Mi pulso aceleró intrépidamente cuando tomé el celular y comencé a discar su número. Contestó al segundo tono, sin titubear.

F: ¡Rachel! ¿Cómo estás, cariño?

Escuchar que me llamara de esa manera me dio náuseas y quise ser dura con él.

R: No soy tu cariño, Finn. Necesito que vengas al hospital, tenemos que hablar.

Quinn me miraba ansiosa y preocupada, le devolví la misma mirada.

F: ¿El hospital? ¿Qué haces ahí? ¿Estás bien?

Tragué saliva y tomé aire antes de hablar.

R: Sí, estoy bien. Acabo de tener familia y quiero hacerte un anuncio personalmente, no quiero que sepas esto por celular.

F: ¿Nuestra hija está bien?

No supe que responder. Quería decirle que no era su hija pero tampoco quise decirle que estaba bien, así que opté por la opción fácil.

R: Tienes media hora para llegar o te diré por celular y creeme que no te gustará. Estoy en la habitación 215, segundo piso, área de maternidad.

Con las manos temblando, me apresuré a cortar la llamada. Lancé el aparato sobre la cama y me agarré la cabeza con las manos. Sentí unos brazos envolverme y no era mi chica, era mi papá Hiriam. Le había entregado a Lzzy a papi y se acercó para abrazarme. Me limpié unas lágrimas que acababan de caer y Lzzy comenzó a llorar.

H: Lzzy puede sentir tu estrés, debes calmarte. Les hará mal a las dos, hija.

Asentí y al notar que mi hija no dejaba de llorar le hice seña a papi para que me la entregara. Al tenerla entre mis brazos le comencé a dar pecho y traté de calmarme para no transmitirle mis nervios. Quinn se acomodó junto a mí mientras mis padres observaban a Lzzy quedarse dormida con ternura.

Todo eso se quebró cuando la puerta de la habitación se abrió para dejar entrar a Finn. ¡Había llegado en menos de diez minutos! Me quedé sin aire y su cara se transformó al ver a Quinn a mi lado. El odio estaba bien claro en su rostro pero cambió a emoción cuando mi papá Hiriam se giró a verlo y dejó que Lzzy se viera en mis brazos. Una sonrisa estúpida se formó en él y comenzó a acercarse.

L: ¡Ahí es dónde te detienes, muchacho!

Le dijo papi y él lo miró extrañez.

F: ¡Esa es mi hija! ¿Por qué voy a alejarme? ¡Es ella la que debe alejarse de mi mujer y mi hija!

Sentí como Quinn se tensionaba a mi lado pero le apreté la mano para que no se moviera de mi lado. Le hice seña para que me diera el documento donde dice que ella es la madre y se lo entregué a Finn.

R: Leé eso, Finn.

Tomó el papel y al leerlo comenzó a reírse.

F: ¿Creen que soy tan estúpido como para creer en este papel? Es mujer, es imposible que sea la madre como Rachel.

Q: No es imposible porque no soy mujer, idiota.

La cara de Finn era un poema. Quedó en shock y no sabía cómo aguantar la risa, ahora seguro creía que Quinn es travesti o algo así.

F: ¿Qué? ¿Eres un hombre?

Q: No, soy intersexual. Lo que significa que no soy ni hombre, ni mujer.

Le dijo Quinn orgullosa y con una sonrisa de oreja a oreja. Decidí seguir yo.

R: Finn, cuando lo hice contigo ya estaba embarazada. No sabía nada pero anoche rompí bolsa y la doctora me confirmó que estaba de nueve meses, no de seis.

Amor en Londres (Faberry)Where stories live. Discover now