Los brazos a los que te aferras

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—¿Qué pasa pequeño?

—No encuentro a mi hermano —me fijo en sus ojos color marrón y por su aspecto no parece tener más de cinco años.

—¿Qué edad tiene?

—Diecisiete. Dijeron que lo vería aquí.

—Debe estar en el pasillo de allá. ¿Quieres que te acompañe? —señalo con mi mano completa una dirección y el pequeño asiente.

Caminamos de la mano hasta la habitación donde se encuentran el segundo grupo de mayor edad.

—¡Dion! —al vernos entrar, un joven se acerca de inmediato y abraza a su hermano al caer de rodillas frente a él.

—Yo me hago cargo majestad —me indica un soldado en el lugar.

—Gracias.

—Majestad, ya han traído las bancas —otro hombre y otra tarea llegan a mí.

—El marqués de Lafayette ya llegó caballeros, démosle un descanso a la reina —a nuestro lado percibo la voz de d'Eon que no me permite decir nada—. Vamos pajarita.

Subimos hasta la biblioteca donde nos encontramos solos.

—Eres la reina, podrías liberarte de todo esto pajarita.

—Yo propuse todo esto.

Aunque me sonríe no puedo evitar sentirme mal por todo lo que ha pasado con d'Eon

—Sobre lo del otro día... —no puedo seguir cuando él interviene.

—No tienes nada que explicar pajarita.

—Pero yo-

(Aunque lo intento, no tengo manera de explicarlo ahora mismo.)

—Si insistes podremos encontrar un mejor momento, ¿no lo crees personita? —como acostumbra se muestra animado.

—Claro.

—Ahora te dejaré un momento pajarita, hay muchas cosas que tratar hoy.

—Antes de que te vayas d'Eon, me informaron que el rey ya volvió a Versalles.

—Y pensar que su majestad se libra de todo este ajetreo, gracias por avisarme personita —se despide de mí antes de salir por la puerta principal de la biblioteca.

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Pasaron dos horas, desde la ventana puedo ver a las diversas carretas que traen niños muy pequeños. Algunos heridos o mutilados, jóvenes con la ropa desgarrada o asustadas. Es difícil ver esta parte de Francia después de acostumbrarme a todo lo que me ofrece Versalles.

Este solo es el primer paso.

Aunque trato de repetírmelo una y otra vez, la simple idea de pensar en cómo es que esto ha perdurado, que pasarán siglos y aun así nada de esto va a desaparecer, que habrá miles de vidas inocentes sufriendo sin importar la época, es doloroso.

Hace tiempo Luis me escribió una carta donde me dijo que él había hecho lo posible para darme una vida sin preocupaciones, y creo que se trata de la vida con la que cualquiera soñaría, pero el precio de tenerla es a la larga olvidarse de un mundo que necesita ayuda, y sé que ambos lo hemos entendido.

Pude haber dejado la historia correr y simplemente desaparecer, o quizá marcharme antes de que ocurriera, aun así me quedé aquí, ¿pero por qué alguien se quedaría? Esa respuesta puede que sea diferente para cada quién. A veces me olvidó por momentos de dónde vengo, de dónde es que aprendí las cosas que están «mal» o «bien», si mis ideales son diferentes a los de Francia, entonces ¿soy egoísta o bondadosa al querer cambiarlo? Un día habrá dos guerras mundiales, tráfico de especies y humanos, masacres estudiantiles, dictaduras, cerca de ocho mil millones de personas en el mundo y armas que podrían masacrar a esas ocho mil millones de personas decenas de veces.

Reescribiré Nuestra Historia [Lafayette X Ti] Dress Up! Time PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora