Like I Love You

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La mayoría del CNP se encontraba en el baile de caridad anual en favor del asilo de ancianos de la ciudad de Los Santos. Era un evento relativamente formal para recaudar fondos donde los invitados de honor eran los adultos mayores. Además de ser por una buena causa, era el escenario perfecto para que los agentes se relajen un poco y dejen atrás el estrés. Cada año, los ancianos esperaban el evento con mucha ilusión por volver a ver a sus agentes favoritos.

Horacio era uno de los más amados su personalidad era un rayo de alegría, en especial para las señoras mayores que hacían fila para tener la oportunidad de bailar con él. A un lado de la pista de baile, el ruso se quedó sentado a la mesa con su trago entre las manos. Greco permanecía a su lado, quién ligeramente mareado, cambió el alcohol por una botella de agua.


—¿Qué espera para bailar con su novio, Volkov? —Preguntó Greco mientras veía como Horacio cambiaba de pareja de baile al terminar la canción.

—Yo no bailo, Greco— respondió sin despegar los ojos de su pareja. Horacio se movía al son de un bolero, pero de pronto se detuvo y se inclinó un poco para escuchar a la señora que bailaba con él.


Las mejillas de Horacio se tornaron rojas y comenzó a reír mientras asentía. El ruso sonrió levemente, se veía guapísimo vestido de traje y con ese peinado. Se sintió afortunado de tener semejante vista tan bonita frente a él. Horacio y Volkov habían estado juntos por dos años, no fue un camino fácil y aún estaban aprendiendo a amarse a sí mismos y también a amar al otro; pero a pesar de todo se mantuvieron juntos y cada día daban todo de sí mismos para hacer que funcionase.

Verlo dando vueltas por la pista, tan vivaz y radiante, Volkov deseaba ser él quien estuviera sosteniendo su mano al ritmo de Sinatra; pero aún no estaba listo para ciertas cosas y bailar frente a 70 personas era una de ellas. La velada estaba por terminar y Horacio finalmente fue libre para sentarse junto a su novio, Viktor lo recibió sonriente y entrelazó sus manos apretándola con fuerza.


—Creí que no le dejarían ir— dijo el ruso mientras miraba a su pareja recuperar el aliento.

—Por poco no— respondió Horacio mirándole a los ojos a la vez que resguardaba con sus dos manos la del ruso.


Se quedaron charlando mientras jugaban con sus manos, de vez en cuando Horacio se acercaba y le susurraba cosas al oído. El ruso tan solo apretaba los labios para evitar sonreír como un tonto. Miraba a su pareja a los ojos, su corazón latía rápido y lo único que deseaba era estar a solas para acercarse tan solo un poco más a él.

La misma canción de Sinatra se reproducía una y otra vez en su mente, las palabras, desesperadas por salir, le quemaban la garganta, pero Viktor tenía miedo de dejarlas escapar. ¿Horacio diría lo mismo? ¿Sentiría lo mismo por él? Viktor tenía miedo de decir algo estúpido y arruinarlo todo, pero no podía dejar de darle vueltas al asunto pensando en si decirlo o no, pensado en cuál sería el momento correcto para abrir su corazón.

Abrir su corazón... Nunca se hubiera imaginado que llegaría ese día en el que dejaría entrar a alguien en su vida, volverse tan importante, y sentirse tan cómodo. Pero el ruso sentía miedo, si llegara a perderlo... Bueno, no estaba seguro de si podría soportarlo otra vez.

Volkov detuvo el auto ante la luz roja del semáforo. Mientras esperaba el cambio, tomó la mano de Horacio y dejó un pequeño beso sobre ella. Definitivamente se sentía con más confianza de acercarse a él ahora que se encontraban a solas.


—¿La mujer con la que bailó le dijo algo que le puso nervioso? — dijo mientras arrancaba nuevamente.

—¿Quieres saberlo? — Volkov asintió —Me dijo que mi novio era muy guapo; supongo que tengo suerte.

Viktor negó con la cabeza —La suerte es toda mía.


Entre sonrisas y palabras bonitas llegaron al apartamento que compartían. Horacio se quitó el saco y se aflojó la corbata sintiendo que finalmente podía respirar. Volkov lo miraba con los brazos cruzados, hipnotizado por cada pequeño detalle que le hacía ser quien era.

Se acercó hasta él y lo abrazó por detrás colocando sus brazos alrededor de su cadera mientras recostaba su barbilla en el hombro del menor. Viktor tatareaba la misma canción de antes mientras ambos se balanceaban lentamente de un lado al otro.


—¿Recuerdas el me gustas, te gusto? —Preguntó Horacio colocando sus manos sobre las del ruso, Volkov sonrió contra la piel de su cuello.

—Lo recuerdo como si hubiera sido ayer.

Horacio soltó una pequeña risa mientras recordaba la expresión de Volkov ese día —No debí decírtelo así.

—No debí rechazarle, Horacio. Perdimos mucho tiempo por mi culpa.


Horacio se giró entre los brazos del Volkov, llevó sus manos hasta la nuca de su pareja y lo miró a los ojos. Veía arrepentimiento en Viktor, pero los ojos del menor transmitían ternura pura.


—Eso no es nada comparado con el tiempo que tenemos ahora

Viktor se inclinó y acarició la nariz de Horacio con la suya sin romper el contacto visual —Horacio...

—Dime—contestó el moreno en un susurro.

—Te amo, ¿me amas?

—Te amo— contestó el menor mientras sus labios rozaban los del Volkov.


El corazón de Viktor latió como una bestia dentro de su pecho y el sentimiento de felicidad inundó todo su cuerpo desde la cabeza hasta los pies. Tuvo miedo de decirle que lo amaba porque no estaba seguro de si sería correspondido o no, pero ahora que sabía que Horacio sentía lo mismo se sintió agradecido por correr el riesgo tal y como su pareja lo hizo cuando se le declaró un par de años atrás.

El ruso acabó con la diminuta distancia formada entre sus labios y lo besó con ternura, en ese momento juró que escuchaba a Sinatra cantar aquella canción en la que pensó toda la noche, pero era como si el artista cantara solo para ellos celebrando su amor.

Something Stupid (Volkacio AU)Where stories live. Discover now