Capítulo seis

Começar do início
                                    

Siempre tuyo M.L.

Puse la carta en un sobre y llame a mi sirviente de confianza.

—Toma, llévale esto a la señorita Jane, confío en que conoces dónde está la posada.

—Lo se Vizconde.

—Y si aún no es muy tarde ve y pide un vestido a esa boutique dónde todas las damas van y compran sus vestidos.

—¿Quiere que vaya con Madame Catherine?

—Si, y pídele que prepare un hermoso vestido con las últimas medidas que le di.

—Si señor, la Vizcondesa se pondrá muy contenta cuando le de ese regalo.

—No es para la Vizcondesa.

—Disculpe...

—No lo sabías, pero a partir de ahora por favor ahórrate esos comentarios.

—Disculpe mi imprudencia.

—Ya puedes irte.

Salí con la carta en manos. Desde que soy niño siempre trabaje en casa de gente "noble" y entre más cercanos te haces a ellos más cosas descubres, amoríos, estafas, etc...

—¡Hey! Tú...-Escuche como alguien me llamaba —¡Oye tú! —Me di la vuelta y ví a una señorita corriendo hacia mi —¿Para quien es la carta?

—¿Que?

—¿Para quien es la carta que tienes en la manos?

—Es del Vizconde.

—¿A dónde la llevas?

—Eso no es asunto tuyo, deberías volver y atender a tu Lady.

—Porque me preocupa mi Lady vengo y te pregunto para quien es.

—No puedo decirte para quien es, porque ni siquiera yo lo sé.

—¿Y a dónde la llevas? —Seguia insistiendo mientras caminaba rápido detrás de mi.

—A una posada niña...

—Mi nombre es Lucy.

—Bueno, Lucy, déjame en paz, solo estoy haciendo mi trabajo.

—¿El Vizconde le es infiel?

Está niña era insistente, pero para ya nadie era secreto que el vizconde se metía con infinidad de mujeres.

—Bueno... Deberías regresar y preguntarle tu misma al Vizconde.

—Te lo pregunto a ti porque el siempre te confía los asuntos, mi Lady se ha dado cuenta que se gasta mucho dinero, y tu eres el único que podría tener las cuentas del Vizconde.

—Escucha tu y yo somos simples sirvientes, lo que está gente haga no nos importa, no nos pagan para meternos en sus asuntos, si vienes a mi para que te dé algún tipo de información te aseguro que no te diré absolutamente nada, así que mejor vuelve a tu trabajo.

—La vizcondesa está muy triste por el trato que ese hombre le da ¿No te da pena la angustia de una pobre mujer? ¿Eres tú también de ese tipo de hombre?

—Esta carta es para una mujer ¿Contenta?

—No aún no, ¿Cómo es ella?

—Nunca la he visto.


—Eso es imposible, ¿Cómo puedes entregar cartas sin haberla visto nunca?

—Se las dejo al casero, no se las doy en persona.

—¿Cuál es su sistema?

—Sistema.

—Si como se encarga de las tres al mismo tiempo.

—¿De quién más estamos hablando?

—De esa mujer que vino a cenar con su esposo.

—¿La baronesa?

—Esa.

Ella, de ella no te diré absolutamente nada.

—¡¿Por qué!?

—Ya te dije lo suficiente niña.

—Pero eso...

—¡Lucy! -escuchamos el grito de alguien desde la casa. -¡Lucy, ven aquí!

—¡Ya voy señora Margareth! -Volvio a centrar su atención en mi- Está no será la última vez que me veas.

—Creeme que no estoy tan ansioso como tu por repetir estos acercamientos.

—Bueno, pronto te va a gustar, ahora tengo que irme pero te volveré abordar.

—Claro...

Me di la vuelta mientras caminaba rápido, solo ví una vez hacia atrás para prestarle mejor atención, se veía que tenía quince o dieciséis años, era pequeña y pelirroja, y se levantaba el vestido mientras corría hacia la casa de nuevo, no pude evitar reír al ver esa acción.

𝓤𝓷 𝓑𝓾𝓮𝓷 𝓜𝓪𝓽𝓻𝓲𝓶𝓸𝓷𝓲𝓸 {Nueva Edición}Onde histórias criam vida. Descubra agora