Tercera cachetada mental. Esta vez vino con un suspiro desamparado.

Ahora su atención la atrapó el cabello de Techno. El largo cabello rosa, para la pena del rubio, estaba recogido en un rodete¹ mal hecho. Aún podía ver como varios de los cabellos estaban estaban sueltos y descansaban tranquilamente sobre los anchos hombros del más alto. Siempre llamó la atención de Dream el peculiar color que este poseía, inicialmente pensaba que se lo teñía, pero tiempo después se vino a enterar que el afamado anarquista era un híbrido de piglin, lo cual hacia sentido... De alguna forma. ¿Era un cambia formas, no? ¿Entonces su cabello se vería igual de brillante y sedoso? ¿Caería sobre su espalda como una tranquila cascada que relucía con cada movimiento? De repente, un cosquilleo en los dedos de Dream apareció. Quería sentir el cabello rosado.

Cuarta cachetada. Tal vez su mente se estaba yendo demasiado lejos.

La profunda voz de Techno retumbó en los oídos del rubio, recordándole dónde debía estar su cabeza. Duró poco la atención que le estaba prestando a la historia, que por ahora había aparecido una tal Elizabeth con intenciones de atacar a Julieta. No, no quería prestar atención al dramático giro, quería mirar a los labios del hombre frente a él. Dejaban escapar las dulces palabras que embelesaban los oídos de Dream, boqueando con total seriedad cómo Steve entraba en acción y salvaba a Julieta. Era un espectáculo que el rubio no quería olvidar, deseaba con todas sus fuerzas recordar la forma de aquellos labios, cómo se recogían, dónde se hacían pequeñas arrugas, como sus colmillos a veces punzaban suavemente su labio inferior, como su lengua a veces los trazaba rápidamente hidratándolos. El rubio inconscientemente repitió el gesto, agradeciendo al dios que lo escuche por permitirle tenerle tan cerca, una situación que no se daba muy seguido.

Antes de darse su quinta cachetada mental, decidió que se daría el gusto de terminar su recorrido apreciando su parte favorita de cerca. Sus ojos. Usualmente, la mitad superior de su rostro estaba escondido bajo una máscara, ¿cómo no? El personaje por el que había caído era un teatra dramático de corazón, obviamente iba a llevar un atuendo exótico. No era la primera vez que lo veía sin ella, claro, ni la primera vez que lo tenía tan cerca. Lo que lo hacía diferente el día de hoy era la tranquilidad que estaba plantada en cada fibra de su ser. Su mirada no era aquella inyectada en éxtasis por ser participe de una pelea, o aquella ansiosa por saciar su sed de sangre, las que Dream había visto anteriormente. La de hoy era una mirada relajada, recogiéndose levemente solo para dar un detalle de la historia con más impacto, encogiendo su nariz recta junto a su ceño. Sus iris azules reflejando pequeños destellos amarillos, los rayos de luz que lograban colarse entre sus pestañas ansiosos por pintar aquel azul cielo, ni una pizca de rojo. ¿Podría ver alguna vez si sus ojos reflejaban verde? Quería que aquellos orbes lo miraran a él y solo a él, tal vez Dream también lograría pintar de verde las lagunas celestes.

Y la quinta cachetada se abrió paso más grande y fuerte que las demás. Como si el pelirrosa hubiera escuchado los pensamientos del rubio al pie de la letra, estaba mirando fijamente a los ojos de Dream, a través de la máscara.

—¿Por qué no estás mirando?— Dijo en un tono de voz duro el pelirrosa, haciendo referencia al plato con galletas destrozadas.

—Sí estoy mirando.

—Estás mirándome a mí.

—Puedes bajar tu ego un momento, Techno. No puedes saber si te estoy mirando a ti

—Lo estás haciendo— Y Dream estaba acorralado una vez más por no poner su atención dónde debía. —Sabes, si te quitaras la máscara podría saber cuándo no estás poniendo atención, podría notarlo más rápido a que si llevas eso puesto

—No tiene sentido que sepas o no eso— Intentó defenderse el rubio

—Pf. Claro que sí, te llamaría más seguido si lo noto— Techno alzó una mano en dirección a la máscara —Y así entenderías la historia— Cuatro dedos sobre la superficie blanca de la máscara y un pulgar colándose por el borde inferior de esta, rozando con la uña una barba que comenzaba a crecer. Dream deseó poder sentir la calidez directamente en su piel.

Solo a ti - Dreamnoblade Donde viven las historias. Descúbrelo ahora