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Una chica con cierto encanto caminaba a un altar blanco, era observada por todos mientras andaba con su padre, se sentia aprisionada, como si no pudiera salir de esta situación tan facil como lo habia hecho en otras ocasiones. 

—"No pienses, que puedes escapar"—. Le susurró el padre a la joven, a pesar de siempre estar en su contra queria asegurarse de que no haria ningun movimiento busco como para dejarlos en ridículo ante la sociedad. 

La pequeña mujer en la que se habia convertido aun no comprendia el por qué esta desición, por qué estaba ahí parada obedeciendo la voluntad de otros sin antes ponerse a si misma adelante, quería gritar, irse a otro lugar donde sus malditas desgracias desaparecieran de un dia para otro.

Se dedicó a observar a su alrededor, adornos finos e innecesarios la adornaban que hacian juego con las finas prendas que cargaba encima, ¿Cómo habia llegado a ese lugar en primera instancia? Era algo que ella, aun no podia procesar con claridad.

Sin darse cuenta ya habia llegado al altar, lista para sellar su destino y darse finalmente por perdida; sola, asi seria su vida en el momento en el que se casara con ese tipo.

—Está muy hermosa el dia de hoy, mi señorita—. El tono de esa voz la estremeció, sentía asco, asco de si misma—,"Aunque un poco pasada de peso"—, le susurró al momento de tenerla por fin entre sus brazos, y asi, triunfante como un león despues de obtener la presa que queria, comenzó a escuchar los votos del padre quien iba a casarlos.

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⏰ Last updated: Feb 17 ⏰

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Tu vida y la mía... ¿Por qué están entrelazadas?Where stories live. Discover now