Estaba más tranquilo (que aún así no era mucho) antes de escuchar eso, pero aún así asentí.
Camilo llamó a la puerta un par de veces mientras llamaba a su prima en voz moderadamente alta. Esperamos un poco, pero no hubo respuesta alguna.

- ¿Seguro de que volvió a su habitación?

- S-sí, ¿Ya se... Se habrá ido?

Casi como una respuesta a mi pregunta, el marco de la puerta comenzó a ser rodeado rápida y armoniosamente por una enredadera llena de curiosas flores azules.

- Supongo que eso es un no. Lo siento prima, pero es urgente

Camilo tomó aliento antes de abrir la puerta de Isabela con lentitud.
No me atrevía a tomarlo de la mano si iba a estar presente su prima, pero me agarré suavemente a su brazo mientras ambos pasábamos y cerrábamos la puerta detrás de nosotros.

Si no acabara de entrar por la puerta de una habitación podría jurar que más bien había entrado al jardín más grande y con más flores del mundo.
Literalmente el suelo estaba cubierto de pétalos azules a tal punto de que ni siquiera se podía ver el color del propio suelo.
Del techo colgaban racimos de flores, también azules, y había un par de largos arbustos floreados (azules, por supuesto) vagamente familiares para mí, que parecían delimitar un camino por el cual avanzar, al menos hasta cierto punto.

- Esto es...

- Espero que no seas alérgico al polen... O a las abejas, como mi tío Agustín. Siempre hay algunas en su habitación, aunque normalmente es más rosa

Camilo se encogió de hombros y avanzó por el camino marcado por los arbustos.
Lo seguí de cerca, manteniéndome sujeto a su brazo mientras con mi mano libre cargaba a mi Camilo.

- ... No hay nada que entender...

- Oh, creo que es mi prima. Vamos

Según a Camilo hasta el final del paso marcado por los arbustos. Ambos nos asomamos por el borde de uno de estos pero de inmediato ambos nos detuvimos.
Sí que era la prima de Camilo, pero seguía con la otra chica.

Ambas estaban sentadas sobre la que debía ser la cama de Isabela, a tan solo algunos metros de donde estábamos.
Su cama estaba rodeada por unas finas cortinas de tela delgada que en este momento se encontraban recogidas por unas enredaderas con flores azules, similares a las que habían crecido en el marco de la puerta.
Esta vez, podía ver con claridad a la otra chica y definitivamente no era una Madrigal, al menos de las que yo conocía.

Se veía que era bastante alta, creo que es más alta que Camilo y yo. Su cabello era de un tono muy oscuro, lo llevaba largo y recogido en una ondulada coleta baja que le caía sobre la espalda, además de que parecía llevar prendidas en él algunas de esas flores azules que había por toda la habitación.
Estaba usando una bonita falda de tela oscura con bordados brillantes de colores fríos, y llevaba en manos una guitarra con la que parecía estar tocando una suave melodía que no tardó en llegar a nuestros oídos.
Y a la cual, Isabela parecía estarle haciendo compañía mientras cantaba con una voz tan gentil y... cálida de alguna forma, que me hizo sentir avergonzado aunque yo tan solo estuviera escuchando.

- Siento magia, con tus ojos siento magia...

- ... Es tan fuerte y se contagia

Debo admitirlo, la prima de Camilo tiene una voz bonita. Y la otra chica parecía pensar lo mismo ya que le dejó cantar un poco sola antes de hacerle compañía con su propia voz.
Combinaban sorprendentemente bien, y continuaron cantando juntas mientras se miraban mutuamente con atención.

- Y hoy quiero gritarle a la gente que te...

- Y hoy quiero gritarle a la gente que... ¡¿CAMILO?!

Camaleones / - Camilo X Male Reader -Where stories live. Discover now