Trate de hace memoria y Morgana ma ayudo un poco por que en mi mente apareció la imagen. Hace casi dos años, cuando estábamos limpiando el lugar y habíamos encontrado distintos objetos como una tétrica caja musical,  una caja de  primera orden de Merlin  y un guardapelo que nadie pudo abrir. Incluso todos lo habíamos manipulado . Lo habíamos tirado a un saco de basura, junto con la caja de rapé de polvo Wartcap y la caja de música que había hecho que todo el mundo se sintiera somnoliento...

Morgana apuntó de cómo ella había sentido curiosidad del relicario, ella lo había sentido.

— ¿Botamos un horrocrux a la basura?— pregunte con la voz algo estrangulada.

— Kreacher nos robó muchas cosas,—dijo Harry con una única y pequeña esperanza que quedaba, —. Tenía un escondite lleno de cosas en la alacena de la cocina. Vamos.

Harry bajo las escaleras corriendo saltando los peldaños de dos en dos, los otros dos yendo como relámpagos a su estela, yo me sente en el pasamos y me delize por el. Incluso cuando pasamos por el vestíbulo despertamos al retrato de mi abuela.

— ¡Asquerosos! ¡Sangresucia! ¡Canallas! — gritó tras nosotros mientras corría hacia  el sótano de la cocina y cerramos la puerta de golpe a una vez entramos a la habitación. Harry fue al frente de la puerta de la alacena de Kreacher, y la abrió de un tirón. Allí había un nido de sucias mantas viejas en las que el elfo domestico había dormido una vez, pero ya no brillaban con las baratijas que Kreacher había recobrado. Lo único que había allí era una vieja copia de La Naturaleza de la Nobleza: Genealogía Mágica.

Harry tomó bruscamente las mantas y las sacudió. Un ratón muerto cayó y rodó lúgubremente por el suelo. Ron gimió y se subió sobre una silla de cocina; Hermione cerró los ojos. Yo me negué a que esto quedara así. Regulus Arcturus Black estaba muerto. Ahora Odette Fawley. Solo nos quedaba alguien más a quien recurrir; levante la voz y lo llame. Llame con odio al elfo que de seguro había bailado cuando se enteró de la muerte de papá y que nos habis traicionado.

— ¡Kreacher!

Se oyó un audible crack y el elfo doméstico que había heredado de mi papá apareció de la nada delante del frío y vacío hogar.

Diminuto, de la mitad del tamaño de un humano, con la pálida piel colgando de él en pliegues, el cabello blanco brotando copiosamente de sus orejas parecidas a las de un murciélago. Todavía llevaba puesto el inmundo harapo con el que lo había conocido la primera vez, y la mirada despectiva con la que me vio demostraba que su actitud ante el cambio de dueño no se había alterado más que su vestimenta. Todavía obviamente me encontraba una anormal mestiza y mancha de la pureza de los Black.

— Ama, — graznó Kreacher con su voz de sapo, e hizo una profunda reverencia; murmurando contra sus rodillas—, Otra vez en la antigua casa de mi ama con el traidor a la sangre Weasley y la sangresucia...

— Basta con tus estupideces. Te prohíbo que digas  "traidor a la sangre" o "Sangresucia", — sisee—. Tengo una pregunta para ti, y te ordeno que la respondas con la verdad o no lo pasaras bien . ¿Entendido?

— Si, Ama, —dijo Kreacher haciendo otra reverencia, sus labios se movían silenciosamente, indudablemente articulando los insultos que ahora tenía prohibido pronunciar.

—Hace dos años, — comenze, rezando por dentro que él lo hubiera recuperado, el corazón latiendome con rapidez—. En el salón de dibujo del piso de arriba había un lindo relicario de oro. Lo tiramos. ¿Tú lo recuperaste?

Hubo un momento de silencio, durante el cual Kreacher se enderezó para mirarme a la cara. Luego dijo;

— Si.

Laila Scamander Y Las Reliquias De La MuerteWhere stories live. Discover now