Capítulo 32

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—Acaba de subir a 86, el porcentaje de probabilidad de que nuestra potra gane.— comentó Vicki. —Así que borra el anterior.

—Ahora estamos en 88.— habló Finn, a la vez que John borraba el porcentaje de la pizarra y escribía el otro.

Ante tanto barullo en la oficina, casi no se dieron cuenta de que Tom entró.

—Tommy.

—¡Tommy! ¡Tommy!— repitió John, bajándose del altillo. —Mira el libro.

Cogió el libro de cuentas y le mostró la última página.

—Todas por Monaghan Boy.— explicó la pelinegra, mientras sonreía victoriosa.

—¡Tommy!— lo llamó Arthur, quien salía de su oficina.

—Buen trabajo.— Tom palmeó los hombros de ambos.

—¡Tommy!— repitió Arthur.

—¡Que ya baja, cojones!— Victoria dijo.

—Buen trabajo.— volvió a decir.

Dicho esto, el ojiazul se fue hasta donde se encontraba Arthur.

—Si tiene más entusiasmo en el cuerpo, revienta.— La pecosa volvió a su trabajo.

Finn y John rieron para, acto seguido, copiar su acción.
Varias horas después, la chica observó el reloj y se dio cuenta de la hora que era.

—¡Mierda!— Cerró rápidamente el libro de cuentas.

—¿Qué pasa?— inquirió John, quien se encontraba sentado al lado suyo.

—Le dije a Ada que iría a su casa a tomar el té, ya que ella está con mi hermana.— Se levantó rápidamente. —De eso hace 1 hora ya.

—Pues como no te des prisa, Ada se va a cabrear.

—Muchas gracias por tus sabios consejos, idiota.— Se puso el abrigo. —Adiós, Finn.

—Espérame, voy contigo.

—¿Y de mi no te despides?— comentó John.

—Que te den, John.— se despidió, a la vez que cerraba la puerta y ponían rumbo hacia casa de Ada.

Ambos pecosos comenzaron a caminar hacia su destino, mientras conversaban en el transcurso.

—A mí no me eches la culpa. Fuiste tú el que decidió tirarme a la fuente.

—Pero tú empezaste.

—Pero tú empezaste.— Agudizó el tono de voz.

—Dos años tienes.— bromeó. —Eres una niña pequeña.

—Pero te gusta esta niña pequeña.

La pelinegra le guiñó el ojo, y éste negó con la cabeza, pasando el brazo por sus hombros. Poco a poco, se fueron acercando a su destino.

—¿Crees que Ada se enfadará mucho?

—No creo. Solo llegamos 2 horas tarde.

—Lo digo en serio, imbécil.— Lo empujó levemente.

Llegaron a casa de morena. Al traspasar la pequeña verja, se encontraron con Ada y Abigail besándose. Ninguna de las dos pareció darse cuenta de la presencia de ambos pecosos.

—Ahí tienes tu respuesta.— rió Finn.

—Creo que será mejor que nos vayamos.

Finn asintió con la cabeza, dándole la razón. Ambos retrocedieron, intentando hacer el menor ruido posible, y volvieron a salir de la casa.

𝐖𝐈𝐄 (1) | Finn ShelbyHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin