S H U J I H A N M A P A R T E I I I

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Amai duerme recostada en mi pecho, ignorando los malos pensamientos que cruzan mi mente, es lo único que me mantiene de pie, su sonrisa o sus balbuceos son lo único que mejora mi día.

Con mi dedo comienzo a picar suavemente sus infladas mejillas. Pude huir cuando supe que ella llegaría, pero no lo hice, pude dejarla y que ella y el bastardo de Draken se hicieran cargo del problema, pero el amor que sentía por _______ era tan grande que no podía hacerlo, pero supongo que hasta el amor mas grande que exista es capaz de apagarse si no lo cuidan a diario.

El timbre suena y chasqueó la lengua; ya sé de quien se trata y abro la puerta de mala gana. Dejo a la bebé sobre la carriola y la cubro con una cobija, las tardes se vuelven frías en Tokyo últimamente.

—¿Donde está Amai? —pregunta el molesto gemelo de mi mujer, prácticamente ignorando mi presencia, y lo entiendo, es la única forma de tolerarnos.

Le señalo la carriola con la cabeza y preparo el bolso de mi hija, su biberón, pañales, cambios de ropa; como si fuera una jodida niñera.

Le entrego las cosas a su tio, antes de irse y llevársela beso la frente de Amai y ella se remueve ligeramente, me gustaría saber si ella sueña conmigo, si he sido un buen padre para ella.

Draken me da una última mirada y antes de retirarse suelta uno de sus agrios comentarios.

—No sé que hiciste para que ella este triste; pero si me entero de que mi hermana sufre por tu culpa o si algo le pasa a Amai no olvides la promesa que te hice el día en que supe que estaríamos unidos de por vida; Voy a matarte y lo voy a disfrutar, zombie de mierda.

—Como si tuvieras la oportunidad, calvito —respondo secamente y le cierro la puerta en la cara.

Enciendo un cigarrillo mientras espero por ella en el balcón, pero no la veo aparecer así que me voy a dar una ducha, tengo tantas ganas de follar que siento que duele, y me pongo a pensar en la jodida asistente de mi jefe, la tal Agustine es una extranjera que no deja de comerme con los ojos todo el puto día, tiene unas tetas de infarto y unas piernas kilométricas, es casi tan alta como yo y sus cortas minifaldas no dejan mucho a la imaginación, lo que considero una ventaja para mis acciones, pues comienzo a jalármela pensando que me la estoy follando duro, y no se ve tan mal en mi mente, si tan solo mi mujer me follara de esta forma otra vez.

—Estoy en casa —la escucho decir con desgana mientras envuelvo la toalla en mi cintura, las gotas de agua aún se deslizan en mi abdomen, voy a nuestra habitación y ella se me queda mirando, tengo tantas ganas de hacerla mía que no puedo resistirme.

Me acercó con poco cuidado y estampo mi boca con la suya, la tomo en mis brazos con facilidad y ella enrolla sus piernas en mi cadera. Aprieto su trasero y ella restriega su coño contra mi, y puedo sentir lo cálido que se siente a través de su ropa interior.

—Necesito follarte ahora —murmuro cerca de su oído, y veo como su piel se eriza, ella me mira con esos ojos maravillosos, con esa mirada curiosa e inocente que logró enamorarme.

—Esta noche soy toda tuya, Shuji.

La llevo a la cama y ella se sienta con las piernas abiertas retirando sus bragas, yo muerdo mi labio inferior deleitando mi vista con su perfecta vagina, tan húmeda y apretada.

《 TOKYO REVENGERS STORIES ♡ 》Where stories live. Discover now