1. Dos brujas y una hechicera

315 30 21
                                    

Dasha

Alguien juega con mi coleta detrás de mi. Me giro para encontrarme con la sonrisa de mi hermana menor por dos minutos.

Eshle tiene el cabello rubio casi blanco, —igual que el mío y el de nuestra hermana mayor— los ojos negros, un ojo esbelto, nariz respingada, y labios finos y rosados.

Mi otra hermana está a mi lado, negando con la cabeza por el gesto de Eshle.

Daria es la mayor por un día de diferencia. Algo que no me explico, porque todos dicen que es imposible que alguna de las trillizas nascan con días o siquiera horas de diferencia.

Ella es igual a nuestra hermana y a mí. La diferencia entre nosotras son algunos rasgos de nuestros rostros, y el color de nuestros ojos. Mientras Eshle tiene los ojos negros, Daria y yo los tenemos azúl cielo.

—Eshle deja mi cabello.—me quejo.

Ella fingió una mirada de odio y me sacó el dedo del medio. El timbre suena avisando que ya acabaron las clases por hoy. Todos se levantan de sus asientos ansiosos por irse de la preparatoria.

Karly y Kathya, mis únicas amigas, van conmigo y mis hermanas ya que vivimos cerca. Entro en el asiento de conductor y Daria a mi lado en el asiento de copiloto.

—¿Saben que su cumpleaños es en cinco meses, verdad?— pregunta Karly.

—No sabía, gracias por recordarmelo.— le dije irónica.

—Definitivamente ustedes son de otro mundo.—habló Kathy—¡Ni siquiera celebran su cumpleaños!

—Por supuesto. Somos de esa dimensión de los cuentos de mamá.— comentó Eshle y todas reímos.

—Bien, yo soy una vampiresa sexy.— Karly se sacudió el cabello.

—Me pido ser mujer lobo.— levantó su dedo índice Kathy.

—Supongo que para ustedes solo quedaron las brujas.— dijo Karly.

—Yo soy hechicera, estas amargadas son brujas.— Eshle nos señaló.

—Que graciosa, hermanita.— Daria enarcó una ceja.

—Sí, nosotras también te amamos.— dije con tono burlón.

Así pasamos un rato hablando hasta que llegamos a la casa de Karly y Kathya. Ellas pasaron a cambiarse para salir con nosotras a un bar.

—¿No crees que estás mostrando demasiado con ese escote?— me preguntó Eshle.

—Sabes que la fiesta es lo único que les quita la amargura así que déjalas disfrutar.—Kathy me guiña un ojo.

—Karly, hoy te toca hacer de niñera.—le digo aparcando el auto en frente de un bar.

—¿Disculpa? Oh no, Dashey. Tu bien sabes que soy la más desastrosa de nosotras. Es imposible que me quede sobria para cuidar de ustedes.— me dijo.

—Déjala Dash, ya somos bastante mayores para cuidarnos solas.— habló mi hermana mayor.

Suelto un suspiro y abro la puerta del conductor para salir del auto.

—Woah. Será difícil entrar.— habló Kathy a mis espaldas refiriéndose a la inmensa multitud que espera fuera para entrar al bar.

—Déjenmelo a mí.— escuché a mi amiga detrás de mi.

En ese momento las cuatro nos encontramos observando como Karly le coqueteaba al guardia de seguridad. No tardó mucho en hacernos una seña para que la acompañaramos.

—Pelirroja con suerte.—refunfuña Eshle.

Camino a la entrada donde nos espera Karly, y las demás me siguen. En cuanto nos encontramos dentro noto que este lugar va a explotar en cualquier momento por la cantidad de personas que hay dentro. A la mayoría se les ve borrachos.

—Que empiece la fiesta.— dice Daria dando un brinquito.


....

Karly y yo nos encontramos encima de una mesa, haciendo un intento de baile. Claramente no estamos totalmente conscientes después de tanto alcohol.

Ni siquiera Daria se resistió.

Mis amigas nos animan desde tierra firme gritando nuestros nombres. Desato mi cabello que estaba amarrado en una coleta.

—¡Eso, Dashi!— me grita Karly antes de caer al suelo.

—¿Estás bien?— le pregunto pellizcando su nariz.

—Seeee.— responde con los ojos cerrados.

—Está bien.— levanto mi pulgar hacia las demás.

Frunzo el ceño cuando noto que la pelirroja está lo suficientemente despistada como para cantar una canción infantil.

—La vaca loca, la vaca loca, tiene cabeza y no tiene cola.— canta Karly (si es que a eso se le puede decir cantar) desde el suelo.

—Yo creo que es la vaca lola. No lo sé. Si no es efecto del martini creo que la vaca sí tenía cola.— dice Daria soltando una risita tonta.

Me lanzo al suelo con mi amiga y le sigo el ritmo a su canción.

—La vaca loca, la vaca loca, tiene cabeza y no tiene cola.—las demás se ríen y me imitan.

—Dash.—me llama Kathy.

—¿Qué?

—Creo que estás borracha.— se ríe dejando ver sus dientes perfectos.

—Ya, no lo sabía. Tú tampoco te ves como si estuvieras sobria.— me río con ella.

—Chicas, aún estando en este estado, me queda un poquitito chiquitito de vergüenza.— dice Kathy

—Concuerdo.— se me cierran los ojos solos— Vámonos antes de que nos tomen por locas y nos manden al psiquiátrico.

—¿Quien conduce?—masculla Karly.

—Búscate un novio que te busque cuando estés diciendo estupideces y cantando la vaca loca.— todas reímos por el comentario de Kathy.

—¡DJ! ¡Pon la vaca loca!— grita Karly.

—Dile que ponga una de cuna. Tengo sueño— digo con la mano aplastando mi cara.

—¿Nos vamos?—pregunta Eshle.

—¡Nos vamos!— grité.

Salimos del club para buscar el auto. Cuando lo encontramos me doy cuenta de que un grupo de personas está en una esquina acosando a una chica.

—No conmigo cerca.— dice Eshle que también lo notó.

Todas dirigen su mirada ahí y caen en  cuenta de lo que está hablando mi hermana. Cuando veo que ella tiene intenciones de acercarse a ayudar a la chica la tomo de la muñeca para detenerla.

—Eshi, no estamos en condiciones de hacer algo. 

—No me importa.— se suelta de mi agarre y torpemente camina hacia donde se encuentra el panorama.

—¡Eshle!— gritamos al usónimo y la seguimos.

Mi preocupación cambia de un momento a otro cuando veo lo que hace mi hermana.

......

The True Queen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora