UNO

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Pero la fuerza sola, aunque nacida de las Musas,

Es como un ángel caído: árboles arrancados,

Oscuridad y gusanos, y sudarios, y sepulcro

Lo deleitan; porque se alimenta de los abrojos

Y espinas de la vida; olvidando el gran propósito

De la poesía, que debería ser una amiga

Que alivie las preocupaciones y eleve los pensamientos del hombre.

KEATS







SEÚL, COREA DEL SUR, 2017


Misuk tiró de la ventana para mirar afuera, hacia la calle. El aire frío de la tarde la estremeció; estaba cargado con el hedor del desencanto.

El "Paradise" se encontraba ubicado cerca de la Seoul National University Station. Y aunque en sí el lugar no era del todo malo a la vista, para ella era el peor lugar que podía haber imaginado, una villa de miseria de sueños dorados hechos de esperanzas podridas e ilusiones abandonadas; un lugarcito habitado por marginados y aristócratas, desplazados y desposeídos, privilegiados y perdidos; todos dedicándose a sobrevivir.

Un lugar aparentemente tranquilo, pero que detrás de las fachadas inocentes de cafés y karaokes, se alineaban miserables lugares gobernados por la depravación descarada, la codicia, la soledad y las grandes ilusiones.

A donde sea que mirara, podía ver a través de la gente caminando por la acera, la mayoría; jóvenes estudiantes, todos llenos de estrés y desesperación, lejos de casa y de sus familias, buscando escapar del purgatorio fraguado por sus propias esperanzas desmoronadas.

Esos mismos tontos la llamaban prostituta y buscaban consuelo donde era más seguro encontrarlo que en ninguna otra parte; en ella. Pagaban buenas sumas por sus favores, que eran entregadas a "La Duquesa", dueña del burdel detrás de la fachada de "Karaoke Bar" donde vivía. Cualquier visitante que pagara podía tener a Misuk durante media hora. El escaso porcentaje que ella recibía era guardado bajo llave y custodiado por un hombre que odiaba a las mujeres, al que llamaban Wong.

¿Cuándo acabaría esto? ¿Cómo había llegado aquí, a este horrible lugar de sueños destrozados?

Cuando su madre murió, vencida por la tristeza del rechazo y abandono de su padre, no imaginaba siquiera que su vida terminaría reducida a esto.
Ella le prometió que todo estaría bien, pero desde entonces, su vida se había hecho añicos. Mamá había mentido.


—No más por ahora —dijo La Duquesa, acompañando a algunos hombres hasta la puerta. —Sé que han estado esperando, pero Misuk está cansada y ustedes seguramente querrán lo mejor de ella.

Los hombres se quejaban, suplicaban y negociaban, pero La Duquesa sabía cuando Misuk había llegado al límite de su resistencia.

—Necesita descansar. Vuelvan esta noche. Los tragos son invitación de la casa.

Aliviada de que se hubieran marchado, Misuk cerró la cortina y se dejó caer en la cama desarreglada. Miró desolada el techo con pintura desgajándose. La Duquesa había anunciado esa mañana durante el desayuno que el nuevo edificio estaba casi terminado y que las chicas se mudarían al día siguiente. Misuk estaba ansiosa, podría tener al menos un mejor lugar donde dormir, donde el calor no la sofocara y el frío no le calara los huesos.

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⏰ Última actualización: Nov 18, 2021 ⏰

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