Negó con la cabeza para luego decir:

-Prefiero pagar el triple a que te atendían como a una oveja preñada.

-¿Y eso que tiene que ver?

-Porque en los hospitales públicos no hay la misma atención que tiene un médico a domicilio, particular. A lo que me refiero, cariño, te atienden por orden de llegada, no te tratan muy bien que se diga y prefiero que te atiendan en casa, un médico que conozco de años y trabajaba con mi padre.

-Igual no todos los hospitales son así.

-Anna, ya, déjalo para otro momento. ¿Quieres recostarte mientras esperamos?

Asentí mientras Cole me observaba con suma curiosidad, el tampoco comprendía el por qué de mis síntomas nada comunes en una embarazada, o por lo menos, nosotros no sabíamos si eran o no, comunes.

-¿Puedes encender el aire acondicionado?-pregunté apoyando la cabeza sobre la almohada.

Cole se puso de pie y sentí sus pasos alejarse mientras yo cerraba mis ojos con delicadeza. Acto seguido, posé mis pies sobre la cama y alejé la molesta sábana de encima de mí.

-Gracias-dije en un susurro.

Solté todo el aire que retenían mis pulmones, cuando sentí el aire frío vagar por la habitación. Cole se sentó a mi lado y luego, ya no recuerdo. El sueño y el mal estar se apoderaron de mi cuerpo, para hacerme quedar dormida en menos de diez minutos.

-Anna, cariño, Marck está aquí-susurró a mi oído.

Abrí mis ojos y me encontré con la dulce mirada de Cole. Me sonrió levemente y se apartó de allí cuando yo me disponía a apoyar el peso de mi cuerpo, sobre mis codos.

-Va a revisarte ahora, pero, puedes quedarte recostada-me avisó Cole-. O en todo caso, siéntate con los pies estirados sobre la cama.

Preferí la segunda opción y me senté como Cole había indicado. Vi a un hombre robusto buscando algo en un pequeño bolso negro. Alzó la vista y sonrió con suma delicadeza.

-Buenas noches, o buen día, como usted prefiera-bromeó.

Cole largó una casi inaudible carcajada y observó al hombre que, al parecer, se llamaba Marck.

-Marck, ella es mi esposa, Anna Crawford, Anna, él es Marck.

-Es un gusto-dijo Marck.

-El gusto es mío-murmuré casi sin ser escuchada.

Cole suspiró y luego de pasar su mirada por mi rostro, la volvió a Marck. El hombre se enderezó y caminó hacia mí. Cole se acomodó a un lado de la cama y se apoyó sobre la mesa de noche.

-¿Qué es exactamente lo que sientes?-preguntó.

-Tengo repentinos mareos, un calor que no soporto y siento asco de gran variedad de olores.

-¿Has devuelto muy seguido?-preguntó.

-Si, demasiado para mi gusto.

-¿La última vez?

-Anoche cuando me iba a dormir.

-Bien-dijo y desvió la mirada por un momento-. Cole ha comentado que tienes dudas sobre estar embarazada.

-Si-asentí rápidamente. Me observó esperando a que continuara-. Pensé que esos mareos, las devoluciones y que el estomago se me revuelve, era solo por algo que me había hecho mal, pero saqué las cuentas y hace hasta más de un mes que no tengo el periodo.

-Bueno, yo no puedo decirte que lo estés o que no-respondió-. Pero, es lo más probable. Deberías ir al hospital más de mañana.

-Si, le dije que íbamos a ir, pero se despertó sintiéndose mal y preferí llamarte a ti-explicó Cole.

La Bella y la BestiaWhere stories live. Discover now