PREFACIO

974 82 29
                                    

No supo en qué momento tuvo la fortuna de ser convidada al concierto de Gwyllyn, el bardo. Sus canciones eran conocidas de la época en la que ella vivía, sin embargo aquella verdad no podía ser expresada por sus labios. No podía negar que él era uno de sus intérpretes favoritos.

Sólo que ahora su corazón se había detenido, esa canción parecía estar hablando sobre ella y el misterioso viaje que había emprendido.

No había lugar a dudas, la lírica del hombre traía consigo la magia y la mística que las tierras altas estaban acostumbradas a emanar.

“Mientras la noche caía

Una damicela lloraba junto a la tierra en donde las hadas solían cantar.

Ella decía al pasar.

Soy una mujer de Balnain

La gente me ha robado otra vez

Y las piedras parecían hablar

Me paré sobre la colina, y el viento se levantó.

Y el sonido del trueno rodó por toda la tierra.

Puse mis manos sobre la piedra más alta y viajé a una tierra lejana y lejana.

Donde viví por un tiempo entre extraños que se convirtieron en amantes y amigos.

Pero un día, ví salir la luna y el viento se levantó una vez más.

Así que toqué las piedras y viajé de vuelta a mi propia tierra.

Y volví a hablar con el hombre que había dejado atrás. ”

Antes de percatarse una voz varonil, que no podría haber olvidado ni aunque viajara nuevamente por las piedras sonó como un susurro a su lado.

—No pensé que volvería a tener el placer de encontrarme con usted nuevamente, señorita Fitzgerald.

—Señor Fraser— saludó observándole fijamente—¿realmente es un placer? Creo recordar que la última vez no acepté su compañía.

—Hace bien en desconfiar de la gente, sin embargo en las tierras que fueron de mi madre no corre peligro alguno, por lo que sí, es realmente un verdadero placer.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Saighead Boireannach |James Fraser, Outlander|Where stories live. Discover now