Compartíamos la misma altura como nuestras mismas intenciones.

—Nunca lo hice. Llevas mi sangre después de todo. —Por cómo lo dijo, pareció que había dicho una maldición. Y creo que lo era.

—Entonces no creo que haya necesidad de tomarme por idiota, ¿verdad? —pregunté en un susurro.

Halton alzó su mirada y pude ver miedo en ellos. La curiosidad tomaba mi cuerpo y mete cada vez más al límite.

—Si de verdad quieres preguntarle a tu madre, hazlo. No voy a detenerte. —Irguió su espalda y se acercó a mi rostro como si las paredes tuvieran oídos y tenía miedo de que sus palabras lleguen a oídos equivocados —Pero si te importa Clara y no estás con un capricho, no dirás ni una palabra y olvidarás esto.

Estaba dispuesto a contradecirlo, a decirle que me importaba una mierda lo que él pedía. Muy pocas veces en mi vida pude discutir con Halton y ganar. Era demasiado tentador arruinar su secreto. Él lo hizo millones de veces. Y allí estaba, rogándome por mi silencio.

—¿Qué tiene que ver Clara en todo esto?

Ladeó su cabeza.

—Tampoco responderé preguntas. Tienes que confiar en mí.

Una risa seca salió de mi garganta. Me alejé de él y lo señalé.

—Dieciocho años de mi vida y esa palabra no tiene significado en nuestra familia. De nuevo, no me trates de idiota.

—Lo sé. Pero no tienes otra opción.

—Eso no lo decides tú, para tu desgracia —repliqué.

Sostuvimos nuestras miradas. Conociéndolo, sabía que no iba a obtener otra cosa que su ruego. Todavía sentía la adrenalina en mis venas. Nunca tuve tanto poder sobre Halton. Me di por vencido. Eso no significaba confiar en él. Lo observaría desde lejos. Caminé hacia la puerta y me detuve al abrirla.

—¿Eres inteligente o volveré a decepcionarme?

Sonreí.

—Eres afortunado de tener un hijo nada parecido a tu esposa o hijo mayor. Llevaré tu apellido, tu sangre, pero nunca le haré honor a estos.

Amar a un élite ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora