-No me vuelvas a besar. ¿Entendiste?-le di un leve empujón y seguí con mi camino.

-Anna.-me llamó, no volteé a verlo por lo que siguió molestando.- Anna.

-Cole, entiende que lo que menos quiero es estar cerca de ti así que...-pero no pude continuar porque puso una de sus manos sobre mi boca.

-Cállate y escucha.-me dijo, quité su mano bruscamente.- Vamos a ir al hotel y luego del almuerzo vamos a la playa, te guste o no.

-No quiero ir.-dije firmemente. Me tomó del brazo, me estaba haciendo daño.

-No es una pregunta, es una orden.-me dijo, luego soltó mi brazo dejando marcas rojas de sus dedos sobre mi piel. Comenzó a caminar dejándome atrás suyo.

-Maldito imbécil.-murmuré tocando las marcas en mis brazos.- Brusco sin corazón.-dije en un suspiro, volteó a verme. Oh no Dios, dime que no escuchó.

-Vamos camina.-dijo con impaciencia. Sin decir una sola palabra apresuré mi paso para llegar pronto al hotel.

Entramos al hotel, el iba por delante mío. Llamó el elevador y se metió en el, puso cara de fastidio mientras esperaba que yo entrara. La caja metálica subió hasta el piso de nuestra habitación. Las puertas se abrieron y sin decir nada Cole salió de ahí, yo solo lo seguí. Pasó la tarjeta por la hendidura y la puerta se abrió, entró en la habitación y me empujó la puerta sobre mi cuerpo, la sostuve y entré.

-¿Cuál es el problema contigo?-dije cerrando la puerta de un solo golpe. Volteó a verme.- Deja tu estúpido mal humor de lado y responde.-le dije en un grito.- ¡¡Crawford!!-grité al ver que no iba responder.- ¿Sabes que? Me tienes harta con tus niñerías. Te detesto.-dije tirando un florero que permanecía sobre una mesita.

-¿Estas loca?-me gritó.- Todo lo que tú rompas aquí en el hotel, yo debo pagarlo. ¿Entiendes? De mi bolsillo sale la plata de las cosas que tu tiras y rompes, así que deja de hacerte la enojada conmigo y hazte cargo de las estupideces que haces y dices.

Dio media vuelta y quedó dándome la espalda. Me senté en el sillón de brazos cruzados. El se sentó en la cama, tomó su celular y comenzó a teclear y a hacer cosas, las cuales yo desconocía.
Verlo con su celular me hizo pensar en mi celular, ¿Dónde estaba? ¿Lo había olvidado en la casa? De todas maneras era lo mismo tenerlo o no, nadie nunca hablaba conmigo o me pedía mi número.
Suspiré captando la atención de Cole, luego volteó sin gesto alguno. Desvié la mirada, sabía que este viaje iba a ser una porquería y no me había equivocado en pensarlo.

-Quiero volver a mi casa.-dije en un hilo de voz.

-No vamos a volver. Te dije que tenía cosas que hacer.

-No quiero volver a tu casa Cole.-dije secamente.- Quiero volver a mi casa.

-Tu vives conmigo, eso no va a cambiar.-dijo sin sentimientos en su voz. Volteó a verme. Miré hacía otro lado, no quería mostrarle las pocas lagrimas que resbalaban por mis mejillas.- No seas tonta.-agregó.- Tienes 16 años y lloras por cada cosa que te ocurre.-dijo. Cerré los ojos con fuerza, mis ganas de matarlo a patadas aumentaron y con ellas mis lagrimas.- Mírame cuando te hablo.-siguió hablando.- No me gusta hablarle a la nada.

-Te estoy escuchando.-dije entrecortadamente. Respiré dificultosamente. Suspiró.

-¿Se supone que ahora debo preguntar que te ocurre, ir a abrazarte y decirte que todo va a estar bien?-dijo. Me sorprendí, nunca en mi vida había conocido a una persona tan fría como el.- ¿Eso debo hacer?

-Que desalmado eres.

-Tal vez no puedo dar amor porque nunca lo recibí. ¿No crees?-dijo fríamente. Sus palabras retumbaron en mi cabeza.- Tu a pesar de que ahora no tienes padre, el te amó y mucho, ¿O no es así?-agregó. Se levantó de la cama y se sentó a mi lado.- No pretendas que cambie solo por ti porque eso no va a pasar.

-No quiero que pase, tu no me importas, no quiero volver a verte, déjame ir de aquí.-dije soplando mi nariz hacía adentro.- Solo quiero que me lleves de vuelta a mi casa donde solía vivir.

-Anna, no voy a hacer eso.

-¿Por qué no?

-Porque ahora eres mía.

-No, Cole yo no te pertenezco.-dije casi en un gritó.

-No se si recuerdas que te subastaron y yo fui el que te compré.

-Pero déjame ir. Por favor.

-No te prometo nada.-dijo secamente. Sequé mis lagrimas y lo miré fijamente, prendió el televisor y se acomodó mejor en el sillón.- ¿Qué? ¿Qué tanto miras?

-Aun que no quieras dejarme ir.-dije pensativa.- Puedes por lo menos... ¿Ser mas bueno conmigo?

-¿Bueno? ¿En que sentido?-hizo una sonrisa de lado.- Nunca comprendo tus palabras de adolescente alocada.

-Cole, bueno, es una persona que no le grita a los demás, que no te lastima, que no te trata mal. ¿Te suena?

-Anda bajando los humos pequeña.-dijo enfadado. Me quedé callada. Miró el televisor y luego de 5 minutos volvió su mirada a mi.- ¿No soy bueno?

-No.-respondí.

-¿Qué hice de malo?

-Me lastimas, emocionalmente y físicamente.-dije en un hilo de voz.

-¿Qué pretendes?-arqueó una ceja.- ¿Que ande a los abrazos y besos contigo? Ni lo sueñes.

-No pretendo eso, gracias.-dije en un tono indiferente.- Solo quiero que me respetes y no me grites.

-Tu eres la que grita.-dijo. Esto ya se tornaba una discusión.- Cada vez que me quedo callado o te soy indiferente me gritas.

-Me pones de los pelos.-dije en un gritó ahogado. Hizo una mueca.

-¿Lo ves?

-¿Y que?-alcé los hombros.- Tu eres bipolar.

-Nada que ver.-dijo frunciendo el ceño.

-¿Qué no? Vives dándome la mano y pidiéndome que me acueste contigo y a los 5 segundos estas enojado conmigo por estupideces.

-Infantil.

-Ñoño.

-Tonta.

-Estúpido.

-Miedosa.

-¿De que?-pregunté arqueando una ceja.- No digas bobadas Crawford.

-¿De que? ¿Quieres saber de que?

-Cállate.

-No, no.-dijo divertido.- Tienes miedo de mi y de el.-dijo haciendo un gesto hacía abajo.

-No te pases.

-Tú lo provocaste.

-¿Qué cosa?

-Que mente sucia tienes Anna.-dijo en una risita.- Admite que por más que me odias o como sea, deseabas haberte acostado conmigo.-dijo.

-Ya, si, claro como quieras, sigue soñando con eso Cole.

-No soñare mas, cuando nos casemos no tendré que solo alucinar contigo pidiendo mas, te tendré debajo de mis sabanas pidiendo por mi cuerpo, gritando mi nombre una y otra vez. Admítelo.

-Já, piensa lo que quieras, sueña lo que quieras.

-Créeme, luego de la luna de miel, lo único que sabrás decir será, "Oh Cole, Cole, no pares."-dijo haciendo una voz chillona.

-Me haces reír.-dije enojada. Sonrió.

-No quieres admitir que te acabas de mojar.-dijo a mi oído.

-Admite que nunca en tu vida una mujer te tuvo tan dominado como yo.-dije sensualmente.

Me plantó un beso haciendo que cayera debajo de el en el sillón.

-Vamos, veamos quien tiene el control.-dijo levantando mi remera.- Créeme, luego de esto, amaras tenerme cerca.

La Bella y la BestiaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu