Especial Navideño

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ESPECIAL NAVIDEÑO

La noche había caído en la ciudad y el frío de la temporada no tenía piedad alguna, Amelia acomodaba su melena rojiza mientras Sebastian la miraba desde el marco de la puerta del cuarto.

—¿Estás lista? —caminó hacia ella mientras estás se ponía de pie y acomodaba la falda en su lugar. —No creo que a tu hermana le agrade verme en su casa.

—Ana tendrá que hacerlo— sus manos viajaron hasta el borde de su saco para acomodar el cuello de este, el aroma de su colonia era deliciosa a su olfato, cerró los ojos dejándose deleitar por este. —Además esa fue la condición para que asistiera a la cena, de otra manera la idea de quedarnos aquí y ver películas sigue siendo tentadora.

Sebastian suelta una pequeña risa y se inclina unos centímetros para poder besarle los rosados labios de Amelia.

—Vámonos antes de que decida quedarme.

Ambos se separan y caminan hasta la salida para tomar sus abrigos. Una vez en el auto Sebastian prende la calefacción para evitar lo más que se pueda el frío, Amelia gira hacia los asientos traseros para verificar que llevan los regalos y aperitivos.

El trayecto a casa de Ana es tranquilo, con la música de la radio de fondo y unos cuantos toqueteos entre ambos durante los semáforos. Una vez frente a la puerta y con las cosas en las manos tocan el timbre.

—Hace mucho frío, las medias que puse no ayudan mucho.

Sebastian lleva su vista hasta las medias negras que cubren las piernas de la chica y que complementa su atuendo. Maniobrando las cosas, las pasa sobre una mano y con la otra rodea la cintura de Amelia para mitigar un poco el frío. Deja un beso en la cabellera de la chica y gira al instante en el que la puerta es abierta, el rostro sonriente de Josh los recibe invitándolos a pasar y ayudándolos con las cosas en sus manos.

—Qué bueno que llegaron, Ana anda estresada con toda la cena— le hace una seña a Amelia de que si hermana está en la cocina.

—Gracias— dice Amelia mientras le entrega la última caja de regalo a Josh para ponerlo por debajo del árbol.

—¿Quieres algo de beber? —se dirigió está vez a Sebastian una vez Amelia se había ido a la cocina con Ana. –Vino, ponche, whisky...

—Whisky, está bien.

Josh asintió mientras caminaba hacia el comedor en dirección a su pequeño minibar improvisado, desde ahí se podía ver cómo Ana y Amelia conversaban en la cocina, escuchando parte de su plática como murmullos.
Fue hasta que Amelia salió de la cocina con una charola de comida que vio a su ahora cuñada salir detrás de ella y brindarle una sonrisa falsa.

—Ana—. levantó si vaso de whisky en señal de saludo

—Sebastian.

La tensión entre ellos se notaba, así que Amelia tuvo que intervenir diciendo que era momento de cenar o se enfriaría todo. Los niños bajaron al comedor y corrieron a abrazar a Amelia y luego a Sebastian, felices de recibirlos.
La cena transcurrió tranquila, con una charla con temas triviales sobre lo nuevo.

—¿Más vino? —Josh ofreció al ver qué las copas estaban bajando.

—No gracias.

Fue Amelia quien negó por ella y por Sebastian, pues ella aún tomaba unos cuantos medicamentos y vitaminas mientras que Sebastian tenía que manejar de regreso al departamento.
Cuando la cena fue terminada, eran casi las once de la noche, por insistencia de ambos niños todos se dirigieron a la sala donde se encontraba el árbol y los regalos. La decoración de la casa era notoria ya que Ana siempre se esmeraba cada año.

Como si fuera cierto | Sebastian StanWhere stories live. Discover now