-No necesito de los demás para ser feliz.-contestó secamente.

-Tal cual lo imaginaba, un frío sin sentimientos.

-Oh, si, eso piensas porque no me conoces.-dijo.- Aparte no entenderías nunca.

-Cole...-dije.- créeme, he sufrido mucho en mi vida y sigo sonriendo y necesito de los demás.

-No entenderías.

-¿Por qué no?-pregunté. Se pasó las manos por el cabello.

-Porque no.

-Porque no, no es una razón.-le dije.

-¿Quieres que peleemos otra vez?-arqueó una ceja.- No tengo drama.-agregó.

-Okey, okey.-volteé mi mirada al televisor.- Pero tarde o temprano tendrás que responder a mis preguntas porque no puedes obligarme a que me case contigo si ni siquiera se cual es tu segundo nombre.-respiré profundo. Había dicho todo con molestia y enojo.

-William.-respondió. Parecía que me estaba queriendo molestar. Un momento.... ¿William?

-¿William?-lo miré.- ¿William?- se me escapó una risa.

-Hey, no te rías.-me dijo mientras me señalaba con su dedo.

-¿Cómo no reírme?-dije en una carcajada.-William.-repetí. Rió.

-Bueno, bueno, yo ya te dije eso. Ahora, volvamos al tema con el que empezó todo. ¿Si?

-¿Cuál fue?-pregunté intentando no reír por su segundo nombre.

-Que yo no te había preguntado si querías ser mi novia.-dijo. Rodé los ojos.

-¿Para que quieres que hablemos de eso? ¿Para pelearnos otra vez?

-No. Es que, tienes razón, debería de haberte preguntado si querías ser mi novia.

-El error ya lo cometiste.-dije.

-Vamos, dame una oportunidad.-dijo casi en un susurro. Sentimos el golpe en la puerta. Me levanté de la cama.- Yo voy.-dijo.

-¿En boxers?-le pregunté. Se rió y se sentó en la cama.-Voy yo.-comencé a caminar hasta la puerta.

Estábamos sentados en el mini living de la habitación. Cole comía papitas fritas como si fueran las últimas en su vida. Yo por mi lado me dediqué a probar la carne de cerdo.

-Tranquilo.-dije en una carcajada. Me miró.- Límpiate la boca.-agregué mientras le pasaba la servilleta.

-¿Me limpias tu?-dijo estúpidamente.

-Cursi.-murmuré. Rió.

-Te estaba probando.-dijo mientras se limpiaba la boca. Nuevamente el silencio se apoderó de la situación.

-Tengo una pregunta.-dije rompiendo el silencio. Me miró.

-Dime.

-¿Por qué trabajo tuyo estamos acá?

-Un pequeño temita que ya mañana y pasado resuelvo.-dijo y se metió una papita a la boca.

-Ah, bien. Y entonces... ¿solo iremos a la playa?

-No.-dijo.- Podemos hacer miles de cosas. Claro, si te comportas como se debe.

-¿Cómo se debe?-pregunté sin entender.- Cole creo que tienes una imagen mía que no es correcta.

-¿Ah si?-arqueó una ceja.

-Si, Crawford.-dije de mala gana.- Créeme puedo parecer una niña pero en realidad no lo soy, así que empieza a tratarme como tal, porque te las veras conmigo.

-Bueno, tranquila.-rió.- Creo que tendrás que demostrarme que no eres una niña.-dijo. Lo miré mal.- Digo... no se, depende de ti como me lo demuestres.

-Cole, que te quede claro que nunca en mi vida me acostare contigo.

-Eso dices ahora pequeña.-me dijo burlonamente.

-Si, lo digo ahora y por siempre.-dije antes de levantarme del sillón.

La parte mas fea del día se acercaba, íbamos a dormir juntos. El hecho de tener a Cole tan cerca mío me daba ganas de llorar. ¿Qué pasa si me viola? O ¿Si me obliga a estar con el? No, no Anna, creo que estas exagerando las cosas. Pero en serio, dormir con Cole, los dos solos en la habitación, nadie conocido acá en México, este chico es un sexopata, definitivamente esta noche no voy dormir.

Me tiré en la cama y prendí el televisor, como de costumbre, nada para ver. Cambié de canal unas setenta veces antes de encontrar "Pretty Little Liars". A veces Aria me confunde, pero es mi preferida de ellas... gracias Cole por interrumpir mis pensamientos.

-¿Por qué ves cosas tan malas?

-¿Por qué tuviste que nacer?

-Hey, que dura eres.-rió.- Solo pregunto, y creo que nací porque mi mamá y mi papá...

-No me digas mas nada.-dije intentando no reír.- Eres un inmaduro.

-Disculpa, habló la madura.-carcajeó. Se acostó mi lado.- ¿Ya te vas a dormir?

-No, no tengo sueño.-dije sin despegar los ojos del televisor.

-Yo tampoco tengo sueño.-dijo pícaramente. Recibió un codazo.- Solo decía.-rió.

-Bueno, mejor no digas nada.-dije de mala gana. Se sentó a un costado mío y comenzó a observarme.- ¿Qué?-dije mirándolo de reojo.- ¿Qué tengo?

-Pregunto...-dijo esperando una respuesta de mi parte.

-Pregúntame.

-¿Por qué tan seria?-dijo entre cerrando los ojos para ver si adivinaba algo.

-¿Tengo que ser sincera?

-Claro, bueno, si quieres contarme, si no, no importa.

-Okey.-me acomodé para verlo.- ¿No te ríes de mi?

-Lo prometo.-dijo.

-Me da miedo dormir contigo.-sentí como la sangre se dirigía a mis mejillas.

La Bella y la BestiaWhere stories live. Discover now