13. Mi lugar favorito

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—Solo será un pequeño incidente.

—No vayas hacer una estupidez Susan —dice Mat preocupado.

Camino hacia la mesa donde se encuentra el señor Anderson con la bebida en mi mano.

—Aquí tiene señor Anderson, su bebid… ¡Oh señor Anderson lo lamento tanto!, mire nada más como le manche su zapato.

El señor Anderson limpia su zapato con un trapo que saca de su maletín —No te preocupes jovencita, debes tener más cuidado…

—Señor Anderson yo puedo limpiarle su zapato, déjeme lo llevo adentro y se lo traigo como nuevo.

—No, te preocupes déjalo así…

—Como se le ocurre semejante barbaridad, ¡oh señor Anderson me siento mortalmente avergonzada con usted, si no me deja limpiar su zapato créame que estaré eternamente en deuda con usted, por favor señor Anderson!.

Juntos mis manos en súplica.

El señor Anderson lo piensa por unos segundos y luego da un suspiro.

—De acuerdo jovencita, pero no seas tan exagerada.

El señor Anderson comienza a quitarse su zapato, mis ojos están expectantes ante lo que voy a ver. Volteo unos segundos mi vista hacia Mat y al igual que yo esta sus ojos fijos ante el zapato del Señor Anderson.

El momento llegó, se quita su zapato pero rápidamente atraviesa su maletín en su pie.

¡QUEEEEE! ¡ES EN SERIO SEÑOR ANDERSON!

Tanto esperar para no dejar ver nada.

—Hágalo rápido jovencita, necesito salir. Ah y dile a tu compañero que me traiga la bebida —el señor Anderson sonríe.

Camino con el zapato del Señor Anderson en la mano y mi cabeza agachada.

—¡Cómo lo hizo! —dice Mat al verme. Fue muy rápido, y su maletín impidió que pudiéramos ver su pie.

—Tampoco lo entiendo, ¡ay no puede ser!.

***

Pasaron las horas y nuestro turno había terminado, salimos de la cafetería al fin.

—¿Tienes planes ahora? —dice Mat jugando con las llaves de su auto.

—Ninguno.

Mat se queda pensando.

—Ven, quiero llevarte a un lugar.

Abro mis ojos en sorpresa —¿A dónde?.

—No preguntes y súbete al auto.

Voy en el auto de Mat camino a no sé dónde, lo único que sé es que nos desviamos por un camino que nunca había entrado.

Es cómo “camino hacia el terror” y nos metimos por el camino peligroso.

Mat pone su música favorita y comienza a cantar mientras maneja. Yo me dedico a reír cada vez que le sale un gallo y volteo a ver lo hermoso que se ve cantando, su cara perfilada, sus cejas, su cabello, sus hoyuelos al sonreír.

¡Es jodidamente perfecto!.

Hormonas contrólense.

—Bien, ya llegamos —dice Mat
Nos bajamos del auto y Mat venda mis ojos con una pañoleta que saca del bolsillo de su pantalón.

—Mat, no me gusta la oscuridad, ¿ya puedo quitarme la venda?

—Ya casi no seas impaciente… listo —Mat me quita la pañoleta.

El Sueño De Susan✔️Where stories live. Discover now