— No puedo creer que no aguantes ni una semana — mi padre me ayudó a levantarme y sentarme en la cama. — Deja de pensar con la cabeza equivocada hijo, has las cosas bien —

— ¿Porque dejas que esa mujer me haga esto? — me sentía traicionado por mis padres, deberían defenderme y no hicieron nada cuando esa mujer me golpeó.

— Alguien tiene que ponerte en tu lugar hijo, no apruebo el maltrato, pero si eso ayuda a que seas un mejor hombre...— suspiro y no dijo nada más, salió de la habitación negando con la cabeza.

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— Ey amigo, ¿Por qué esa cara? Alégrate es tu fiesta de compromiso — mire a Jonathan rodando los ojos.

Esto era realmente injusto, había tantas mujeres con las que podría desahogarme hoy, y no podía hacerlo, aparte de que aún me dolía el golpe, sabía que si le era infiel a Katherin terminaría en la calle, ahora de algún modo me había salvado, pero no correría con la misma suerte dos veces.

— Sabes que esto es una farsa — él se encogió de hombros.

— Lo sé, pero la mujer que escogieron para ti es hermosa — fruncí el ceño.

—¿Cómo lo sabes? — él sólo sonrió y se alejó de mí, dejándome con la duda.

Un carraspeo me hizo mirar atrás de mí, Katherin se encontraba allí, el vestido le había quedado espectacular, le hacía ver el cuerpo como el de una diosa, mire a sus labios, perfectamente pintados de rojo, un rojo Escarlata que me hacía imaginarlos alrededor me mi miembro, una total tentación.

— Kathe — ella sonrió enorme, con un ligero sonrojo en sus mejillas.

— Jonathan, ¿Cómo estás? — los mire mientras se abrazaban, había demasiada confianza entre ellos.

— No mejor que tú, mírate, te ves bellísima — le decía mientras le hacía dar vueltas en su lugar.

— ¿Ustedes se conocen? — no pude evitar preguntar.

— Claro, ella es la chica de quien te hable hace unos días, es mi amiga y la mejor amiga de mi pelirroja hermosa — Katherin hizo una mueca parecida a una sonrisa.

— Si, soy su amiga, disculpen, debo buscar a Jen — ¿Qué fue eso? Mire a mi amigo interrogante.

— ¿Que fue eso? — la sonrisa de su rostro se borró y la seriedad se resaltó en su rostro.

— Al principio me gustó Kathe y sé que yo a ella también, sin embargo, no podemos estar juntos, una historia muy larga, después de un tiempo me empezó a gustar Jen y la verdad siento que ella es la indicada — así que se gustaron mutuamente, no sé porque razón eso me enojada un poco.

— Hijo, Jonathan — mi padre llegó a nuestro lado.

— Un placer verlo señor Lucían — mi padre le asintió con la cabeza y su mirada fue directo a mí.

— ¿Mejor? — hice una mueca de desagrado, aún me dolían las pelotas. Extendió su mano entregándome una caja de terciopelo rojo. — Hazlo bien — rodé los ojos, claro que lo haría bien, de esta estupidez dependía que me desbloquearan mis tarjetas.

La noche transcurrió tranquila, lleve siempre a mi "Prometida" de la cintura o de la mano, presentándola a nuestros conocidos como mi novia, muchos de los viejos amigos de papá la miraban como si quisieran devorarla, de la misma manera que yo quería hacerlo.

Mi padre me hizo la señal, y sabía que había llegado el momento, mi vida perfecta se iba a arruinar aún más a partir de ahora, tome a Katherin de su mano y la lleve al centro de la pista a bailar, no tenía idea de cómo hacer esta mierda.

La vi saludar a padre de Jonathan desde la pista, y vi a mi padre hablar con él, así que de ahí la habían sacado, suspiré y me detuve.

Me quedé mirando las esmeraldas que tenía por ojos, y tomando suavemente sus manos me postré en una rodilla.

— Katherin, cuando mi padre me obligó a cambiar no sabía por dónde empezar, pero luego te conocí y caí rendido a tus pies, y supe que para que tú me aceptaras debía ser mejor persona, y aquí estoy, como un hombre renovado, pidiéndote que unas tu vida a la mía — suspire y saque la caja que llevaba en el bolsillo.

— Katherin Davis, ¿me harías el honor de portar mi apellido con orgullo convirtiéndote en mi esposa? — mire de reojo a mis padres, mi madre sollozaba y mi padre miraba con una sonrisa enorme.

Miré a Katherin esperando su respuesta, parecía ida en su mundo, apreté su mano con fuerza, me dio una mirada fulminante antes de lanzarse sobre mi haciendo que cayéramos al suelo, ella arriba mío.

— Esto es una estupidez, sólo di que dije que sí y ya — me susurro al oído.

— No podías hacerlo como la gente normal — le susurre de vuelta mientras me sentaba sujetándola de la cintura y dejándola sentada sobre mis piernas.

Tomé sus labios suavemente y todos empezaron a aplaudir, podía probar las cerezas del cóctel que había tomado momentos antes, la solté cuando nos faltó el aire.

— Dijo que sí — grité antes de levantarme con ella en mis brazos, la puse suavemente en el sueño y puse el anillo en su dedo.

La farsa era completamente oficial ahora. 

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Where stories live. Discover now