[One Shots | Escenarios] Tokyo Revengers +18 ©

Ran Haitani +18

— ¡Ran! ¡Joder! — el chico esbozó una sonrisa mientras pegaba la espalda de ella a su pecho. La sujetó por los pechos mientras embestía en su interior con rudeza, subió una mano hacia el cuello de la fémina para apretarlo un poco.

— ¿Esto te gusta perra?

Te cubres los oídos mientras intentas concentrarte en repasar. Es tu examen en la universidad y necesitas mantener tu calificación para poder graduarte.

— ¡Es la una de la mañana! —Dices apretando los dientes.

Luego escuchaste golpes en tu pared y eso fue el colmo.

— ¡Suficiente! ¡No me deja estudiar! ¡Si tanto le gusta ahorcar chicas lo voy a ahorcar yo con mis manos! — escupes molesta, cerrando la computadora abruptamente.

Enfadada, sales de tu unidad, ni siquiera te molestaste en ponerte pantuflas. Simplemente caminas directamente a la puerta del apartamento de a lado y golpeas tan fuerte como puedes.

Al trigésimo golpe, la puerta se abre. Un tipo con el pelo largo, con un tatuaje en la mitad de su cuerpo y en toalla está parado en la puerta ahí mismo.

— ¿Podrías poner algo en su boca? Tu ... — Lo miras de la cabeza a los pies y haces una mueca de asco — Tu pequeño truco sexual es demasiado ruidoso, ¡Estoy estudiando!.

— Oh.

—¿Oh? — Dices con incredulidad — ¿Oh? ¡¿Eso es todo lo que vas a decir?! ¡Escúcheme bien, señor entoallado, mañana tengo un examen muy importante y si no tapas la boca de tu novia voy a jalarte de los cabellos como en la película de Matilda!

Lo amenazas, esta es la primera vez que le diriges la palabra, todas las noches anteriores lo tolerabas pero esta no. Si ibas a reprobar te asegurarías de tirarlo por la ventana.

El no se inmuta ante tu palabrerío si no que se inclina hacia adelante para poder susurrarte al oído.

— ¿Pero qué puedo hacer? Amo que las mujeres demuestren el amor que les doy — Dice y eso te hizo sentir un poco de ardor en las mejillas.

— ¡Pervertido! ¡El casero lo sabrá!

— Está bien, ¿eso es todo? Porque estoy en medio de ... —Dijo señalando su dormitorio.

Pone una mano en la puerta, cosa que hace que se le marquen un poco los músculos, tu vista va a parar a su abdomen en un vistazo rápido, pero luego quitas la mirada de allí recordando que estabas enojada.

— ¿Quieres unirte? Te podemos hacer espacio — ofrece.

Lo miras perpleja, aquello ¿era una broma? Tenía que serlo, pero al ver su cara no ves ninguna pizca de burla.

— No acostumbro acostarme con chicos entoallados que no me dejan estudiar.

— oh ¿es eso? — Hace un ademán de quitarse la toalla pero niegas con la cabeza poniendo una mano entre ustedes.