• Desayuno: Leche baja en grasa con cereal.

• Almuerzo: De entrada una ensalada de verduras, arroz blanco y pescado o pollo a la plancha o cocidos. De tomar Clight y de postre un yogurt dietético.  

• Comida: Malteada energética, de esa que venden en las droguerías para adelgazar.

• De onces le preparará té y le recetaré vitaminas como complemento a la dieta.  "Te queda prohibido totalmente:" 

• Carne de cualquier tipo, embutidos, huevos, quesos y mantequillas, bebidas con azúcar, chocolate y cualquier producto de pastelería.

En cuanto al trago sólo cuando salgamos de rumba o a comer podrás tomar Martini blanco con hielo, que es el que engorda menos.  La verdad es que Diego se había tomado muy en serio lo de la dieta, además de puta me iba a volver anoréxica!. Mientras Thai subía mis maletas, Diego me mostró la casa. Era impresionante, tenía gimnasio, turco y sauna, una sala inmensa, billares, 4 baños con jacuzzi y 5 habitaciones (una de la muchacha). Al rato subimos al cuarto principal y mientras me desvestía para quedar en ropa interior, me dijo que por la noche nos íbamos a cine. Thai hizo la comida, la sirvió en la mesa y al verme bajar ropa interior quedó petrificada. A mi no me extrañaba, pues el movimiento de mis tetas dejaba boquiabierto a cualquiera, entonces le dije delante de Diego: "Qué le pasa imbécil? Nunca ha visto una mujer en calzones?!". Enseguida me pidió perdón. 

Mientras comimos, Diego me dijo que en el cine quería que se la chupara a un desconocido mientras veía la película, ya que era algo que siempre había querido hacer. Quedé atónita, pero qué podía hacer? Le sonreí con risita de pícara mientras me fumaba un cigarrillo. Después de todo me había convertido en su puta, y las putas hacen todo lo que se les ordena. Cuando íbamos en el carro para cine al Centro Andino, Diego metía su mano derecha entre mis piernas (Siempre que estoy con él las tengo abiertas para quedar más accesible a lo que quiera hacerme) tocándome por encima de la tanga. Por mi parte yo le cogía la verga, que la tenía durísima,  por encima del pantalón. Yo ya estaba toda mojada, además el tratamiento hormonal que me había puesto favorecía cuando me excitaba que mi cuca se empapara; situación que  había generado en mí ganas constantes de tirar en los últimos meses, hasta convertirme en una ninfómana. Obviamente, ese cabrón había manipulado mi cuerpo como se le había dado la gana.  Entramos a ver Matrix Reloaded y la gente nos miraba, sobretodo por mi pinta de putica y mi diferencia de edad con Diego. Nos sentamos en la parte de atrás, en preferencial, para tener una mejor visión de toda la gente.

Así que Diego se puso a mirar a los hombres para escoger a quién se la tenía que mamar. Eligió un tipo de unos 60 años gordo, calvo, con una barba asquerosa y con pinta de traqueto barato, que estaba solo en una fila. Yo estaba muy nerviosa ante la situación y permanecía inmóvil en mi silla. "Cuando la película esté por la mitad, te acercas al tipo y se la chupas arrodillada metiendo la cabeza entre sus piernas". El capricho suyo, básicamente era que practicara sexo oral, en un lugar público, mientras el veía todo, y con un tipo bien horrible y viejo.  Aunque ya lo había mamado en un sitio público, fue en un baño nadie podía verme; y ahí en el cine, aunque estuviera oscuro, cualquiera podía darse cuenta... Por no hablar de cómo reaccionaría el viejo cuando le bajara la bragueta. El tipo era repulsivo y yo hasta el momento lo había hecho con hombres o mujeres jóvenes de un físico normal o tirando a modelos, pero ahora era una puta y las putas no eligen a sus clientes, así que era mejor que me fuera acostumbrando a hacerlo con cualquier tipo por asqueroso que fuera.

A mitad de la película, en plena escena de acción con mucho ruido, Diego me ordenó que podía empezar con el "numerito" aclarándome que me tenía que tomar toda la leche que derramara, que al viejo le había tocado la lotería ese día!. Me levanté sin saber muy bien lo que iba a hacer y comencé a caminar por el pasillo en dirección al hombre. Cuando llegué me senté a su lado y le sonreí; él, sin hacerme mucho caso, se rió y siguió mirando la película. El tipo de cerca era todavía más inmundo, no bajaba de 60 años y con una barriga impresionante, nunca lo había hecho con un gordo así. Ahora me tocaba, ponerme de rodillas delante de él... Estaba realmente aterrada ¿Cómo reaccionaría?. Lo hice con gran dificultad, porque con esa barriga casi no quedaba espacio, aparte tenía que acostumbrarme al nuevo tamaño de mis tetas. Mientras me acomodaba, lo miraba a la cara sonriéndole. Entonces deslicé mis manos sobre las piernas del viejo y empecé a desabrocharle el pantalón. Me miró con ojos de sorpresa, pero se dejó hacer todo. Más difícil fue buscar su pene debajo de la barriga y como si fuera poco olía a sudor. Cuando finalmente encontré la verga, estaba flácida y comencé a hacerle la paja para intentar que se le parara lo antes posible.  Después de unos cuatro minutos se le endureció y acerqué mis carnosos a su pene, que no media más de 12 cms. Ahora tenía más espacio en mi boca por haberme quitado las 8 muelas. Me daba un asco terrible por el olor a orín y el sabor mezclado con el sudor. Le acariciaba las guevas mientras mis labios presionaban su glande.

Sentía su respiración cada vez mas entrecortada y alcancé a temer de que le diera un infarto... Estaba muy fatigado y con la respiración muy agitada. Volteé a ver a Diego, que desde su sitio veía todo, y como no tenía más remedio que hacerlo, decidí acabar con eso lo antes posible. Se lo mamaba rápido para que se viniera lo antes posible, aunque era complicado porque mi cabeza se pegaba con la barriga.  Más recuperado de la sorpresa inicial, el tipo comenzó a tomar la iniciativa; se corrió un poco y me metió la mano por debajo del top. Me acarició las tetas y luego me pellizcó los pezones. Después me levantó la minifalda metiéndome los dedos por debajo de la tanga hasta tocar los labios vaginales. Me masajeaba la cuca con gran facilidad, mientras yo me iba mojando a pesar del asco que me producía el tipo. Lo único cierto es que al final empecé a sacarle el gusto a la situación, quizás por el morbo de ser vista o por lo que había llegado a rebajarme. El sentimiento de asco iba desapareciendo, mientras sentía sus dedos explorar mi vagina y mí culo; me los metía por ambos lados. Es posible que el viejo de joven hubiera sido un buen amante.  Iban casi diez minutos y el tipo nada que se derramaba, debía estar medio impotente. Así que redoblé esfuerzos y cinco minutos más tarde eyaculó en mi cara echando mucho más sémen de lo que esperaba. Casi me atraganto al tomármelo por la sorpresa y la postura en la que me encontraba. Cuando terminé, el viejo me acarició el pelo y me dio 20.000 pesos...

Supongo que como no podía comprender lo que había pasado, optó por pagarme como hubiera hecho con cualquier puta. Le limpié bien la verga y calzoncillos y pantalones. Volví donde estaba Diego ante la mirada del muchacho que acomodaba la gente, que debió ver todo. Diego me felicitó y me dijo que había sido increíble, que había conocido muchas mujeres pero que ninguna tan puta como yo. Me reí por el halago y empecé a meterle la mano en la verga. Estaba dura como una piedra, así que me cogió del brazo, nos paramos y nos fuimos a los baños mientras la película continuaba. Allí me empujó sobre uno de los lavamanos, me alzó la minifalda y me bajó la tanga al tiempo que decía que iba a calmar toda la arrechera por mi culo. Yo estaba empapadísima, me caía flujo por las piernas... Hubiera dado cualquier cosa porque me penetrara por delante, pero me la metió por detrás sin compasión. Mientras me clavaba salvajemente yo me apoyaba con una mano en el lavamanos y con la otra me tocaba el clítoris. Me dijo que gimiera lo más duro posible para que nos oyeran y que gritara cosas como "dame más", "rómpeme el culo", "así, sigue así"...

La escena era impresionante, yo apoyada en el lavamanos, mirándome al espejo mientras me daban detrás, con los calzones en el suelo. Yo creo que ningún empleado del Centro Comercial se atrevió a entrar por el ruido que yo hacía con mis gemidos. Al cabo de unos 10 minutos, Diego se vino en mis intestinos haciéndome tener varios orgasmos, más que por el polvo en sí, por el morbo de la situación. Fue algo increíble.

Sin que él me lo pidiera, me arrodillé para limpiarle la verga y cuando terminé quedó algo de sémen en mis gruesos labios que contrastaba con el rojo de los mismos. Me iba a lamer, pero él me dijo que no, que saliera del cine con la cara así. Que el iba a salir primero y cuando yo me metiera al carro quería ver su leche en mis labios. Mientras Diego salía, cogí los calzones del suelo y me los puse, me miré al espejo y me parecía escandaloso salir con todo el sémen en mis labios. Al salir, me esperaban en la salida el encargado del cine y el acomodador que me había visto mamársela al viejo, junto con una acomodadora. Cuando me vieron toda despeinada, con la ropa medio mal puesta, y la leche en la boca, me dijeron que no iban a permitir que volviera a ejercer la prostitución en esos cines y que si me volvían a ver llamaban a la Policía. En mi vida había pasado tanta vergüenza, cuando salí por la puerta y oí al encargado decir: "Qué vieja tan puta! Ni siquiera se limpió la leche que le quedo en la boca.

Qué zorra!".   Finalmente llegué al carro y Diego me dijo que ya podía lamerme el sémen. Así lo hice mientras me miraba en el espejo para que me quedaran bien limpios. Nos fuimos para la casa, él manejando con su mano derecha sobre mi cuca y acariciándola por encima de la tanga.

HISTORIA DE UNA ESPOSA EJEMPLAR Por: Paulina ÁngelWhere stories live. Discover now