Serpiente Y Leon

Todos los Slytherin son serpientes

Harry estaba a punto de perder la cordura al recordar como Draco Malfoy lo habia golpeado al encontrarlo en el vagón de Hogwarts.
Estaba lleno de rabia. Ni Hermione, ni Ron podian calmarlo.
–¡Oh, Harry! ¿Que esperabas de él?
Hermione miró a Harry con atención.
–¡El estupido me golpeó!
–Pero...tu nariz ya se ve bien–respondió Ron.
Harry suspiró, se sentó en el sillón y miró a sus amigos.
–Supongo...si no fuera por Luna...
–Si, si–exclamo Hermione–. Debes vencerlos en quidditch.
–Eso es sencillo–dijo Harry–. Ahora soy capitán de Gryffindor.
Hermione sonrió, la igual que Ron.
–Exacto.
–¡No hay forma de que ganen!–exclamó Ron con una enorme sonrisa.

–No debiste hacer eso–dijo Aylin a Draco cuando este llegó riendo a carcajadas.
–¿Por qué no, Hutton?
Aylin rodó los ojos.
–¿Te importa tanto Potter?
Ella soltó una carcajada.
–Por supuesto que no.
–Lo humillé–dijo Draco–. ¿Que no viste como todos lo miraban? Además, él me estaba espiando con esa ridícula capa suya.
Grabbe y Goyle soltarón una carcagada. Zabini hizo lo mismo y Pansy solo miraba a todos ellos desde una distancia.
La sala común de Slytherin estaba algo gris aquella mañana de sábado.
–Aún así, hay un partido de quidditch, Draco, ahí puedes humillarlo aún peor–sugirió Aylin.
–Eso suena estúpido. Pero lo intentaremos, es más ¿no te nos unes? Desde tercer año no juegas.
–No quiero, Draco–dijo ella. Su tiempo de jugar quidditch se había terminado.
–¡Aburrida!
–Aylin es amargada–dijo Grabbe.
Aylin rodó los ojos.
–Todos lo somos.
–Mis padres estan trabajando–dijo Goyle.
–¿Para el señor Tenebroso?–preguntó Malfoy–. Por eso, Aylin, haré pagar a Potter lo que le hizo a mi padre.
Aylin suspiró y asintió.
–Lo sé, pero hay otras maneras mucho peores–dijo ella.
Draco sonrió.
–¡Eso si me gusta!
–Oye Draco–habló Pansy–. ¿Que opinas de Horace Slughorn?
–Es un Slytherin. Le daremos la oportunidad–dijo Draco–. Y tío de esta loca de Aylin.
Aylin entrecerró los ojos.
–Muy gracioso.
Draco soltó una carcajada.
–Solo espero que los Slytherins sean sus favoritos.
–¡Lo serán!–exclamó Zabini.
Draco sonrió.
Pansy estaba a un lado de Draco y dijo:
–Oye Draco, enseñanos. Eres el único que la tiene.
–Es porque soy especial–dijo Draco, pensando en una solución a su problema. Su madre temía por su vida y Draco quería a su padre de vuelta.
Tenía que hacer lo que el Señor Tenebroso le había indicado.
–No es momento, Pansy. Sabes que algunos son muy chismosos–dijo Aylin.
Draco le agradeció internamente, seguro Dumbledore sabía que él era un mortifago y le contaría a Potter y este le diría al zanahorio y a la come libros luego de decirle a toda la escuela.
–¡Agua fiestas Aylin!–exclamo Pansy–. Pero su Draco no quiere...
–No quiero. Es más, quiero empezar a mantener la figura. Deberiamos caminar en Hogsmeade mañana–dijo Draco–. La comida de Hogwarts me hará engordar.
Luego de una pausa dijo:
–Que estupidez, yo no debería de haber regresado. Tengo mejores cosas que hacer.
Aylin dudaba de eso, pero había algo en la mirada de Draco que no había visto nunca. Terror.
Pansy suspiraba cada que Draco decia una palabra. Su amor por Draco era obvio. Pero la cabeza de Malfoy estaba puesta en otra parte.
–¿Quién quiere cenar?–preguntó Grabbe.
–¿No piensas en otra cosa que no sea comer?–preguntó Aylin.
Grabbe soltó una carcagada y se alejó de ellos.
Aylin se levantó y comenzó a caminar.
–¡Hey! No te vayas.
Aylin volteó, para ver a Draco saltar del sofá en donde estaba acostado y seguirla.
–¿Qué quieres?
–Voy contigo ¿que no ves?
Ella rodó los ojos y en pocos segundos todos estaban siguiéndolos.
Cuando llegaron al gran comedor, Draco alzó la cabeza y caminó con elegancia.
Pasó por la mesa de Gryffindor en donde Hermione Granger y Ron Weasley le lanzaban miradas de odio.
Harry Potter se hayaba a un lado de ellos con una mueca y la mirada perdida en su comida.
–¿Estas molesto Potter?–soltó Draco.
Aylin caminó más rápido para sentarse en su lugar.
–No te metas Malfoy–escuchó decir a Potter.
Draco soltó una carcagada y se fue a su lugar.
–Es un idiota con cuatro ojos.
Pansy soltó una risa.