— Señorita, ¿Necesita ayuda? — ese imbécil no entendía.

— Dije que no quería a nadie cerca, no la mires, no le hables, ni siquiera te atrevas a dar un paso de donde estas o te mataré —

— Matthew basta — tomé a Katherin como un costal de papas sobre mi hombro y me dirigí a la salida del lugar.

— Ya bájame idiota — ella pataleaba como loca, di una palmada a su apetitoso trasero. — ¿Acaso estás loco?

— ¿Qué demonios le pasa? Suelte a mi hija — lo que me faltaba.

— Soy el prometido de su hija, señora - ella se llevó la mano a la boca y con la otra empezó a palpar mi pecho y abdomen dejándome desconcertado.

— De razón no quería tocar ninguno de los bailarines, también estas muy firme, que guapo, ¿tienes cuadritos? — en medio de mi rabia su comentario me causó gracia, sin poder evitarlo solté una sonora carcajada.

— Señora usted es única —

— Te dije que me bajaras imbécil —

— Katherin comportarte, no le hagas estos shows a tu prometido — sí, definitivamente era una agradable mujer.

— Ya escuchaste a tu madre, deja de comportarte mal — volví a palmear su trasero y luego pasé la mano como si sobará el golpe.

— Salud por la futura señora Collins — ¡Dios mamá! — Esta si es una mujer, no como la otra lagartona —

— Tía por favor, eres un peligro para la sociedad, tío Lucían porque la dejaste salir —

— Lucían no me manda, exijo que me bajes y que traigan más licor y hombres guapos — pase mi mano por la cara, era lo más vergonzoso que había vivido hasta el momento.

— Eso suegra, más hombres guapos — sentí ardor en una nalga y supe que me había nalgueado — Que buen trasero tienes futuro esposo —

— Mamá, ¿En qué diablos estabas pensando al traerla aquí? —

— Si claro, culpa a tu madre, siempre es culpa del indefenso, ya uno no puede salir a divertirse y tomarse un trago, eres injusto Matthew — salimos a la calle y el golpe de aire frío hizo que Katherin se estremeciera en mis brazos.

Entramos a la limosina como pudimos, al menos mi tía se ha sabido comportar, Jeffrey (ahora recordaba el nombre del esposo de Leah) la tenía difícil con ella, pues se removía como un gusano, peor que Katherin e incluso ya le había mordido, las mujeres ebrias daban miedo, Jen había desaparecido hace un rato y la madre de Katherin venía a nuestro lado.

Subí a Katherin en mis piernas, mamá seguía peleando con papá por lo injusto de la situación mientras intentaba escapar de sus brazos, miré Ethan quien iba atento a cada movimiento de Katherin.

Quité mi chaqueta y la envolví en las piernas de Kathe, si él pensaba verle las piernas a mi mujer estaba muy equivocado.

— Matthew hueles a alcohol, también estuviste bebiendo, no te puedes enojar con nosotras si también estuviste bebiendo —

— Bebí unos tragos, pero no estaba bailando en un tubo, ni mucho menos viendo mujeres con poca ropa — puso su rostro en mi cuello

— Touche — empezó a olfatear mi cuello cual vil perro. — Hueles delicioso, incluso podría comerte — y sin previo aviso mordió y succiono mi cuello.

— ¡Oye loca! — Eso iba a dejar una marca.

— Creo que el frío de la calle les afectó un poco — me dijo la madre de ella, mientras Katherin se reía en mi cuello y pasaba la lengua por el lugar, asquerosa.

— Señora, lamento no presentarme antes, mi nombre es Matthew Collins, prometido de está loca — ella sonrió, tenía una sonrisa bella, parecida a la de Katherin.

— Un gustó cariño, soy Amelia Davis, madre de esa loca — no pude más que soltar una carcajada, de verdad era una mujer única.

Al llegar a casa baje a Katherin y la deje fuera de la limosina para ayudar a bajar a Amelia, parecía estar enferma por que se veía extremadamente pálida y cansada.

— ¡Qué viva la soltería! —

— Por favor Leah, estás casada conmigo, ¿Cuál soltería? — estas mujeres estaban descontroladas.

— ¡Mañana me caso! — grito Katherin subiendo las escaleras —¡y con un idiota!

— Ese idiota es mi hijo, por fin tengo una nuera decente — ambas se abrazaron intentando subir la escalera hacia la puerta de entrada fallando en el intento.

— Malditas escaleras que no son eléctricas — no sabía si reír o ayudar a mamá a levantarse — Lucían, creo que nos caímos — iba a ser una larga noche.

— Matthew —

— ¿Qué pasa Kathe? — la tome en mis brazos y la entre a la casa.

— Si no fueras un completo idiota hasta me gustarías.

— Pues qué bueno que soy como soy.

— Lo ves, eres malo, y tan buen trasero que te gastas — se quedó en silencio un momento mientras subía la escalera.

— ¿Sabes? — la miré un momento antes de subir un escalón más.

— Hmmm

— Deberíamos besarnos para romper la tensión — frene en seco, ella quería besarme.

— ¿Que? —

— jajajaja, te la creíste, lo vi en los Simpson — estúpida.

Terminé de subir y entre a mi habitación, a lo lejos aún escuchaba gritos de mamá, sólo que está vez animando a papá a que se quitará la ropa, cerré rápidamente la puerta y lleve a Katherin al baño, abrí la llave del agua helada en la bañera y espere a que se llenará, todo con ella aún en mis brazos.

— Katherin, creo que aún me debes algo — ella me miro interrogante, la alce un poco más en mis brazos y pose mis labios en su cuello, mordí y succione un poco hasta que sentí que había dejado marca.

— ¿Qué haces? —

— Te la devuelvo — volví a hacer el mismo procedimiento al otro lado del cuello y luego en el valle de sus senos.

— Quedaste perfecta — besé sus labios en un beso suave, cuando empezó a ponerse más demandante preferí parar, mordí su labio antes de dejarla caer a la tina rebosante de agua helada.

— ¡IDIOTA! — gritó mientras salía rápidamente del baño con el corazón latiendo a mil por hora, ¿Qué carajos acababa de pasar?

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Where stories live. Discover now