-Bueno.-dijo mirándome asesinamente.- Tú me has hecho cosas peores.

-¿A si?-pregunté incrédula.

-Si, mucho peores.

-Oh, ya me imagino Cole.-dije con sarcasmo.- ¿Peor que comprarte en una subasta? ¿Peor que querer violarte? ¿Peor que tocarte? ¿Peor que hacerte la vida imposible?-grité.- Por que eso es lo que tu has hecho en menos de un mes. Todo eso me has hecho pasar, y como si fuera poco luego preguntas por qué te odio tanto.-tomé una tostada y me la metí en la boca para no seguir hablando. Cole se acomodó en el sillón y me miró.

-Tú me has dejado caliente en la cama dos veces.-hizo una mueca. Tragué la tostada para responder.

-Oh, es que eso es peor que todo lo que tu me has hecho.-le dije pisando con fuerza sobre la alfombra.- ¿Por qué simplemente no me dejas en paz?

-Para mí es peor que me hayas dejado con las ganas.

-Bueno, si Cole, sigue con tus estupideces sobre el sexo.-dije quitándome de enfrente de él. Me siguió con la mirada.

-Porque no tengo ganas.-dijo. No comprendí y volteé a verlo.

-¿De que hablas?-pregunté enojada.

-De que no tengo ganas de dejarte en paz.-respondió. Esa era la respuesta a mi pregunta hace dos minutos.

-Pégate un tiro bien en el medio de la cabeza. Hazme ese favor.-dije antes de tirarme sobre la cama.

-Porque se que no vivirías ni dos días sin mí.

-¿Ah no?-pregunté sentándome para poder verlo. Me miró e hizo una mueca.- Eso significa que no te matas solo por cuidarme a mi.-dije fingiendo ternura.- No me hagas reír, por favor.-añadí con desprecio.- Ambos sabemos que te amas demasiado como para terminar con tu vida, eres un imbécil sin corazón ni sentimientos.-terminé de decir. Abrió la boca para contestar pero volví a hablar para que no respondiera.- Y no te gastes en decirme bobadas que nunca creeré.

-¿Bobadas?-preguntó incrédulo.- Acá la única que dice bobadas eres tú.-añadió con desprecio.

-Como digas Cole.-dije tirándome hacía atrás para apoyarme sobre la almohada.

-Ya se lo que ocurrirá después.-dijo divertido.- Vas a encerrarte en el baño e intentaras cortarte la muñeca.-hizo una mueca a la cual respondí con un gesto delirante.- O no.-procedió.- Capaz que te iras al baño y luego te pondrás a llorar.-se burló.

-¿Sabes? Puede que me encierre en el baño.-le dije desafiante.- Y tú iras a suplicar por detrás de la puerta "ábreme, ábreme Anna"-hice una voz chillona.- O no. Capaz que dirás "ábreme o tiro la puerta".-había sido mi turno de burlarme.

-Cállate.

-Tú no vas a decirme que debo hacer y que no.-dije enojada.

-Si voy a decírtelo.-me desafió.

-Cállate.

-Tú no vas a decirme que debo hacer y que no.-dijo haciéndome burla.

-Eres como un niño de cuatro años.

-Y tú eres como una nena de tres años.

-Y tú de dos.

-Y tú de uno.-dijo tirando la cabeza para un costado.- Ya no vas a ganarme la pelea.

-Y tu eres como un bebé que todavía no esta ni siquiera planeado.-dije estúpidamente.

-¿Escuchaste lo que acabas de decir?-preguntó al borde de la risa.

La Bella y la BestiaWhere stories live. Discover now