Siempre has sido Tú.

- Capítulo 1 -

El Sol penetraba a raudales a través de las grandes vidrieras. Mis ojos lentamente se empezaron a abrir, ya que la luz simplemente no me dejaba descansar, pero de lo que sí podía estar segura, era de que no estaba en mi casa. Me levanté de la cama, y pude verificar que no estaba sola. ¿Que rayos hacia yo en casa de un extraño? No lo sé, pero me alegre de que todavía usara la ropa de ayer. No me quedo de otra que agarrar mi bolso y abrir la puerta. Esta no paraba de crujir, y cuando ya casi salía, el chico de ojos azules me vio.

- Hola, Linda - dijo con una sonrisa pícara - ¿Te vas tan pronto? -

- Estar aquí es un error. Así que me voy, pero antes ¿Pasó algo? - pregunté preocupada

- No, solo te traje porque me lo pediste. Nada más - bah, porque yo se lo pedí. La gente no podía ser más mentirosa. Sin pensarlo otra vez, me dirigí hacia las escaleras, y ahí note como el chico me seguía.

- Deja de seguirme, te lo agradezco - pero aún así no lo hizo. Recordé que la noche pasada, no tenía mi auto. Así que no quedo de otra que irme con el chico. Le di mi dirección y prendió su auto.

- No vayas muy rápido, por favor - le dije, tratando parecer lo mas seria posible. Pero arrancó tan rápido, que pude sentir la adrenalina en mis venas. Pronto llegamos a mi casa.

- ¿Quieres cenar mañana? - preguntó otra vez con su sonrisa, la cual ya me estaba volviendo loca.

- Obviamente no, te he dicho que fue un error, así que no me busques más. ¿Quedo claro? -

- Nos vemos mañana preciosa - y así se fue.

El día paso lentamente, y no podía dejar de pensar en sus hermosos ojos azules, y su sonrisa. Pero sentía demasiada ansiedad, después de todo, en poco tiempo conocería a mi futuro prometido. Según mi padre, esto estaba planeado desde que nací, y que no había vuelta atrás, me agradara o no. Yo soy Denise Steel, y tengo veintiún años, y me gradué de arquitecto. Muy seguido visito a amigos de mi padre, para quienes hago diseños.

Al día siguiente, llegó la hora de la cena. ¿Vendría por mí aquel chico? En verdad no lo sabía, pero minutos después tocaron la puerta. Desde las escaleras, observé como Marianne, la ama de llaves, abría la puerta para que un chico, con unos vaqueros y una sexy camisa negra entrara. Detrás de su espalda, escondía algo y por curiosa, rodé por las escaleras como una tonta. Rápidamente, las subí y me recosté en mi cama, esperando que Marianne llamara a mi puerta, y así fue.

- Señorita Steel, abajo la esperan - ni un segundo dudé en bajar por las escaleras, así que lo hice. Y ahí estaba él. Sentado en el sillón cómodamente.

- ¿Ahora que? - dije con tono molesto - ¿Ahora eres mudo? Respóndeme -

- Recuerdas, que hoy teníamos una cena? -

- No pienso ir, que quede claro. Ahora vete - dejo unas rosas sobre la mesita, y se retiró, pero antes, me dedicó una de sus sonrisas. A los segundos me arrepentí, siempre me hacia la dura y luego, ellos se iban. Soy demasiado estúpida, pensé.

Soñé con el, sus ojos, su sonrisa.. Todo. Incluso que estábamos juntos mirando las estrellas, y cosas como esa. Me levanté a desayunar, donde me esperaban mis padres. La mesa estaba perfectamente servida y la comida se veía deliciosa.

- Denise, te he conseguido un trabajo - me informó mi padre - un amigo mío necesita que vayas a su casa, a diseñar un ático. Esta es la dirección y te esta esperando ahora mismo -

Me vestí con un vestido negro corto, y unos hermosos tacones beige. Me acomodé mi pelo cobrizo y maquillé un poco mis ojos. Estaba lista, y así me dirigí a la mansión. Era hermosa, lujosa y sus paredes blancas resaltaban. El mayordomo me invito a pasar a la sala, donde espere a mi cliente. Todo era hermoso, los muebles color piel, las paredes..

En pocas horas me puse de acuerdo con el señor Driscoll. Cuando observé bien el lugar, me fije en el jardín donde había un chico guapísimo cuidando de un cachorro, y cuando se volteó.. O no. Era él, ese chico y venía para donde yo estaba.