-Bueno Crawford, tranquilízate porque la verdad no estoy como para tus estupideces.-dije de mala gana mientras me levantaba de la mesa.- Voy por mi bolso.-corrí escaleras arriba y minutos después bajé de la misma manera.

El chofer de Cole cargó las maletas en el auto y ambos subimos. Estaba segura de que este viaje no iba a ser el mejor de todos, ni siquiera iba a ser bueno.

Llegamos al aeropuerto y Cole me obligó a andar de su mano hasta subir al avión.
Yo sabía que Cole Crawford era un hombre importante pero no tanto como para tener su jet privado. Entonces toda la estupidez de esta mañana por hacerme levantar temprano era una completa mentira. Pero todo se paga por su precio.

Abordamos el avión y minutos después este despegó.

-Cole.-dije llamando su atención. Volteó a verme.- Te detesto.

-¿Qué?-arqueó una ceja.- ¿Qué hice ahora?

-Te detesto desde siempre.-dije secamente. Rodó los ojos.

-Estoy tan cansado de tu inmadurez.

-Pfff mira quien lo dice.-dijo riendo sarcástica.

-¿Por qué tienes la necesidad de hacerme irritar?-dijo intentando no levantar el tono de su voz.

-Porque tú haces lo mismo.-dije sin siquiera mirarlo. Tomó mi mano y la entrelazó con la suya, la colocó sobre él apoya brazo.- ¿Qué haces?- intenté salir de su agarre.

-Le tomo la mano a mi novia.-dijo de mala gana.

-Mira Cole.-me solté de su mano.- No estoy de humor como para tus estúpidos juegos.

-¿Juegos?-dijo "sin comprender"- No, amor yo no estoy jugando.-agregó. Sonreí con sarcasmo.

-Ah con que eso quieres, ¿verdad?-arqueé una ceja.- Pues, asi jugaremos.

-No estoy jugando, yo hablo muy en serio.-dijo.- ¿Por qué no puedo ser cariñoso con mi niña?

-¿Tu niña? Primero que todo, soy una mujer.-lo señalé con mi dedo.- Y segundo no soy tuya.-dije casi en un grito.

-Aunque lo niegues eres mi niña.

-A los ojos de todos, pero verdaderamente no lo soy.

-Tu solo finge porque las consecuencias son peores que las causas.

¿A qué se refería con eso? Bien, ya me había dejado algo en que pensar mientras viajábamos a México.

El resto del viaje fue tranquilo, porque me quedé dormida. Desperté cuando Cole me pegó un grito. No saben que lindo es despertar al lado de la persona que más amas y con un hermoso grito. Se nota mi sarcasmo, ¿Verdad?

-Baja del avión.-me dijo desde la escalera.

-¿Qué pasa si no quiero?-lo desafié.

-Te bajare yo.-sonrió malévolamente.- Vamos, baja.

-Es que me gusta estar acá.-dije como niña pequeña.- ¿A ti no te gusta?

-No, y tampoco me gusta lo que estas haciendo, así que muévete debajo de este avión o te juro que subo a buscarte.-terminó de bajar y volteó a verme. Le sonreí.- ¿Crees que no soy capaz de subir a buscarte?

-No eres capaz.-dije con un tono más desafiante de lo normal. Dejó la maleta en el suelo.

-Ahora veraz Anna Lindermann, vas a entender de una vez que conmigo no se juega.-y corrió hasta donde yo estaba.

-Me tocas y eres hombre muerto.-le dije apoyando mis manos sobre su pecho.- Así que no te atrevas porque sabes lo que pasa.

-¿Qué pasa?-dijo acercándose a mis labios.

-Crawford, la ultima vez que te pusiste cerdo conmigo terminaste agarrándote tus partecitas, no te atrevas.

-Okey, okey.-dijo alejándose de mi. Sonreí, había ganado.- Pero baja ahora mismo.

-Pídelo bien.-dije apoyándome sobre la baranda de la escalera.

-Anna, amor. ¿Puedes bajar?-dijo y luego suspiró. Reí.

-Si, cariño ya bajo.-dije entre risas y luego baje hasta donde el estaba. Me tomó la mano.- No, no, no.-se la saqué.- No sin mi permiso.-agregué. Tragó saliva antes de hablar.

-¿Puedo tomar tu mano?-dijo moviendo el pie con impaciencia.

-Así me gustas mas Crawford.-dije divertida mientras tomaba su mano.

Ni me pregunten, solo rían por que el me obedece. Este viaje había comenzado divertido, para mi, no para el, así que pronto debía comerme sus regaños y gritos por hacerlo esperar.

Entramos al aeropuerto y le pedí ir al baño. Lo hice esperar más de lo normal solo porque me gustaba molestarlo. Cuando salí le pedí ir por una revista, se negó, pero luego aceptó y me la compró. Luego le pedí que me regalara un bolso pero esta vez no aceptó. Fuimos al quiosco y de igual manera insistí que quería un chupetín, me lo regaló y yo le compré un chocolate. Pobre, después de todo se estaba comportando bien, y me estaba haciendo reír mucho, así que por lo menos debía regalarle un chocolate.

-Ya sin más vueltas.-me jaló de la mano.- Vamos al hotel.

-Pero trátame bien Cole.-dije lo más sutil posible.- Yo no te estoy haciendo mal a ti.

-Bueno, perdona.-dijo con pesadez.- ¿Podemos ir al hotel?-arqueé un ceja.- Anna, cariño, ¿Vamos al hotel?

-Si, amor vamos.-dije divertida.

Créanme, ustedes en mi lugar, no aguantarían las risas.

Llegamos al hotel, y era enorme. Bastante lujoso para lo que yo acostumbro, pero debo comenzar a acostumbrarme a esto porque asi va a ser de por vida junto a Crawford. Viajes, hoteles de cinco estrellas, viajes, hoteles de cinco estrellas, y asi de por vida, muuuuy exagerado para mi.

-Una suite.-dijo a la recepcionista. Lo miré aterrada y apreté su mano. Volteó a verme y me sonrió.

-Tome señor.-le entregó la tarjeta.- Gracias por alojarse en nuestro hotel y que disfruten de su estadía.

Ahora la diversión estaba del lado de Crawford. Esta era su venganza, yo iba a tener que compartir habitación con el.

La Bella y la BestiaWhere stories live. Discover now