El regaño fue el esperado, y el castigo, lo merecido: expulsado una semana entera. A su madre le dará un infarto.

Se sentó en la calle con la mochila colgando de un solo hombro, esperando la llegada de Enrico con desesperación. Apenas su hermano estacionó el auto frente a él y bajó el vidrio para dirigirle una mirada furiosa, Edmund solo pudo decir:

-Lo sé, Enrico. Lo siento.

-¿Dónde está Tai?

-En clase de química. Piensa que me expulsaron por su culpa.

-¿También expulsaron a James?

-No, solo a mí-Edmund se levantó de la calle y intentó subir al auto-. Enrico, vamos, quítale el seguro.

-¿Qué crees que haces?

-¿Subo al auto?-responde Edmund con obviedad.

-¡¿Y por qué mierda subes al auto?!

-Yo...-Edmund quedó repentinamente impresionado. Enrico seguía furioso, su angelical semblante ahora era demoníaco, acaba de decir una grosería y le había gritado...¡Enrico estaba furioso hasta los huevos! Edmund nunca lo había visto así. Se le pusieron los pelos de punta.

Enrico se bajó del auto, sujetando a Edmund por la muñeca.

-Llévame a tu salón de clases.

Edmund no se atrevió a replicar. Lo guió en silencio hasta que se detuvo frente a la puerta.

-Es aquí-le dijo.

Enrico, al segundo, patea la puerta como si fuera un jodido asalto. La profesora y los compañeros de clases de Edmund pegan un brinco.

-¡Señor Favino!-la profesora se lleva la mano al pecho, como si quisiera comprobar que todavía tiene un corazón latente.

Enrico la ignoró por completo. Caminó como la propia muerte hasta detenerse en el pupitre vacío de Edmund, y justo detrás estaba James, todo golpeado y el doble de asustado ante la severa mirada de Enrico. James abrió la boca para hablar, pero nada salió...Enrico tomó el pupitre de Edmund y lo lanzó con fuerza contra la ventana, rompiendo los vidrios, generando los gritos aterrados de los alumnos y que James se orinara los pantalones. Enrico miró fijamente los ojos azules del aterrado chico para decir una cosa:

-Eso mismo te va a pasar a ti si sigues atormentando a mi hermano.

Y sin más abandonó el salón de clases. Edmund siguió a su hermano con la cara tallada en sorpresa, y Tai, que se les unió enseguida, estaba boquiabierto. Una vez en el auto, Edmund fue el primero en hablar.

-¡Gracias, Enrico! Ahora por tu culpa tendré que sentarme en el piso la semana que viene.

-"Gracias, hermano, por salvarme el culo cada día, te amo, te prepararé la cena esta noche"-dice Enrico, imitando la voz de Edmund-. Supongo que eso fue lo que trataste de decir, ¿Cierto?

-No soy tu jodida esposa.

-Aún así es lo menos que puedes hacer por mí. De nada. Me gustan mucho las hamburguesas, tenlo en cuenta a la hora de cocinar.

-Serás imbe...

-¿Vieron que James se orinó el pantalón?-Tai se echa a reír.

De repente, Edmund y Enrico también se ríen, y el ambiente en el auto adquiere un toque de felicidad.

-Eddie, la próxima vez que ese idiota te haga molestar, pero molestar en serio, míralo fijamente a los ojos y dile...

-"Lo mismo te va a pasar a ti"-dice Tai, y finge un temblor-. Se va a cagar encima.

Más allá de este mundo (Libro I)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin