Capítulo siete

2.2K 99 3
                                    

Faltaban pocos días para el baile de mi hermana, claro que tengo vestidos, pero quería uno nuevo que nadie haya visto, así que fui hacia la boutique de madame Catherine, sus vestidos son preciosos.

—Buenos días Vizcondesa.

—Buen día madame Catherine.

—Debe haber venido por su vestido, me da gusto de decirle que ya está listo —Aquella mujer me dió una sonrisa orgullosa —Es el mejor vestido que pude haber hecho.

—¿Quien le pidió ese vestido?

—Su esposo, mando a un mozo y me pidió confeccionar un vestido, pero creo que se equivocó de medidas, por eso me gustaría que se lo probará primero.

—Por supuesto.

Que Matthew haya mandado hacer un vestido para mí sería muy raro, no digo que mi esposo no me de regalos, pero no es común que lo haga a menudo.

Cuando entre al salón donde aquel vestido se encontraba, vi que era muy hermoso, era rosa claro con oro, tenía encajé, tenía mangas que llegaban a la altura de los codos y tenían encaje alrededor.

El vestido era precioso, era elegante, pero estaba segura que no mando hacerlo para mí, ya que siempre uso colores fríos.

—Su esposo me mandó diferentes medidas, así que no estaba segura, esas medidas son de alguien muy joven.

—¿En serio?

—Si, así que, si no le molesta —Acerco el vestido 

—Claro.

Cuando termine de ponerme el vestido la modista me dijo que había usado mi antiguas medidas, ya que las nuevas medidas eran casi iguales a cuando tenía 18 años.

—Mi esposo debió mandar mis antiguas medidas.

—No se preocupe Vizcondesa, los hombre son bastante torpes hoy en día.

—Si, lo son, y dígame ¿quien fue el que le trajo las medidas?

—Era un joven, un sirviente.

—Ya veo.

—Se verá muy hermosa con este vestido en el baile.

—Si, pero aún así quiero pedirle otro vestido.

—¿Otro vestido?

—Si, quiero que sea marrón, sencillo, nada vanidoso, perfecto para una criada.

—No quiero ofenderla, pero ¿por que me pide un vestido tan humilde?

—Es para un criada, y usted hace vestidos de tan buena calidad que se que le durará mucho tiempo.

—Entiendo, solo necesito sus medidas.

—Puede usar la que mi esposo le dió, ella es joven.

—Claro vizcondesa.

—Entregue ese vestido al sirviente que pidio este.

—Por supuesto...

Mientras iba en el carruaje de regreso a casa, comencé a pensar que este vestido sería para ella, yo me encargo del registro del dinero y en el hace falta mucho.
Matthew debe gastar dinero en ella, pues los vestidos de esta boutique no son nada baratos.

Su nueva amante debe ser una noble, eso explicaría lo ostentoso de este vestido, se llevará una sorpresa amarga cuando lleguen a sus manos un vestido tan humilde como ese.
¿Cómo una noble sería capaz de recibir un regalo tan barato como un vestido de criada?

Tal vez soy igual que todas las mujeres, una patética esposa que solo busca hacerle la vida imposible al amante de su esposo.
No espero conocerla pero también quiero que sepa que yo soy la esposa y que burlarse de mí no le dejará nada bueno, nada más que humillaciones.

En cuanto llegué a casa fui recibida por mi frío y detestable esposo.

—¿Saliste?

—Fui a recoger un vestido que había mandado hacer a La boutique.

—¿No tenías más vestidos?

—Sí pero este baile no es una cena cualquiera.

—Sé que no, pero no era necesario comprar un vestido nuevo.

—Para mí sí era necesario, esta es la primera vez que mi hermana me invita a una cena tan importante como esta.

—Eres demasiado vanidosa, una buena esposa no debería gastar tanto dinero así.

Estaba a punto de reclamarle el hecho de que él había comprado un vestido tan costoso para una de sus muchas amantes ¿Qué derecho tenía él a juzgarme? Yo no soy la que estaba siendo adúltera.

—Gaste en este vestido lo mismo que tú gastas en todas esas prostitutas de burdel.

—Bueno al menos gasto el dinero en mujeres y no en estúpidos vestidos ostentosos.

—A veces me sorprende como un hombre puede ser tan repulsivo a tan corta edad.

—Recuerda que sigo siendo mayor que tú.

—¿Y de qué te ha servido ser mayor que yo? Más que avergonzarte a ti mismo por tu inmadurez y falta de atención.

—¿Crees que me muero por tu atención? tengo la atención de miles de mujeres mejores que tú.

—Miles de mujeres, que solo te buscan por tu dinero, ¿crees que ellas te aman? Ninguna sería capaz de amar a alguien tan patético.

𝓤𝓷 𝓑𝓾𝓮𝓷 𝓜𝓪𝓽𝓻𝓲𝓶𝓸𝓷𝓲𝓸 {Nueva Edición}Where stories live. Discover now