Reflejo

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- ¡Porque eres una gafe!- agarró a Powder con furia de la barbilla y la obligó a mirarla a los ojos. – ¡Mylo tenía razón!

No podía pensar, el golpeteo de las gotas de lluvia era ensordecedor, caía sobre ellas incesante arrastrando la mugre y restos del polvo de la explosión que cubría a ambas, pero no era suficiente. No podía borrar lo que había ocurrido. Era demasiado tarde.

Vi sentía la rabia consumiéndola, la mano le ardía y podía ver la mejilla de su hermana enrojecida e hinchada justo donde su palma había impactado contra ella. Powder lloraba desconsolada, los sollozos sacudían su figura menuda haciéndola temblar sin control.

- ¡Violet, por favor!

La lluvia se entremezclaba con sus lágrimas y la sangre que había comenzado a brotar de su nariz. Vi se miró la mano; los nudillos entumecidos y llenos de suciedad; las vendas que cubrían su mano manchadas con la sangre de su hermana. Su hermana. ¿Qué había hecho? Se apartó de ella horrorizada.

La escena parpadeó y cambió. Se encontraba en un puente en llamas; el humo intoxicando la atmósfera, impidiéndole respirar; cadáveres desperdigados a ambos lados mientras ella avanzaba despacio en medio del horror aferrando con fuerza la mano de Powder, que cantaba una melodía dulce que no casaba con la pesadilla que las rodeaba. Oía ruidos de disparos de fondo, golpes secos de cuerpos al desplomarse sobre el asfalto; el olor a carne quemada en el ambiente. Notó cómo la bilis ascendía por su garganta. Cerró los ojos un momento y en esa fracción de segundo el puente se esfumó, y sintió la mano de su hermana desvanecerse. El pánico la invadió.

- ¡Powder! ¡Powder, ¿dónde estás?! – se giró desesperada intentando buscarla por todos lados, sin éxito.

La oyó cantar de nuevo, la misma melodía, pero el sonido había cambiado. Corrió tras el eco de su voz hasta que distinguió una figura de espaldas. Era ella, pero ya no era una niña. Podía distinguir tatuajes de nubes azules resplandeciendo sobre su pálida piel mientras levantaba el brazo. Sostenía una pistola. Vi notó cómo un nudo se formaba en su garganta, un presentimiento de que algo no iba bien. Vio a Powder apuntando a una sombra arrodillada delante de ella. El ruido del disparo se superpuso con su canción. Salió corriendo hacia ella.

- ¡Powder!- la llamó. Casi la había alcanzado, notaba su pulso acelerado por la anticipación. Por fin la había encontrado, después de tanto tiempo...

Powder se giró entonces para mirarla. Una sonrisa radiante se extendió por su rostro al reconocerla; los ojos le brillaban, reflejaban la luz que impactaba en el metal de su pistola.

- Sabría que vendrías – le dijo con dulzura.

Vi alzó la mano para acariciar su mejilla, como había hecho infinidad de veces cuando eran pequeñas; la apartó cubierta de sangre. Goteaba de su rostro al suelo, formando un charco que se acumulaba bajo la figura inmóvil que yacía delante de ella. Le dio un vuelco el corazón.

Era Caitlyn.


- ¡¡No!!- exclamó mientras despertaba de golpe.

Todavíapodía escuchar el fantasma del disparo resonando en sus oídos, superponiéndosecon su respiración entrecortada. Había sido una pesadilla, solo eso. Exhalóaliviada mientras bajaba lentamente el brazo que había extendido en un intentopor detener a su hermana en el sueño. Se llevó la mano a la cara, apartando losmechones de cabello empapados en sudor que habían quedado pegados a su frente.

Vi miróhacia el ventanal y se dio cuenta de que era noche cerrada. ¿Qué hora era? Norecordaba cuándo se había dormido. La lluvia golpeteaba los cristales de lahabitación; había comenzado a mediatarde y no se había detenido. Cerró los ojos con fuerza en un intento pordespejarse. Todavía podía notar el corazón latiendo desbocado, intentandosalírsele del pecho. Se apoyó en el cabecero de la cama todavía alterada. Podíaoír la respiración profunda de Caitlyn junto a ella. La miró un momento. Seguíadurmiendo plácidamente, sin percatarse de nada; su pecho subía y bajabalentamente al tiempo de sus suaves ronquidos. Nada podía perturbarla,exactamente igual que cuando estaba despierta, pensó Vi mientras esbozaba unamedia sonrisa.

ReflectionWhere stories live. Discover now