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ELECTRIC LOVE
Capítulo seis, vuelo.
—No mames Osvaldo —Maxine exclamó mientras se sentaba en su asiento correspondiente, le tocaba sentarse en en medio de Lander y Mariana—. No vas a caber aquí
—Vas a ir todo tieso —Lander soltó una risa aunque el tampoco cabía bien en el espacio de su asiento y el de enfrente
—¿Ustedes creen? —Osvaldo le dio a Maxine su almohada del cuello para poder acomodarse—. No pues no quepo mano —cada vez que se movía parecía que su espacio se iba reduciendo—. ¿Como le hago aquí?
Lander y Maxine comenzaron a reírse, su risa no era nada discreta y también era contagiosa que algunas personas cerca de ellos los miraban y otras soltaban alguna pequeña risa
—Ya callen a esos guajolotes —grito Ama con gracia desde su asiento que quedaba unos más adelante de ellos
—Que mejor los bajen del avión —hablo Ari al otro lado de los asiento, ella estaba sentada junto a su esposo el cual miraba su teléfono con un brazo por los hombros de su mujer
—Ya cállense —Komanche les dio un golpe en la frente a los dos hermanos, el estaba sentado en la parte de atrás con el faltante de los trillizos—. Theo diles algo eres el mayor
—Es mayor por segundos eso que —se quejo Lander sobando su frente—. Me dejaste la frente pegajosa, ¿que hiciste?
—Fui al baño y no me lave las manos, lo mas seguro es pipí seca —la mueca de asco se hizo presente en la cara de ambos, Komanche carcajeo por eso—. No se crean, me tome un jugo y se me cayo poquito
—Pinche asqueroso —Max con su sudadera trato de quitar lo pegajoso de su frente
—¿Que querían que hiciera?, si iba al baño perdía el vuelo —se excuso el salvadoreño
Los chicos se callaron al ver a las azafatas colocarse en el pasillo para comenzar a informar que en caso que el avión pasara por alguna cosa de caída, turbulencia o algo sucediera, explicaban como se ocupaba el chaleco salvavidas, el cinturón de seguridad del asiento y la bolsa de aire
Después de esa breve información tanto en ingles como en español llego la hora del despegue, Lander tomo la mano de su hermana ya que ella le asustaba la presión en el pecho que sentía cuando el avión comenzaba a elevarse y los sonidos que hacia
Cuando el avión por fin estuvo por los aires Lander se acomodo en el pecho de su hermana para intentar dormir, una, tres y cinco horas pasaron sentados y ni a mitad de su destino iban. Seria un viaje demasiado pesado para todos ellos
