Kano tuvo una vida difícil desde muy pequeña, su tono de piel y color de ojos eran únicos en su pueblo, con tan solo cinco años era una belleza en el pueblo aunque a los oídos de la familia la cual era de muy escasos recursos llegaron las malas e influyentes palabras
"Has visto la hija de los sadashi?" "Si, para ser una niña tiene el cuerpo más desarrollado que las de su edad" "Una niña así podría llegar a valer miles de yenes"
Valor, le habían puesto un precio a una vida humana, sus padres al ver tal oportunidad no la desaprovecharon, la pequeña se sintió extrañada pero le gusto recibir más atención de sus progenitores
"Iremos a un lugar, debemos de ponerte muy linda para ir" la niña estaba emocionada así que se dejó consentir ajena a la realidad que le esperaba
"No me gusta este lugar" dijo casi en un susurro, era de noche y el lugar era iluminado por faroles, habían personas con maquillaje y kimonos un poco reveladores, habían adultos que la miraban de una manera que no le gustaba "quiero irme" pronunció, más fue ignorada por los adultos que la llevaban casi a la fuerza hasta una casa
Había oído bien?, Sus propios padres la estaban vendiendo, sus ojitos se aguaron bajo la mirada de la mujer frente a ella que la examinaba de arriba a bajo, sus padres la entregaron después de que le entregaran la cantidad de dinero incluso más de la que esperaban
Las cosas a las que fue obligada a hacer no son algo bonito de contar, debía permanecer neutra y con una sonrisa a los clientes si no quería tener problemas, dado su gran popularidad obtuvo un rango mayor en aquella casa, su apariencia y actitudes la llevo a tener el puesto de orian, algo que ella no quería por supuesto, estuvo varios años en esa misma rutina hasta que un día muy tarde por la noche cuando todos descansaban se escapó sin dejar rastro
Su largo cabello se alborotaba con la brisa nocturna y por la velocidad en la que corría, aún era pequeña y las pesadas ropas le dificultaban la actividad pero aún así no se detenía
Seguía corriendo con su mente negándose a volver a aquel lugar, sentía asco de su cuerpo cada vez que alguien la llegó a tocar, cada vez después de atender a un cliente se iba a vomitar, se asqueo con tan solo recordarlo
Sus sandalias se habían roto y fueron dejado atrás debido a que ya no servían, sus calcetas ahora estaban sucias debido a la tierra y ya se estaban empezando a romper, sus pulmones ardían por no detenerse a descansar en ningún momento
Cuando sintió que ya estaba lo suficientemente lejos cayó de rodillas con lágrimas recorriendo su rostro arruinando aún más el maquillaje que aún llevaba puesto, su corazón latía rápidamente mientras intentaba regular su respiración
Ya no sabía si sus lágrimas se debían a la alegría de haber escapado o al miedo de que la encontrarán, cuando pudo calmarse se levantó; aunque aún adolorida, y siguió caminando viendo como el sol comenzaba a salir
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