Vigilae

Salón Para Suicidas

Hoy sí había clases,
Sólo que el profesor quería dormír un poco más.
Ese chico en realidad si tiene lápiz,
Pero decidió no echarlo en la mochila.
En ella carga todos sus problemas y piensa que si algún día no la trae quizás pueda prestar más atención.

Te rodeas de personas que ya no desean aprender.
Te enseñan tanta mediocridad que hasta te sientes la única persona conciente.
La lección más grande que he aprendido la olvidé hace poco.
De todo lo que sabemos
No va haber nada que hable de nosotros,
Porque hemos aprendido a pensar en los demás,
Pero no hemos tomado el tiempo de pensar como los demás.

Al final es nuestra culpa,
Muy tuya y muy mía.
Dañamos a alguien que ya se dañaba a si mismo.
Está cansado de escribir en la pizarra y sólo quiere escribirle a alguien que no lo leerá nunca más.
Las cartas no se pueden enviar al cielo.
El sueño no se puede reponer de día.

¿Qué le pasa al techo?
¿Por qué no deja de llamarme?
En una habitación llena de personas como yo me siento vacío,
Más vacío que mis cuadernos.
La portada de este libro roto necesita de donde sostenerse.
Sus hojas están regadas por todo el salón,
¡Pero aún así sirve!
Sólo que ni él se da cuenta.

Volver a casa donde no hay motivos para seguir vivo,
Prácticamente a morir de nuevo.
Siguiendo esa rutina por obligación,
No por responsabilidad.
Los ojos de estos chicos necesitan dormir,
Pero cuando es hora de dormir necesitan estudiar.
Si crees que ya aprendiste lo suficiente como para humillar a alguien es porque aun no sabes nada.

Si los intentos suicidas funcionaran,
La mitad del salón estuviera vacío.

- Montes de Oca