—Llama a Rubén— ordenó mientras se subía su bóxer.

Se escuchó los tonos de la llamada hasta que está fue contestada.

—¿Qué quieres?— pregunto tan rápido como contestó.

—Más te vale quitar todas esas estúpidas cartas que dejan las de primer año— habló bruscamente.

—No soy tu secretario, ya búscate una novia— respondió.

—¿Estás con Javier?— pregunto tras ponerse unos jeans.

—Que te importa—

—Pásamelo— ordenó.

Se escuchó un sordo movimiento tras la línea.

—¿Para que quieres hablar conmigo Andrés?— pregunto el azabache.

—Hazme el favor de quitar las cartas de amor de mi casillero, no quiero confundirlas con alguna tarea— pidió amablemente.

—Esta bien, apúrate niño irresponsable— soltó para luego cortar la llamada.

El castaño siguió colocándose sus prendas hasta que el sonido de la puerta ser tocada se escuchó, el castaño claro solo bufó molestó.

—Pasa— ordenó.

La puerta fue abierta, dejando a la vista a un hombre canoso y con el ceño fruncido, el hombre se adentro a la habitación.

—Andrés— llamó el adulto —He recibido una notificación de tus bajas notas— habló mientras fulminaba la espalda desnuda del menor.

Esté solo se colocó la camisa, mientras fue abotonado la —No he tenido tiempo para estudiar, debo seguir con mis prácticas de natación— soltó mientras abotonaba el último botón.

—Quiero que tus notas mejoren esté bimestre— ordenó mientras dejaba la libreta de notas en la orilla de la cama —Se muy bien lo importante que es la natación para ti...—

«Si, como no», pensó el adolescente.

—...Pero para entrar a las mejores academias de natación debes tener las máximas notas, esperó que esto no se vuelve a repetir, Andrés Felipe Saavedra Ardila— lo llamó por su nombre completo, dando a entender lo serio que era el aviso.

—Esta bien, padre— respondió para después tomar sus zapatillas blanca y ponerse las —No te preocupes padre, cumpliré con mis estudios—.

—Espero que así sea— respondió para luego salir de la habitación.

El joven chasqueo la lengua, prosiguió a tomar su maleta y bajar a la planta baja, dónde mayordomos y el chófer lo esperaban, se giró hacia la puerta principal con el ademán de marcharse de su casa cuando una voz feminista lo detuvo.

—Siéntate a desayunar Felipe— ordenó la mujer de cabellera castaña y ojos tono miel.

El castaño no obedeció y simplemente salió de aquella casa, se colocó su casco y se subió a su bicicleta, empezó a pedalear, fue tomando velocidad poco a poco.
Fue debatiendo el tema de sus notas, tendría que quedarse hasta tarde en la biblioteca, se quedó tan centrado en sus pensamientos que no notó la luz roja, un auto le dio un leve golpe antes de frenar, provocando que cayera con todo y bicicleta, sintió como su tobillo era doblado, quejando de dolor, se levantó lo más rápido posible del suelo y recogió su bicicleta.
Se quitó el casco para encarar al idiota que por poco lo atropella, lo que no esperaba era encontrarse con el albino con hebras rojas.

—¿Acaso estás ciego?— pregunto con molestia —¡Por poco me atropellas imbécil!— insultó al sentir aún el punzante dolor en el tobillo.

—¿Él es el ciego?, Tu apareciste de la nada— habló el albino mientras se cruzaba de brazos.

—¡La luz estaba verde!— mintiendo avergonzado.

—Okey, okey, sube al auto, el impacto debió de ser fuerte— habló el de hebras rojos mientras miraba el tobillo enrojecido del castaño.

—¡Solo subiré porque llegó tarde!— exclamó mientras golpeaba su hombro contra el del castaño oscuro —pero tu no te salvarás— amenazó el castaño para luego subirse al auto —¡Hey!, Apúrate sube mi bicicleta, no tengo tu tiempo— gruñió.

El castaño oscuro obedeció, tomando la bicicleta para luego abrir el maletero, dónde dejaría la bicicleta, al adentrarse nuevamente en el auto podía sentir como lo fulminaban con la mirada, lo cuál solo intento ignorar.

written by: Lovely-ssi
Carlosneitor_666_nwn
__S-STUP1D-_

Amor deportivo © ˢᵖᵃʳᵗᵒʳWhere stories live. Discover now