No habló, no me detuvo al hablar y contarle todo lo que había padecido por ellos y mi padre. Le agradecía como se limitaba a centrar su mirada en mis pequeños ojos que, cada vez que mi boca se abría para expulsar una mínima frase, se llenaban se lagrimas.

Boquiabierto, sin desviar la mirada de mis pupilas dilatadas y escuchando todo lo que le decía sin objetar, sacudió su cabeza desviando sus ojos a la playa.

- Dios mío.

Fue lo único que salió de su boca y con un movimiento brusco descendió del coche.

Sin saber que hacer copie su acto. Abrí la puerta y junto al viento que circulaba por la zona, camine hasta rodear la parte delantera del vehículo y quedar a solo unos extensos centímetros de su lado.

Lo divisaba desde la lejanía. Tenía un poco de desconfianza y eso hacía que me quedara lejos de él, pues por algún motivo estaba actuando cesante. Eren llevó ambas manos a su nuca y al juntarlas se dispuso a mirar como las gaviotas posaban sobre las rocas que eran golpeadas por el agua cristalina.

- Por esta misma reacción tenía miedo de decirte lo que sucedía. – Confesé y mi labio tiritó, obligándome a colocar las manos en los bolsillos delanteros de mi abrigo.

El rubio dejó caer sus manos y volteó indiferente.

- ¿Miedo? – Pregunto sarcástico y se acercó expedito – Es lo que menos debes tener conmigo, Samanta. De haber sabido todo lo que te estaba ocurriendo te podría haber ayudado.

- No es tan simple...

- Te podría haber ayudado desde antes de saber que ese Pierce estaba en San Francisco. – Me detuvo a medio hablar y su disgusto mezclado con decepción invadió nuestro espacio personal – Claro, con razón actuabas tan extraño después de que fuimos a la discoteca.

Recordó y me obligue a rememorar todo lo que había sucedido en este corto tiempo donde había visto a Dereck en uno de los palcos de la discoteca.

- Entiende que no quería involucrarte en esto - Eleve la voz y su rostro se endureció.

- Y tú entiende que ya estoy involucrado desde hace mucho tiempo con ese desgraciado, y ayudarte no haría la diferencia.

Sentí su cercanía, como una intimidación directa pero manteniendo la compostura. Se alejó para aproximarse al coche y apoyar toda su ancha espalda contra una de las puertas cerradas. Manteniendo mis pies firmes sobre el cemento, como si estuvieran clavados en ese sitio, mi memoria se iluminó recordando el momento exacto en donde Eren tomaba por la fuerza a Dereck creyendo que era su gemelo. Solté una pequeña risita para mí misma sabiendo que nos encontrábamos en el mismo lugar que eso había sucedido y a la par, saber que él no tenia conocimiento en ese momento sobre un posible gemelo.

- Recuerdo exactamente cuándo amenazaste a Dereck pensando que era Zack... - Rememore en voz alta. No sabía si la mueca en mis labios era una pequeña sonrisa de gracia o desgracia.

Ahora que ya le había relatado toda la historia antigua que volvía a repetirse, Eren ya estaba al tanto de que los gemelos Pierce podían ser destructivos, pero separados podían causar un problema aun mayor.

- ¿Sabes que fue lo mas cómico de todo esto? – Me preguntó y me miró por unos efímeros segundos - Que Zack tuviera un gemelo, y tú estés enamorada de la persona que te destrozó la vida.

Aquellas palabras me habían dado un pequeño golpe en el pecho. Sentí el dolor, sentí como mi cuerpo se descompensaba al igual que todo a mí alrededor. Era cierto, todo era tan cierto y a pesar de que lo aceptaba, aun muy en mi interior ya no dolía, mas bien, ardía.

Suplicarás © (2)Where stories live. Discover now