Error 404. Not Found.

88 3 0
                                        

El tiempo seguía pasando y ambos éramos consumidos por los mismos demonios.
Recuerdo bien aquel día, tenía una fiesta del colegio a la cual quería asistir, me sentía un poco mal ese día pero no dejé siquiera que eso me impidiese ir. Él actuó un poco extraño cuando le dije, su respuesta fue un - No-. Debo admitir que no pude evitar soltar una carcajada, ya que no esperaba un permiso, era más bien un aviso. Jamás le había visto de esa forma, comenzó a llamarme de formas que lograron ponerme bastante molesto; sus labios pronunciaban ferozmente -NO IRÁS, NO, PORQUE SÉ QUE CONOCERÁS A OTROS CHICOS Y A MÍ ME DEJARÁS AQUÍ, SOLO. ME DEJARÁS-.
-No te dejaría, no lo haría ni aunque mi vida ahora dependiera de eso- pensaba. No quise responder, me limité a hacerlo, sólo apreté los puños y caminé de prisa por la calle, él seguía a mi lado, él siguió mis apurados pasos hasta que llegué a casa, no dije nada. Ni siquiera me despedí de él. Sólo tomé el móvil, presioné en grabar y dejé que mis palabras fluyeran, dejé que mi corazón dijera cuánto lo quería, cuán feliz me hacía. Envié aquella nota de voz y no esperé respuesta. Me arreglé y fui a la fiesta. Quería que de verdad supiera qué tipo de persona podía ser; que se diera cuenta que yo no era lo que él decía.
Pero no le di importancia, sólo me divertí y después de varios vasos de alcohol me encontraba en estado de ebriedad, quería llamarle, quería hacerlo y lo hice. Le dije que lo quería, le dije que su voz, sus manos, su cuerpo y sus caricias me llevaban a lugares desconocidos, me llevaban a un lugar que sólo yo podía habitar. El rozar de sus fuertes dedos a mis mejillas me hacía sentir el movimiento de cada una de las células de mi cuerpo. Esa noche llamé yo, un error fatal; esa noche pedí perdón y rogué por algo que sabía que no hice, ¿por qué? Estaba enamorado, tal vez no completamente, pero sí, algo de mí ya se había ido a la mierda, me estaba humillando, dándome a mí mismo una condena que sabía no debía de pagar.
Otra vez el maldito amor me estaba haciendo ceder ante sus fuerzas. Eso era lo que yo creía, eso pensaba era lo que se tenía que arriesgar por amor cuando en realidad lo que se tiene que hacer es ganar la batalla; lo único que hice fue firmar mi derrota. Pero sus labios valían el riesgo, aquel calor valía el riesgo. ¿Así lo era?
Ahora lo sé, es hasta ahora que he entendido que el amor nos ciega, el amor no nos hace ver fronteras ni límites, el hijo de puta amor nos hace esclavos o al menos a mí me hizo ser uno. Me hizo ser sumiso a todo lo que él dijera, me hizo ver antes por él que por mí, creía que así iba a lograr que me amara como amó a su antiguo novio, aún más, quería más y no me importaba nada, quería muchísimo más, aunque eso involucrara que ante sus ojos yo fuese menos.
Porque ya lo necesitaba, ya mi cuerpo lo pedía. Imploraba por él, por su llegada. Yo deseaba que él me quisiera, hoy, mañana, por siempre. Lamentablemente no lo supe, él fingía tan bien, lo hacía tan bien que nunca supe si fue cierto, si era una broma o si era de verdad el más puro y corto amor.
Vaya, ¡qué bien mentía! ...

Flashbacks.Where stories live. Discover now