Él no sentía aquel cosquilleo de mariposas en el estomago. Todo no era más que solo falsedad para tener una oportunidad de cumplir su sueño, como cuando lo tenía como impulso para ser el Shaman King.
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¿Un mensaje? Ren ni idea tenía de que estaba pasando. Probablemente tenían algún tipo de noticia importante que entregar. Lo más interesante es que el mensaje era especialmente para él. Y no para su padre o quizás su madre o abuelo. Estaba a punto de averiguarlo, uno de ellos sacó de su bata un pergamino que parecía tener el mensaje, ésto tenía que leerlo en voz alta como se acostumbra en China. Por los espíritus ¿de qué trata?
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Mi estimado Ren Tao.
Tu dinastía que aún sigue al mandato de tu padre, es una de las dinastías más conocidas y poderosas del país. Quería buscarte para ofrecerte algo que quizás te llegue a agradar. Somos de la dinastía Hunluan, de seguro sabrás de nosotros, por que somos los más conocidos en toda China, mi deber de gobernante conlleva una gran responsabilidad, así que no se me permite salir de mi puesto. Te invito a que vengas a la ciudad de Yang Cheng, te quiero ofrecer que seas mi prometido, todo debe ser repentino para tí, pero todo tiene explicación. Espero que puedas visitarnos, te estaré esperando. ATTE: La princesa Wen Cheng.
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Necesitaba procesar ¿prometido? Eso es ir demasiado lejos, diría el joven Ren. Esperaba algo mucho más diferente que éso, y ahora los viajeros tenían que retirarse, ahora que han cumplido su tarea. En el momento, no era tan importante de conocer la fuente de los propósitos de esa princesa, pero con el rostro cargado de un poco de la incomodidad y firmeza les dió una liguera y no tan notoria reverencia de bajar la cabeza ante los visitantes. Ellos respondieron con una inclinación de respeto, y se dieron la vuelta para marcharse de regreso a la dichosa ciudad central Yang Cheng. Y desde entonces, permaneció callado.
•FALSEDAD•
Eran las 8:17 de la noche cuando Ren estaba en recorrido en su gran casa, observando perdidamente el exterior através de los grandes cristales, pensando todavía en ese ridículo trato de matrimonio de la princesa Wen. Sabe bien que algo trae entre manos, nadie podía verle la cara de idiota. Quién sabe cuál sería el punto, a menos de que se atreva a recurrir en un viaje largo hasta la ciudad más popular de China. Directo a la cena él iba en camino, las palabras del mensaje le dieron mal sabor de boca, tal vez la cena le haga olvidar aquello y seguir con sus asuntos de vida diaria como acostumbra hacer.
Al llegar al comedor, se encontraba sentada su hermana mayor Jun. Ésta le regala una sonrisa, señalándole que se sentara, ya que la cena estaba lista. Todo estaba tan callado que solo se escuchaba el sonido de los palillos que tenían entre sus dedos chocar entre si. Ren se miraba tan perplejo y Jun se dedicó a examinar de vez en cuando el gesto de su hermano, pues ella era astuta, por lo que no era fácil de engañar, sabía que algo no lo dejaba en paz y teniendo las ganas de preguntarle directamente lo que le sucede.
