Primera parte

153 17 0
                                    


Nos conocimos en invierno, lo recuerdo como si hubiese sido hace 3 años atrás; es decir, no muy detallado, no puedes culparme, no fue un día agradable para mí, Jess me había rechazado y algún imbécil había mojado mi blazer marrón cuando pasaba en su carro a toda velocidad sobre un charco de agua de la lluvia de la noche anterior.

Probablemente fue mi culpa por haberme quedado parado como una estatua justo en el borde de la acera, pero honestamente estaba más ocupado pensando en lo patético que debía verme mientras lloraba junto a los (ya no tan hermosos) lirios amarillos aplastados en el suelo.

Para cuando pude enfocar correctamente mi vista, te vi caminando de prisa hacia mí con tu ridículo suéter rojo con estampado de mapache con gorro navideño, y no lo niego, quise huir, pero mis piernas no respondieron, quizá debí luchar contra ellas y empezar a correr, pues cuando estuviste lo suficientemente cerca como para observarme con tus orbes almendrados llenos de curiosidad y soltar "¿No cree que las nubes lucen como el pelaje de un poodle?" mientras me sonreías. Supe que no iba a ser sencillo librarme de ti.

Luego de ese día te volviste prácticamente una sanguijuela imposible de arrancar, no es que me molestara, pero era algo extraño para mí lo rápido que te habías acostumbrado a mi silenciosa compañía, y, sí, lo rápido que me había acostumbrado a tu ruidosa compañía, éramos demasiado opuestos, Sun.
Muchos dirían que verte era como mirar directamente hacia el sol, pero yo no pienso igual, mirar directamente hacia el sol es molesto, te deslumbra tanto que quieres quitar tu vista lo más rápido posible, o al menos eso me pasa a mí. Siempre he creído que eres tan brillante e hipnotizante como la luna, hermosa y deslumbrante, pero que al mirarla no te ciega, y yo podía quedarme simplemente ahí, mirándote y escuchándote hablar y hablar de cosas que en su mayoría yo no entendía en absoluto.

Eras inusual, Kim Sunoo, eras tan enérgico y alegre que podías contagiar incluso al ser más aburrido y desesperante como yo, en muchas ocasiones me pregunté cómo lo hacías, cómo es que lucías tan hermoso haciendo las cosas más insignificantes como acariciar un gato o mirar tu celular.
Y yo sentía demasiada felicidad, no iba a negar algo como eso de forma tan descarada, mirarte me hacía feliz. Tus diferentes expresiones, tu disgusto, tu incomodidad o tu curiosidad, quería verlas todas. Pero, sin duda, te veías especialmente hermoso cuando te avergonzabas.

- ¿Qué café va a pedir hoy, Sunghoon-hyung? - en esa ocasión nos encontrábamos en un pequeño café cerca de mi universidad, te había pedido encontrarnos ahí ya que hoy se supone veríamos una película, pero yo tenía que estudiar y lo más probable es que no tuviera mucho tiempo.

-Un ameri- antes de que pudiera seguir, Sunoo me cortó con un movimiento de mano.

-No puede ser, hyung. Hay más de 25 tipos de cafés y malteadas diferentes y usted se empeña en seguir tomando el mismo café todos los días. Vamos, intente con algo nuevo- noté cierta emoción en la última frase, lo cual me hizo pensar más a fondo en lo que me estaba diciendo.
Era cierto, desde que entré a la universidad, siempre que venía a este café pedía el mismo americano helado, aunque fuese invierno, era como una especie de ritual para mí y estaba demasiado acostumbrado a él, tanto que no me había dado cuenta de todos los años que llevaba haciendo lo mismo.

Observé con detenimiento el lindo menú y mis ojos se detuvieron en una bebida llamada "malteada de frutos rojos" -Pediré esta-, soné bastante seguro, aunque por dentro me moría de los nervios, y era que romper algo rutinario para mí es demasiado complicado, me genera mucho estrés y algo de ansiedad, por alguna razón.

- ¡Buena elección! Iré a pedir nuestras bebidas entonces- me diste una de tus sonrisas inmensas y te levantaste rumbo a la caja. Recuerdo mucho la curiosa forma en la que caminabas, lucías como un lindo pingüino. Llevabas puesto un suéter de lana blanco y unos jeans azules algo desgastados. Siempre me gustó cómo lucías con ese suéter, sin duda era mi favorito, después del rosa, claro está.

-Y bien, ¿qué era lo que quería decirme? - cierto, la razón por la que estábamos ahí.

-Bueno, en vista de que no podríamos juntarnos para ver la película, decidí citarte aquí.

- ¿Me citó al café para cancelarme? Pudo simplemente haberme escrito un mensaje de texto, hyung- tropezaste un poco las palabras debido a que te estabas riendo entre dientes, yo mantuve, como siempre, mi aspecto serio y tranquilo.

-Te cité al café porque quería verte, Sunoo.

Noté que tus ojos se abrieron como si hubiesen escuchado algo irreal y me puse algo nervioso. No era mentira, realmente quería verte, ya que no tenía mucho tiempo y no podríamos ver la película, al menos podíamos pasar un rato en el café. Pude ver como tus mejillas y tus orejas empezaron a tornarse de un tono carmesí y en ese entonces no comprendí el por qué.



El recuerdo de ti - SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora